viernes, 30 de noviembre de 2007

Un Cambio

Hoy me reencontré con mi mejor amiga: Cony. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y eran muchas las cosas que ambos teníamos que conversar. Me alegró mucho ver que estaba bien, que estaba a punto de terminar todo y que pronto tendríamos mucho más tiempo para poder juntarnos a conversar. Ella es como mi hermana, nos conocemos hace 2 años y ambos sabemos muchas cosas el uno del otro; es una de las relaciones más geniales que he podido tener en mi vida: un apoyo fundamental, un consejo que sé que siempre estará… definitivamente, nuestra amistad va mucho más allá de la diversión casual.

He de confesar que el día de hoy nos convocaba un tema más o menos profundo y ambos los sabíamos, pues lo habíamos mencionado al hablar por teléfono el día anterior. No tiene ninguna relación con un tema amoroso entre nosotros, por si alguien se lo preguntara. Sabía que podía contar con su consejo y ver la perspectiva femenina –que es mucho más sentimental y delicada en casi todos los aspectos- de un tema que me ha venido llamando la atención por mucho tiempo y que incluso ha llegado a ser uno de los temas centrales del cuaderno que me encuentro escribiendo en estos momentos. No he de mencionar el tema, pero si puedo explicar cómo me sentí: definitivamente hay muchas cosas que uno siquiera tiene la más mínima idea de que existen y que es bueno tener un poco de conocimiento –aunque sea mínimo- antes de dar cualquier paso; esto se aplica a todo orden de cosas.

Pero algo, por sobre todo el tema que hablamos, me dejó como preocupado y a la vez contento. En realidad, es una mezcla de ambos y una mezcla de ninguno: no sabía si ponerme a llorar o ponerme a reír… simplemente me quedé sentado luego de escuchar algo que durante mucho tiempo pensé que podía ser, pero que no me había dado el tiempo de pensarlo. Me dijo que ya comenzaba a convertirme en un hombre, que de a poco dejaba de ser el niño de antaño. Que te digan eso puede ser bastante bueno, algo que te suba el ego y te haga pensar que lo estás haciendo bien, que has pasado etapas y sigues en el crecimiento normal. Pero, por otro lado, volvió a mi mente el tema de la sensibilidad y el poder que sólo como niño uno suele tener: el tener el corazón ante todo. Me dio miedo enfrentarme a esta nueva realidad, pero es un hecho y en algún momento uno tiene que pasar las etapas y crecer, sin perder lo esencial.

¿Acaso podrá seguir manteniéndose lo esencial que en algún momento me hizo sentir distinto? Temo por eso, temor perder lo que aún me hace creer en el mundo y en las personas, temo dejar de ser yo mismo… pero, ¿por qué? Si acaso el momento por el que estoy pasando es normal y en algún momento a todo ser humano le toca planteárselo. ¿Cuándo será el día en que deje de pensar demasiadas veces las cosas y simplemente dejarlas ser? Acaso será que tengo miedo a perder las ganas de hacer las cosas bien y de no dañar a nadie en el intento… tal vez sacar de mi cabeza los conceptos de “bien” y de “mal” que tan manipulados están por esta sociedad. Sólo pienso que no quiero dejar de ser yo y ahí puede estar el error: querer y controlar cada paso… tal vez sea mejor un “Laissez faire” y ver que si he sido así todo este tiempo, difícilmente pueda cambiar: eso es lo que quiero, conservar eso que me hace sentir satisfecho de mí mismo y me motiva a seguir caminando.


Metamorphosis - Enigma
Saludos!


kinkan ®

lunes, 26 de noviembre de 2007

Y así pasó el 1er año...

Y tan rápido cómo comenzó todo, ahora llega todo a su final. Lo que pensé que sería un cautiverio interminable en que lucharía día a día por poder salir a respirar a la superficie, se convierte en el momento de ahora en que sigo respirando al igual que siempre.

Ya todo está listo y me puedo sentar tranquilo a mirar un mes de diciembre en que me veré encerrado en el ocio, pero lo peor de todo, es verme encerrado en mi casa y condenado a hacer nada más que estar en mi pieza: no hay ninguna otra entretención más que escuchar música, leer algún libro o escribir. Si bien es cierto que quería tiempo para poder hacer todas estas cosas, todos estos placeres que uno cultiva con el tiempo; pero ahora me dan ganas de poder estar trabajando y ganando dinero para poder tener vacaciones; salir y divertirme, pero no tuve la suerte y no me queda más que disfrutar lo que tengo.

¿Qué hacer en diciembre? Es la pregunta que le hago a todo el mundo. Es cierto, estoy contento porque pasé todos los ramos y no tuve que dar ningún examen: me ahorré la terrible ansiedad de no saber qué es lo que va a pasar contigo frente a una prueba en que te encuentres con todo un semestre, con cosas que a veces no has entendido. Aunque parezca paradójico, creo que me dedicaré a leer –sí, a seguir leyendo, como ya me he acostumbrado a hacer durante el año- y quizá a dormir.

No sé si me convertí en un adicto a estar fuera de mi casa o algo así, pero siento pánico de tener tanto tiempo de ocio y de tener que quedarme entre 4 paredes. Algunos anhelan llegar a su casa en los días de trabajo y yo me incluyo en ese grupo, pero sólo esos días. Creo que me acostumbré a estar en clases y quebrarme la cabeza para entender las cosas más complejas; creo que me acostumbré a tener las ganas de llegar a la casa cuando aún voy en camino. Ahora estoy en casa libre de tareas, libre de pruebas y libre de miles de páginas por leer para la próxima semana. ¿Qué hago, entonces?

El balance positivo: conocí a muchas personas distintas y me he contagiado, de a poco, de toda la esencia que la literatura y el área de las letras te da. Más de alguna vez me sentí orgulloso de oír cuando alguien decía: “si tienes pinta de estar estudiando castellano”. Por otro lado, incorporé nuevos conocimientos que me han servido para poder aplicarlos a mi manera de expresar los pensamientos: principalmente, en el aspecto de la puntuación (para algunos parece insignificante, pero influye mucho más de lo que uno cree). Hice nuevas amistades, disfruté más de alguna noche de carrete en la bohemia porteña, mantuve el contacto con mis amistades de siempre y, a pesar de todas las dudas, siento que hice una buena opción. Soñé con las paredes del Gimpert y más de alguna vez bostecé en el Rubén Castro, sin dejar de lado la tranquilidad de perder la mirada en la Laguna Sausalito.

Ahora, simplemente… a hacer nada y dejar que las cosas se den solas, algo saldrá en el camino que evite mi aburrimiento.
Ray of Light - Madonna
Saludos!
kinkan ®

domingo, 25 de noviembre de 2007

Dame mi tiempo

Dame mi tiempo
Y yo te daré el tuyo;
No cruces la línea imaginaria
Que la vida pone en el camino,
No intentes adelantarte a los hechos
Ni te quedes en silencio.
Trataré de no decirte qué hacer,
Trataré de aceptarte tal cual eres
Y no te haré cambiar;
Sé que eres de ese modo
Y así te aprenderé a querer.


Dame mi tiempo
Y yo te daré el tuyo.


Acéptame cómo soy
Y aprendamos juntos lo que haya que aprender,
No adelantes los momentos que solos van a llegar;
Déjame conocerte de a poco
Para luego perderme en tu piel,
Déjame oír tu silencio
Para poder querer tu voz.
Trataré de ser dulce,
Trataré de no ser tan frío;
Trata de aceptarme:
Ya llegaré el segundo en que la conexión entre las almas
No nos deje decirnos adiós.

"Dame mi tiempo”
Cristian Briceño González
“Un Regalo Especial”
24 – 11 – 2007.
23.38


kinkan ®
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jueves, 22 de noviembre de 2007

1 año de un sueño...

Es increíble mirar hacia atrás y ver todas las cosas que se tejen en mi memoria, cosas que jamás se me van a olvidar. Pensé que tal vez habían algunos sueños que no se cumplirían, pero me equivoqué y me alegro de que así haya sido; algunas cosas se ven demasiado difíciles, pero se pueden lograr. Hace 1 año, exactamente, fui al Concierto de Shakira en Chile, en el Estadio Nacional en Santiago; una momento que esperé por tanto tiempo, desde que pude tener la entrada en mi mano y sonreír por ello y cada una de las reuniones con el club de fans en que se realizaban los últimos preparativos para el día del concierto: la entrega de la polera, el jockey, etc.

Ya ni recuerdo cuándo fue el bendito día en que llegó la entrada a mis manos, sólo recuerdo que fue gracias a mis amigos los gemelos que me compraron la entrada más barata, por sacarla con tarjeta. Algunas reuniones que pasaron y conociendo distinta gente, creo que recuerdo el día en que tuve el presentimiento de que debía ir a su reunión sí o sí: domingo 19 de noviembre. Llego a Santiago, bastante perdido porque tuve que llegar, si no me equivoco, a la Reina. Probando la nueva línea del metro –asustado porque era demasiado bulliciosa y parecía como si alguien se hubiese caído a las líneas y estuviese gritando- desciendo mirando a todos lados y a punto de seguir hacia la dirección equivocada, por suerte pregunté y pude seguir el camino correcto. Llego a la casa, piscina y mucho (demasiado) calor que a ratos me hizo pensar en tirarme al agua. Una reunión bastante amena y para algunos podría ser considerado como “mamona”, cantando canciones de Shakira para grabarlas en un DVD que le haríamos llegar a ella. Al día siguiente tenía una prueba de biología, y estaba poco preocupado; llegué a las 11.30 a mi casa con la polera y el jockey del fans club puestos, lo que me hizo ganar más de algún comentario de alguien que me viese en el camino, pero en ese momento la emoción hacía que la vergüenza siquiera se apareciera por estos lados.

Día siguiente, lunes 20: llego a mi casa agotado después del preuniversitario y me encuentro con el recado de que me llama Cony, mi mejor amiga. La llamo y entonces me pregunta si es que vi las noticias. Como yo no las había visto, me contó que Shakira, al llegar a Chile, había dado la orden de regalar 80 entradas FANS VIP para todos nosotros. Al principio no le creí, pero llamé a la presidenta del fans y me lo confirmó: ¡íbamos a estar en primera fila viéndola! Llamé de regreso a mi amiga para darle las gracias y entonces ella me avisa que me va a prestar su cámara, pues era inconcebible que estando tan cerca no pudiese tomar fotos (en este tiempo no tenía cámara yo). Recuerdo que me bajó la energía de no sé dónde, corría para todos lados, saltaba, gritaba y hasta se me espantó el sueño: estuve dando vueltas hasta pasada la medianoche –horario que en ese tiempo era impensable que yo iba a estar despierto. Mi mamá se rió y me dijo: “estás eufórico, tranquilo”.

Día siguiente, martes 21: salgo de clases y no me acuerdo por qué motivo… parece que era para dar unos ensayos en el preuniversitario. Me junto con mi amiga rápidamente y me pasa la cámara. Llego a mi casa y comienzo a probar el aparato digital. Puse la polera, la entrada y el jockey en mi cama para tomarle una foto al “equipo para el concierto”. Luego le tomé una foto a toda la colección de discos que tengo de ella. Me sentía tan nervioso en ese momento… era la primera vez en mi vida que iba a ir a un concierto tan importante como ése. Y más encima yendo a ver a Shakira; me dije que iba a vivirlo al máximo, que iba a quedar difónico y si me emocionaba la suficiente como para llorar con las canciones: lo iba a hacer.

Miércoles 22 de noviembre: el gran día. Me levanto como a las 9 de la mañana luego de ponerme de acuerdo con una amiga del fans –que también se llama Cony- y a eso de las 10 nos juntamos en una plaza de Quilpué para irnos en auto hasta Santiago. Llegamos como a las 12 del día, con un calor tremendo que superaba los 30º… y todos íbamos vestidos con la polera negra: no sé cómo no me deshidraté. Llegamos y nos quedamos frente a La Moneda, entramos a dar un mini tour y luego de tomarnos algunas fotos, esperamos hasta las 4 de la tarde en que llegó la camioneta en que Shakira venía hacia el lugar. Se reunió con la Presidenta de la República, en su calidad de Embajadora de la UNICEF, y estuvo charlando un rato con ella hasta que apareció por uno de los balcones: fue la primera vez que la vi en persona. Luego salió y pensamos que se iba a ir de inmediato, pero se subió un poco sobre la camioneta para poder saludarnos a todos.

Luego de eso, partimos hacia el Estadio Nacional para acomodarnos en nuestros puestos. Vendí la entrada que tenía de un principio y luego ingresé: definitivamente, eso es una de las experiencias como “freak” de la vida, ver un estadio lleno de gente hasta la cima, y uno caminando por la planta baja en dirección a la primera fila… sí, a la primera fila, al lado del escenario. Llamé a mis amigos para decirles en donde estaba, nunca los vi yo a ellos, pero luego me dijeron que me habían visto –yo estaba moviendo un globo de Movistar que nos habían regalado, al final nunca supe en dónde quedó-. Y ahí haciendo la hora, hasta ver que el cielo se oscurecía y daban las 21.30: hora en que comenzaba el concierto. Nadie es puntual… 10 minutos más tarde se escucha una música de fondo y la voz de Shakira. Pero lejos, lo más impresionante, fue el momento en que se apagaron las luces y se ve su silueta tras una cortina. Desde entonces, no paré de gritar en toda la hora y media que duró el concierto. Ya no recuerdo el orden de las canciones, pero me las grité todas: la frase típica de cada final de canción fue “Shakira, te amo”. Ahora me río, pero en el momento es algo tan impresionante que se te van todos los miedos. Llegó un momento en el que tuve que dejar de gritar porque casi me ahogué. Tomé muchas fotos, pero después me dediqué a vivir el concierto y a saltar como loco: estar en primera fila no es algo que pueda ser recurrente.

Finalizando el concierto, ya no tenía nada de voz. Llegué a mi casa como a las 3.30 de la mañana y me puse a intentar estudiar para el día siguiente porque tenía una prueba. Me acosté como a las 4.00 y luego me levanté a las 5.40. Y fui a clases… con una cara terrible y sin voz.

Se cumple 1 año de tan hermosos momentos, conocí a mucha gente genial… una experiencia que nunca olvidaré y que espero poder repetir algún día.



Saludos!!
kinkan ®

jueves, 8 de noviembre de 2007

Cosas que pasan...

Veo esta foto y me pongo a reír casi inmediatamente, no sólo por el hecho de que mi sonrisa es bastante peculiar –parece como dibujada con la típica curva de lo que entendemos como “eso es una sonrisa”-, sino que por el procedimiento y una pequeña maratón persiguiendo a Javiera Contador para poder obtener la foto. Tuvimos la suerte de que ella aceptó de inmediato y hasta sonrió para la foto, pese a que se veía bastante apurada y de que sólo quería llegar al vehículo en el cual venía para marcharse a no sé dónde.

No sé si será el hecho de ver a alguien famoso lo que te causa tanta emoción; creo que también es bueno tener en cuenta que como personalidad pública pueden ser un modelo para uno y de que le pueden dejar algunas enseñanzas. Fue una invitación que Romy me hizo para ir al Duoc a escuchar una charla que iba a hacer Javiera Contador, en el marco del encuentro de Escuelas de Teatro que se realizaba en la institución. Me gusta el teatro –incluso pensé en estudiarlo en algún momento de mi vida, ahora lo reconsidero hacia el futuro- y aproveché la oportunidad de ver a un personaje famoso.

Llegué con cámara y con toda la atención del mundo para escuchar lo que nos fuese a contar. Me gustaron muchas actitudes de ella, tales como la no imposición de ideas y la buena onda que despertaba al conversar para todos. Confesó que no estaba preparada, y de que iba a tratar de comentar lo mejor posible el tema de su vida artística; respondió a las preguntas del público con mucha simpatía y sinceridad, según demostró. Estuve a punto de hacerle una pregunta, pero cuando me decidí a hacerla, el tiempo ya se había acabado y me quedó en el tintero, tal vez para otra ocasión. “¿Los actores nacen o se hacen?”. Y precisamente porque a mí también me gusta actuar…

Hubo muchas cosas que me gustaron de lo que dijo, cosas que no sólo pueden ser aplicables al ámbito de quien estudia teatro: “nunca rendirse”. Y es bastante útil saber que todos –incluso los famosos y aparentemente inquebrantables- han llorado y sufrido cuando las cosas no les han resultado, ya que no todo es color de rosas y todo requiere de un sacrificio. Ella nos comentaba que en más de algún momento pensó que el teatro no era para ella y de que se deprimió, pero luego superó la adversidad y se dio cuenta de que sí lo podía lograr. ¿Cuántas veces nos ha pasado lo mismo a nosotros? En lo personal, creo que a mí me ha pasado en demasiadas ocasiones y en la actualidad me ha llevado a cuestionarme demasiado, pasa el tiempo y luego vuelvo a ser feliz; a sentirme satisfecho de haber optado por este camino y no por otro.

A veces uno piensa que sólo puede ser una cara bonita, un buen actor que pueda representar un personaje; creo que las personas son mucho más que eso. Podemos aprender tantas cosas de las experiencias de otros, y, por el momento, me quedo con el consejo de nunca rendirse, de que siempre hay miles de oportunidades. No sabemos cuánto tiempo falta para que podamos lograr nuestros sueños –y, quién sabe, llegar a ser famosos por ello-, lo importante es nunca perder la buena vibra y ganas de seguir adelante.


Well, well - Nelly Furtado
Saludos!

kinkan ®

lunes, 5 de noviembre de 2007

La Pequeñez del Mundo

Hoy lo único que quiero es reírme y pasarlo bien, como si el fin de semana lo hubiese pasado mal: estudié muy poco, salí mucho y me junté con amigos que no veía hacía tiempo, salí de carrete (y no salía hacía tiempo) y hasta tuve tiempo para salir a andar en bicicleta ayer domingo por la tarde. Y no sé qué es lo que ocurrirá, pero no tengo ganas de estudiar a estas alturas del año, sólo quiero caminar y tomar el aire puro de la primavera –que al parecer, me tiene con alergia o algo parecido- y tener ganas de ir a la playa a bañarme en el Pacífico.

Tal vez el destino me quiso sonreír el día de hoy en gran parte de lo que quería, en otras cosas tal vez no, cumpliéndome algo así como los karmas ocultos con los cuales no nos queremos encontrar y somos capaces de cruzar la calle corriendo para siquiera tener que dar el saludo. Como funcionó esta táctica –pese a que sé que igual me vieron y me siguieron el juego- tal vez se convierta en un refuerzo negativo que me motive a hacer lo mismo, o bien, que repitan la táctica en mi contra.

Creo que me estoy yendo un poco de lo que quería realmente hablar. Pero ahora lo retomo: la pequeñez del mundo y del ser humano, sobre todo de este último. Y como que en el último tiempo me he dado cuenta de una característica de mi signo (capricornio) que más de alguna vez me dijeron y no me la creí mucho. Primero fue el sábado cuando iba en la micro y me acordé de mi amiga Javivy, pensando en que podría verla ya que la micro estaba pasando por donde ella vivía: la vi en el paradero y hasta nos saludamos, quedando de acuerdo de que nos íbamos a hablar por teléfono; todo en menos de 1 minuto de conversación no verbal.

Y hoy fue un día en que ni yo mismo me lo podía creer. Y me sentí bastante bien, puesto que sentí que estaba en contacto con mucha gente y que estos se preocupan de mí; una sonrisa al verte dice mucho, y más aún cuando el saludo incluye una abrazo y muestras notorias de cariño. Hubo un momento en que me acordé de Héctor, y hasta pensé en llamarlo. Fui a almorzar, regresé por calle Uruguay, y justo me lo encuentro caminando por ahí: lo primero que se me ocurrió fue hacerle una broma y luego saludarlo. Conversamos algo así como 5 minutos hasta que me llama Javivy, y me dice que también estaba por ahí cerca. Parto hacia esa calle, me encuentra con ella y con un grupo de sus amigas y caminamos hasta la Casa Central, donde yo tenía que estar a las 14.30. Me despido de ellas –luego de que Javivy me dejara con la duda de un tema que espero saber pronto de qué se trata- y entonces me encuentro con otro buen amigo del colegio: Christian Fuentealba. ¿El mundo es muy pequeño o justo me encuentro con toda la gente que aprecio? Justo cuando había estado pensando en ellos, en el momento preciso...


Cosas que me hacen sonreír y me hacen apreciar aún más mi vida, me impulsan a olvidarme de las cosas malas y de la gente que no vale la pena recordar. El mundo gira tan rápido y uno no se da ni cuenta, tal vez algunas cosas puedan regresar al pasado: sería bueno, pero no sé si pueda llegar a ser lo mismo. Me alegra ver que pueden pasar momentos tan pequeños en que uno esté con la gente que conoce de hace tiempo y sirva para actualizarse un poco, para no perder el contacto. Cosas que pasan de repente y a uno no le queda más que sonreírse.


Backdrifts - Radiohead
Saludos!


kinkan ®

domingo, 4 de noviembre de 2007

Pensamientos...

Y pensar que había hecho tanto alarde con el supuesto primer trabajo que iba a tener; ahora tengo que volver responderles a todos que al final no tuve el ánimo suficiente como para trabajar harto y ganar tan poco –aún cuando fuese la primera vez que lo hiciera-, así que me siento nuevamente frente al computador a escribir algo: no quiero dejar el blog abandonado por tanto tiempo, más aún considerando que octubre fue un mes en el que escribí mucho y eso se debe a que es el mes del año –no sólo de este, sino que es algo que ha repetido en los años anteriores- en que más cosas me pasan o más cosas pienso.

Ahora que me siento y me doy cuenta de que me encuentro en la más completa normalidad –estudio; escucho música; escribo a veces y pienso en todo el día en las cosas que podrían ser, las que son, las que no fueron o las que podrían llegar a ser- y de que falta tan poco para que las clases terminen. Temo llegar a tener que dar exámenes; al parecer, tendré que dar uno porque no me ha ido bien y no le he dedicado el tiempo suficiente, simplemente por el hecho de que ya no tengo ganas de estudiar: algo así como que mi sistema nervioso ya se encuentra colapsado y las neuronas se niegan a trabajar. Se fueron de vacaciones por adelantado. Tal vez sea necesario estudiar tranquilo y no estresarse por adelantado (como suelo hacer siempre).

Todo parecía verse bien hasta que leí una noticia –en realidad, primero me la comentaron mientras conversaba en MSN- que me cambió totalmente la onda y por un momento me arrepentí de no haber tomado el trabajo. Y fue en el momento en que me puse a pensar en que, para este verano, voy a necesitar dinero, por lo cual, es inminente que busque trabajo y que gane algo para cumplir aunque sea una de todas las cosas que tenía planeadas. Sin embargo, me siento en mi cama a ver una película y no recibo respuestas: ya he enviado mi currículum a algunas ofertas que me han llegado, pero nada. ¿Qué hacer?

Hace tanto calor a esta hora que menos ganas me dan de estudiar. Pareciera como si el mismo clima no me diese otra opción que dedicarme a mi pasatiempo más productivo y a veces bastante torturador: pensar. Dormir dos días enteros no es la solución puesto que siquiera puedo dormir más de 12 horas, aún cuando lo que menos he hecho es dormir en toda una semana. Dicen que eso es indicio de que estás siendo adulto… pero yo no quiero ser adulto aún. ¿Acaso eso se elige? Si fuese por elegir, de seguro me habría quedado en los 17 con todas esas crisis existenciales que me tenía horas y horas desahogándome en un cuaderno, ahora me doy cuenta que fue una etapa genial a pesar de la presión que venía de todos lados y parecía tan abrumadora.

En fin… no hay mucho más que decir. Quisiera poder escribir, pero tengo la cabeza en tantas partes –aunque nadie me obliga- que es poco lo que puedo seguir.


Breathe - Prodigy
Saludos!
kinkan ®