Quisiera entenderte, amigo mío, poder hacer un comentario relativamente coherente sobre las cosas que me has contado, pero me resulta bastante difícil. Y es que no te entiendo y parece que no soy el único: por más que hago el esfuerzo, no puedo dejar de quedar perplejo con tus historias. Admito que tienes un talento innato para crear y tus obras son realmente maestras, pese a que haya uno que otro sentido que muchas veces me cueste procesar. Signos, códigos lingüísticos o demases, música y silencio... simplemente, movimiento. De vez en cuando te aplaudo y de vez en cuando te odio, mi buen amigo, pero así son las cosas si es que quieres que te sea lo suficientemente sincero.
Stanley, mi buen amigo, a veces te entiendo y a veces me defraudas. No sé por qué, aunque sé que tus ideas son grandes. Hoy, precisamente, no te entendí. Pero lograste que me quedara pegado en alguna galaxia extraño, en una odisea en el espacio. Hoy no te entendí, pero tal vez mañana, sí. Stanley, Stanley, abre tu luz desde el cielo que ilumine mi entendimiento.
1 comentario:
Stanley, estás ahí cambio... (shrrrshhhhr)
Stanley, contesta ! ...
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