jueves, 31 de mayo de 2012

Mayo: un mes musical.

Puede ser excentricismo, ocio o, simplemente, una intención de guardar momentos en caso de que la memoria falle. Es así como, desde hace un tiempo, soy un coleccionista de recuerdos anotados en clave musical para que, al finalizar el año, pueda hacer un recuento de cuáles fueron aquellas canciones que me marcaron durante cada etapa. El mes de mayo, sin saberlo, se ha convertido en un mes especial debido a su transición: se acabe el penúltimo mes de universidad y ya estamos a pocas horas de comenzar el último. Es lógico que un contexto como este, todo se vea envuelto en una atmósfera melódica con nuevos y constantes descubrimientos que detallaré a continuación.

1. To the lighthouse de Memoryhouse. El sonido envolvente de esta canción me llevó a universos paralelos en pocos segundos, con el simple hecho de poner los auriculares en mis oídos y dejarme volar. Compañía de creaciones literarias y académicas, de paseos por las noches iluminadas de Valparaíso y de sueños. Definitivamente, la canción que marcó este mes.


2. Somebody that I used to know de Gotye. El sonido suave de esta canción que escuché de improviso en MTV mientras tomaba desayuno era el adelanto de un disco que, sin pensarlo, llegaría a mis manos desde Buenos Aires gracias a la gentileza de Sebastián Machuca, quien tilda al artista como hipster. Una canción que en pocos días escuché una y otra vez caminando por la ciudad. De acuerdo a las indicaciones del señor mencionado en este párrafo, hago una mención especial a la espectacular voz y versatilidad de Kimbra, que es la artista invitada en la canción.


3. Hours de Tycho. Otra melodía a base de sintetizadores y ya puede pensarse en la recurrencia de mis gustos electrónicos. La descubrí de improviso mientras indagaba en youtube por música para acompañarme durante los diversos trabajos y llegué a otro puerto de despegue a mi imaginación y mi mente. Para volar.


Reality Tesis

Participante 1: No se qué se cree este weón. Seguro se cree lindo.
Participante 2: No lo pesquís. Mejor preocúpate de preparar la presentación. 
P1: Estoy chato. Pero allá vamos.
P2: ¿A qué hora presentas la tesis?
P1: Ni idea. A ver qué me dicen.

(Enciende la televisión. Se lleva la sorpresa de que, por la televisión, se encuentran pasando un programa nuevo en el cual, para su sorpresa, puede ver a la comisión de su tesis)

P1: ¿Qué es esto?
P2: Tienes que llamar para que te den las preguntas de tu tesis.
P1: Ok...
P2: Sí, te darán tiempo toda esta noche para que prepares las preguntas.
P1: Pero no son preguntas de mi tesis, sino que de la carrera en general. Mierda. 

(P1 lee un papel en el cual realiza el apunte de las preguntas, mientras piensa en cómo las preparará durante esa noche para el día siguiente: anota generativismo y recuerda a Chomsky. Qué será, qué será... por qué todo es tan raro. El participante 1 abre los ojos. Cuando despertó, no había reality, pero su tesis incompleta seguía ahí). 

miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Que habría hecho Saussure en mi lugar?

Comienza la locura. Los elementos intentan unirse, pero se desarman. La subordinación adjetiva, sustantiva y adverbial se me confunden en un continuum inconexo que, en el fondo, no logro entender. Índices de subordinación... ¿índices de coordinación o yuxtaposición? Avanzo como máquina inerte que camina sobre rocas resbalosas. El reloj es un cuentasegundos que pasan mucho más rápido... chorrito, nueve, diez. Solo 5 semanas para entregar la tesis y aún queda mucho por hacer: otras cuantas semanas de práctica y mis intenciones de que acabe pronto, aunque igual me invade la nostalgia de pensar que todo se acabará. No lo sé. ¿Cómo hacer coincidir todo? ¿Cómo vivir? ¿Cómo olvidar? ¿Cómo actuar? Y en estos momentos pienso: ¿qué habría hecho Saussure en mi lugar? ¿Avanzar completamente en mi tesis y olvidarme de todo lo demás? Si es por seguir lo que me gusta, pero a veces en la vida hay que dividirse. Hace mucho que no escribo un cuento. Y coordino a medias, escribo elementos diversos, no hay subordinación... no hay complejidad sintáctica.

lunes, 28 de mayo de 2012

Allá vamos.

Pasan las horas y ves que el avance que pretendía no es tal, que sigue una cuota un tanto inferior a lo que tenías pensado. Y lo peor, es que comienzas a darte cuenta que tú antiguo método de planificación que daba resultados espectaculares, ahora está perdiendo efectividad: no sabes si es necesario dormir menos, acostarte más tarde, levantarte más temprano o dejar de lado por algún instante eso que todos llamamos como "tener vida". Desde siempre me he negado a que las actividades relacionadas con la universidad me hagan desaparecer del mundo, pero en estos momentos lo estoy viendo como una posibilidad concreta y real, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos ad portas de junio y que, con ello, se entiende que queda tan solo un mes para acabar el semestre. Ya lo planteaba ayer de que esto no es cualquier cosa, porque se trata de mi último semestre como estudiante de pregrado y que, al finalizar todo, podré sentirme orgullloso de decir que ya soy un profesional que deberá pagar las 100 lucas correspondientes para tener todos los diplomas y certificados correspondientes. Wow.

Si bien, en un primer momento nunca había sentido la carga de decir "soy tesista" o "estoy trabajando en mi tesis", esos primeros tiempos ya pasaron al olvido. Con el transcurso de los días, el tiempo que invierto en este trabajo ha ido en aumento y esto se traduce en una necesaria disminución del tiempo de muchas cosas. Aunque aún creo que puedo seguir siendo una persona que aparezca de vez en cuando, no puedo olvidarme de que la vida es mucho más allá de la universidad y siempre lo he considerado como tal. Ya comienzo a tomar conciencia de que, a la semana, las horas de trabajo aumentan. La práctica vuelve a ponerse demandante con el trabajo en clases más los trabajos que se le ocurren a nuestros profesores de la universidad, suponiendo que uno no tiene nada más que hacer que leer a teóricos de la educación que no saben nada. Es como que Jaime Gajardo me venga a hablar de educación cuando él solo se dedica a protestar porque todo está mal y, claro, él no hace nada por solucionarlo. 

Y para no quedar como hipócrita -clara alusión al caballero aquel mencionado en el párrafo anterior-, propongo un aumento de las revoluciones académicas por día, menos sueño, menos vida, más computador, más lectura, más agua. Sí, el agua es un componente fundamental. Más horas de día para trabajar, menos tiempo reclamando de todo lo que tengo que hacer y, efectivamente hacerlo: lo que no implica que no lo vaya a comentar acá como vía de escape. Queda un mes y todo se acaba, por lo tanto, al igual que en la fiesta pirotécnica de año nuevo, se acerca el bombardeo final con relámpagos, truenos y ruido que estremece hasta los huesos. ¿Será lo mismo de los años anteriores en que pueda lidiar con todo de manera óptima? Eso espero: la palabra oficial del mes de junio, desde ya, será "organización". Allá vamos.

domingo, 27 de mayo de 2012

Lluvia

Recordé lo que era la lluvia luego de casi un año sin ver cómo el agua avanzaba sobre nuestras cabezas en aquellas nubes de algodón que recorren nuestros cielos ante una mirada sorprendida de poder volver a ver a la naturaleza manifestándose con locura. Esperaba volver a ver truenos y relámpagos como hace algún tiempo, cuando me despertaba por las noches producto del rugido celestial que hacía tiritar nuestros techos. Esperaba sentir la lluvia cayendo sobre mi cabeza y fue lo que resultó. Aunque viajar a Santiago en medio de la lluvia y la oscuridad es una experiencia un poquito inquietante, me pareció interesante y creo que lo volvería a repetir. 

Antiguamente -cuando teníamos el ombligo en la frente- no solía salir de mi casa cuando llovía, pero ahora hasta he vuelto a ocupar paraguas, cosa extraña e inédita considerando varios hechos nefastos referidos a su uso tales como: una vez que se de me dio vuelta delante de todo mi colegio o los 3 paraguas que perdí en España. Y nuevamente, casi lo olvido al bajarme del bus.

Finalmente, regresé a comer sopaipillas luego de un fin de semana desconectado. Me espera una semana de trabajo hasta tarde: la tesis se viene fuerte y la práctica comienza a exigir estupideces que hay que cumplir. Así es la vida, es el último mes de estudiante de pregrado y espero disfrutarlo.

viernes, 25 de mayo de 2012

Corte de pelo

 Finalmente, me dejé llevar por la sugerencia constante de la Eve de cortarme el pelo: creo que era un mal necesario porque el largo de mi pelo ya superaba mi cuello y creo que eso un poco harto si se supone que eres "el profe" y todo lo que ello implica, aunque sea una completa estupidez porque lo que importa es el profesionalismo y no tu imagen. En fin, aún somos un pais conservador que se niega a convertirse en un ente funcional, pero espero que en algún momento avancemos hacia fijarnos en lo que realmente importa. Y dentro de ese constante divagar que me caracteriza, el hecho de cortarme el pelo no ocupa un lugar menor considerando la serie de temores que ello implica: que te puede volver a quedar ese corte de vieja que te dejaron una vez, que "se les pasó la mano", que "se jueron al chancho", que no vuelvo nunca más a cortarme el pelo, etc. El contexto es claro: doce años de formación católica-conservadora que te enseña a evaluar a la gente por cómo se viste -y lo que paga- dentro de su camino de la salvación (y consolidación de la empresa religiosa cristiana). Doce años siguiendo una imagen ordenada que, al ingresar a la universidad, uno ya quiere olvidar.

Así fue como se me ocurrió que hoy viernes 25 de mayo sería el día selecto para realizar dicho cometido. Me levanté temprano, acudí a mi tesis y sonreí al ver las críticas favorables hacia mi trabajo -sería bueno escuchar lo mismo de mi práctica, pero no se puede tener todo en la vida- mientras notaba, una vez más, que mi pelo estaba, efectivamente, muy largo. Nadé tranquilo, total dicen que es mejor no ir con el pelo recién lavado a la peluquería. Llegué a eso de las 2 de la tarde cuando la lluvia ya comenzaba a caer sobre el pueblo rural de Quilpué que, ilusamente, pretende ser ciudad con gente que sigue con la mentalidad de aldea rústica. Llegué a la peluquería y pedí el corte. No estaba la persona que me había cortado la otra vez y, juzgando el rostro de la persona, parece que aquel peluquero ya no estaba o se había transformado en non grato. Al final me arriesgué al corte de pelo y lo primero fue un lavado de pelo con agua tibia: qué delicia, las manos suaves de mujer acariciándome el cabello con el agua que fluye mientras lucho por no cerrar los ojos y relajarme. Una de las tantas cualidades de las mujeres es la suavidad de las manos y la delicadeza con que pueden acariciarte el cabello, al grado de hacer caer en coma. 

Luego fue el corte de pelo un tanto brusco producto de la navaja y el resto duró menos de 5 minutos: mi aspecto cambió considerablemente: el tamaño de mi cráneo parecía haber aumentado y mi temor de verme más gordo de cara desapareció al ver que, por el contrario, afloraba mi rostro más "estilizado" (palabras que suele ocupar la gente y que, aunque no sé si estoy completamente de acuerdo con su uso, la ocupo porque suena bonita, porque está de modo o qué sé yo). Fui feliz. 

Eso, gracias, adiós.

jueves, 24 de mayo de 2012

Big bang

Gotas de lluvia dibujan esta noche estrellada,
oculta de nubes tormentosas,
oculta de sueños que ya están por llegar.
Ya es medianoche y se acaba este día,
el inicio es el final,
el final es un estallido de un nuevo big bang.

Bang como una música estridente,
como un flash fotográfico,
como un carretera congelada tras los bosques
allá donde la ciudad se acaba bajola luz.

Estallan las estrellas, estallan las noches
y los astros celestes comienzan a bailar.
Big bang allá abajo desde el centro,
big crunch allá ariba, tras las paredes.

Un universo incipiente,
una nueva teoría de la creación.

miércoles, 23 de mayo de 2012

La noche es un descubrimiento.

La noche me descubre observándola desde la ventana. No me importa el frío glaciar que parece posarse sobre el cristal ni me preocupa el hecho de caminar descalzo por las baldosas humedecidas por el sereno nocturno: obnubilado por las estrellas abro las alas y me echo a volar por sobre la ciudad. Veo las luces encendidas que se extienden como una mancha sobre el valle, veo las luces que avanzan por los cerros y se detienen justo delante del mar que observan con cautela y misterio. Los enigmas de aquellas luces, de la luna, del sol dormido, de las nubes escondidas que en cualquier momento avanzarán sobre la urbe para dejar que el agua fluya como vida.

La noche es un nuevo descubrimiento: el perro del vecino que ladra hasta la medianoche, la música suave que me mantiene despierto escribiendo, mi cerebro dormido que se niega a despertar y que exige sueño, las miles de cosas que aún queda por hacer. El tiempo que no se detiene y que avanza a toda velocidad, mis manos que se cansan, mi cuerpo que no duerme, mi mente que se echa a volar. Ameneceré con el olor de esa luna nocturna que me eriza la piel cada vez que le cuento una nueva aventura.

Hacia la luz dorada



Soñamos con casas edificadas en el cielo, sobre las nubes que se alzan como castillos que rodean los cerros desde la cima más alta a casi 500 metros por sobre el mar, allá donde la ciudad se acaba para el mundo conciente pero se inicia para las fantasías surrealistas de quién crea un cosmos en cada palabra: nacen miles de historias a cada paso que un caminante descubre sobre la hierba de cemento que, un poco más arriba, se convierte en un camino de tierra que recorre las profundidades de ese pedazo de planeta escondido. Caminamos hacia la luz dorada que ilumina detrás de los bosques relictos por el paso del tiempo, donde huimos del extrañamiento indomable de las estructuras civilizadas que no parecen serlo; nos convertimos una y otra vez en fragmentos que harán ecos tras las paredes de aquellas escrituras que dejamos arrojadas sobre nuestras pieles. Seremos las pieles que avanzan sobre el cielo, como nubes, como estructuras que flotan, como historias que perviven y se respiran en el aire.

Sometimes I'm pulled away
From my own misery
Your hands cover me
Eyes drift slowly

Sleep the summer chill

And sheets of linen
Hush the scattered sound
Of time dispersing

Y creamos la ciudad cada vez que caminamos sobre ella, la moldeamos a nuestro gusto para sentirnos cómodos. ¿Acaso será la ciudad misma la que ya nos moldeó a nosotros, la que creó nuestras palabras, la que creó nuestras historias? El tiempo y el espacio son un personaje dentro de aquello con lo que convivimos, un individuo más con el que nos detenemos a conversar en el andén mientras vemos que el vagón ya ingresa con su silenciosa silueta iluminada, con las puertas cerradas y pasajeros que se pierden. Avanzamos hacia la luz dorada y me duermo sobre tu hombro, luego buscas el mío y tu cabello de atardecer me invita a acariciarte una y otra vez. Somos la luz dorada que ilumina una noche oscura y fría, somos los barcos que flotan en la bahía, somos el mar que no calla y que viaja por el mundo. Somos ese viaje que buscamos, que se escape, pero que, al fin de cuentas, siempre acabamos encontrando. 

Fragmento de "To the Lighthouse" de Memoryhouse.

Fotografía: Paseo 21 de Mayo, Valparaíso.

lunes, 21 de mayo de 2012

Renacer


Flotan las palabras en una nave a la deriva
que cruza mares en el horizonte,
mediterráneo, Pacífico, Atlántico,
se convierte en el aire que circula
y se conecta con el resto del universo. 

Flotan los planetas alrededor
amenazando con una colisión sideral,
vuelan las nubes que recorren las praderas ocultas
donde los caminantes corren descalzos,
libres, felices, dibujando elementos en su paso.

Circula la música alrededor de tus oídos
y la melodía forma cánticos a tu alrededor,
los pentagramas se escriben en el tendido eléctrico
y los pájaros interpretan un himno celestial.
Circulan en el aire las historias de antaño.

Y llega el mediodía,
llegará la media tarde,
llegará la medianoche.
Las luces encendidas guiarán hacia el horizonte
de esas estrellas que avanzan cruzando el mar.

Y al final de todo, el fuego se una línea
que converge en mil miradas,
iluminando los caminos que ya vuelven a correr.
Donde se acaba el mundo comienza otro nuevo:
la naturaleza siempre vuelve a renacer. 

Fotografía: Jardín Botánico Universidad Austral, Valdivia, Chile.

"Ser uno mismo"

Creo que a veces es necesario expresar las cosas que uno está pensando, o al menos, el punto de vista desde el cual estamos trabajando. Y en ese sentido, creo que debo mencionar la conversación que tuve el otro día contigo, Machuca, porque creo que me sirvió bastante. La mayor parte del tiempo uno no se da cuenta de situaciones importantes y es increíble cómo los consejos o el ánimo que te puede dar otra persona concluyen en que tu ánimo mejore considerablemente. Y, teniendo en cuenta la situación del día jueves pasado en que mi moral "docente" quedó por el suelo, creo que puedo comenzar nuevamente con el pie derecho. 

Existen muchas actitudes que uno tiene que no es capaz de notar. Si bien, hay momentos en que puedo ver todo negro, hay aspectos puntuales que hacen que todo pueda verse considerablemente mejor. Ya comentábamos el hecho de que la práctica no se ha transformado en la instancia precisamente más agradable de mi carrera: he de reconocer que en la práctica intermedia me sentí muchísimo más cómodo que acá, pese a que los alumnos no eran tan tranquilos como los de acá. Claramente, el ambiente y la situación influyen: personas que viven sus propias vidas y no se preocupan demasiado de los demás -de los que vienen recién llegando a aprender- y, en segundo lugar, el hecho de que llegué a ese lugar por descarte y no por opción. Esta suma de causales han restado interés a mi experiencia, aunque he intentado que no afecte demasiado. En fin, es el caso de que debo 'venderme' a un sistema por una evaluación importante en la carrera por obtener eso que llaman título y, muchas veces, eso me ha significado de ser quién en realidad soy. Evidentemente, el rol de profesor no es lo mismo que ser un amigo, un "mayor simpático". Pero creo que, pese a todo, aun se puede hacer lo que uno crea que está correcto como, por ejemplo, reconocer los errores y pedir perdón: la mayor parte del tiempo, desde la óptica de alumno, se nos olvida que el docente es un humano como cualquier otra persona.

Lo que todavía me cuesta mucho es separar las cosas y es inevitable tomármelas a modo personal. Es claro que a los alumnos les importa un comino lo que pase con mi vida -y es lógico, en estricto rigor, la relación queda en la clase y ya- y si no hacen caso, es porque no obedecen a mi rol. Fue agradable notar que sí hay aspectos que otras personas valoran en tus acciones y que, después de todo, lo que importa es lo que piensen los alumnos y cómo interactúo con ellos. La teoría que hablan esos supuestos estudiosos de la pedagogía es absolutamente falsa porque sus planteamientos son ideales: la pedagogía se hace en la sala de clases y no detrás de un plan y programa, escritorio u oficina gubernamental.

Solo queda un poco más de un mes y acabaré con esto: espero que sea una buena experiencia que me sirva para la vida laboral posterior. Definitivamente, ser uno mismo pese a lo que te digan. No me queda más que darte las gracias por esos consejos que me motivaron bastante a seguir, pese a todo.

domingo, 20 de mayo de 2012

Nevermind

Es inevitable tomar una bufanda cuando quiero salir a dar un paseo por Londres. La gente camina en silencio por las calles del centro, rodeando Westminster Abbey para tomarse alguna fotografía con el Big Ben de fondo como si fuesen eternos turistas. Las vitrinas eran enormes mientras caminaba a la deriva luego de bajarme en Victoria Station para recorrer las luces nocturnas de la capital inglesa y contagiarme del aire frío de sus alrededores. Recordaba la iluminación de las pantallas en Piccadilly Circus y la sonrisa de alguien que me habló de algunas de las historias de esos rincones desconocidos: miré al cielo tantas veces para comprobar que las estrellas, aunque diversas, parecían tener la misma esencia angelical que pude observar desde el otro extremo del mundo, por allá en la Cruz de Froward en pleno Estrecho de Magallanes, donde casi se acaba la tierra. 

Esperé que el frío se convirtiera en nieve para poder caminar dejando mis huellas sobre la ciudad, pero la temperatura no estuvo a mi favor. Nevermind, seguí caminando como si nada en busca de un gorro para cubrirme del frío. Y no fue difícil encontrarlo, incluso me costó menos de lo que había pensado en un principio. Caminé por la calle como un típico turista; tomando fotos, sorprendiéndome de todo, preguntando cuáles eran las direcciones y consultando el mapa que me había comprado. La ciudad era enorme, fría, pero era capaz de ofrecerte un refugio. Las campanadas del Big Ben me pillaron en el Queen's Walk a las 7 de la tarde.

Fotografía: London (view from Queen's Walk), England.

viernes, 18 de mayo de 2012

Another dawn

Make me fly,
and I'll make you fly too.

Let's reach the stars in a second
and leave the world behind.
The only thing is need
is you looking at me
and I'm done. 
Don't care about the noise,
don't care about the troubles:
if we're together, everything will be alright. 

Let the night come
and we will be watching the stars.
Everything will be alright

Would you like to see another dawn with me?

jueves, 17 de mayo de 2012

Simplemente, desahogos.

Quiero tomar un avión y perderme lejos: subir hasta las nubes y más arriba para observar la inmensidad del universo, para ver la pequeñez de la tierra y la aparente insignificancia de nuestros problemas. 

Quiero olvidarme de todo lo que se refiere a la rutina diaria, al menos por un momento.

Quiero tener la fortuna de escribir un papel, luego arrugarlo y arrojárselo a la cara a todos aquellos que hablan de educación sin hacer clases. Quiero verlos sobreviviendo tan solo 5 minutos en una realidad concreta y no idílica de su teoría sin fundamento.

Quiero poder ordenar mi maleta y viajar. Quiero abrir las alas y volar.

Quiero que se me pase el mal humor del día de hoy, terminar de escribir mi tesis, dormir por 5 días y descansar. 

Quiero tener un sueldo que no implique que mi vida se me vaya en ello.

Quiero... agua. 

Quiero creer que lo que hago está bien.

Quiero descansar y despertar mañana viendo el mundo desde otra óptica. 

Simplemente, desahogos.

Títulos y subtítulos

A veces pasa que llegas sonriente y hasta feliz a hacer cosas que, en realidad, no te agradan: quizá sea esa capacidad innata en el ser humano de actuar o, más positivamente, la habilidad de adaptarnos a los diferentes ambientes y tratar de trabajar de la mejor manera posible en ellos. Incluso, ahora que lo leo, suena tan lindo que a veces me lo creo, pero muchas veces la realidad aparece de una forma totalmente opuesta. Y es que ya no entiendo nada: es claro que no me gusta, que no me siento cómodo y, dentro de las "tinieblas que están nublando mi percepción", es poco lo que puedo ver para intentar salir adelante. He recurrido al conteo estadístico de semanas y clases para intentar darme ánimo y ver todo el tiempo valioso que pierdo en esto, cuando en realidad lo único que me interesa de este semestre es mi tesis. A veces tengo miedo de que mi desempeño teórico se vea mermado por esta situación de práctica y todo el desgaste energético y emocional que significa, pero claro, es parte de ese proceso que vi tan lejano -intentando olvidar de que no me gustaba- y que ahora me toca vivir en la carrera por tener un "título".

Y en el marco de los títulos, el día de hoy creo que he andado con subtítulos electrónicos en algún idioma propio que nadie más entiende. Si mi conciencia tuviera voz física, creo que varios se asustarían. O quizás sería mejor, para que la gente realmente supiera lo que pienso de ellos y de que muchas veces me dan ganas de mandarlos a la mierda. Creo que son necesarios esos minutos de furia aunque a veces te puedan costar muchas cosas, pero hay gente que se lo merece. Me sentí demasiado frustrado al ver cómo mi ánimo y mis intenciones de desarrollar una clase terminaron en el suelo ante la reacción negativa del curso: ¿Qué más hago? ¿Me visto de payaso, qué? Me hacen pensar que lo que hago no sirve de nada y realmente me deprime. ¿Quiero estar en esto todo el resto de mi vida? Debe ser como la décima -quizás más- vez que lo digo: no. No me siento capacitado y, realmente, es algo que me pone de mal humor. Es lamentable ver que mi potencial acaba en el suelo, reducido a una sala de clases donde no quieren ponerte atención y debes luchar contra ellos. Obviamente, para que luego digan que tú lo haces mal, pero nadie considera que a ese alumno le importa un comino. Si lo echas de la sala, le quitas su derecho a educarse, ¿pero dónde queda tu derecho a estar en paz para ejercer tu trabajo? Definitivamente, los autores que hablan de comunicación no tienen idea de lo que hablan y en vez de gastar papel, deberían pegarse un tiro: salvaríamos árboles.

Sé que es parte del proceso y que a veces no nos tocan días buenos. En fin. Quizá mañana piense diferente y reflexione respecto a cómo hacerlo mejor. Solo quedan 8 semanas y ya está. Será una experiencia de la cual hay que aprender. Probablemente pueda cumplir mi deseo de decir todo lo que me he callado, simplemente, por no quedar mal con nadie.

Richter

Richter baila con Mercalli en un zigzagueo tenua, dubitativo, mientras navegan en lancha por el mar pacífico. Poseidón saluda desde el cielo y el oleaje aumenta lo suficiente como para sobrepasar su nivel normal; una cosa poca para mojarse los pies y nadar. Richter no sé qué dice, pero habla: la ciudad es una discoteca con música estridente mientras todo bailan, bailan, bailan. Bailan de un lado para otro y el volumen es de 8.2. ¿Dónde es la fiesta? Por aquí cerca, cerquita, camino a los pastelitos de La Ligua por la costa.

Bailas, bailemos... ¿bailaremos también? La música no invita, nos lleva porque las luces querrán danzar con el viento. Luego del baile, podremos volver a dormir agotados para despertar a un nuevo día. Richter se toma un pisco sour con Mercalli para luego regresar a dormir.


miércoles, 16 de mayo de 2012

Siluetas de la ciudad.

Cuando cerré los ojos, sentí que el mundo palpitaba de energía que sobrevolaba los cerros mientras avanzaban las nubes iluminadas por el paso del tiempo. El espacio, las luces que no cesan, las vidas en movimiento decorando de brillo los cerros que se alzan sobre las nubes de una noche invernal. Adoro el invierno en el Puerto, me recuerda esas historias que pasaron hace tantos cientos de años cuando aún era un adolescente en otra vida. Y volé, sin gran esfuerzo, pude despegar los pies del suelo mientras mi cuerpo respiraba el aire. Uptight, uptight. El aire de la noche me mantiene despierto; el abrazo de tu mirada, me mantiene con aliento. 

Of all these weird creatures who lock up their spirits, drill holes in themselves and live for their secrets. Alucinaciones extrañas y la melodía nos envuelve, nos miramos de reojo y a lo lejos observamos las siluetas del tiempo, del espacio, de la ciudad, de la música, de tu alma, de la mía, de la tierra que se mueve, del mar que enloquece, de una serie de elementos que se agolpan ante nuestras palabras que corren locas como una gran concatenación de ideas con sentido invisible, con palabras que hablan y otras palabras que no. Uptight, uptight. 

Y al despertar en la madrugada, me encontré con los colores de un atardecer escondido tras un horizonte. Y la luna que aún baila con un sol que no duerme, la ciudad que despierta cuando todos se silencian. 

Fotografía: Paseo 21 de mayo, Valparaíso.  

lunes, 14 de mayo de 2012

Otro lunes.

Suena el despertador y las ganas de levantarme disminuyen de manera proporcional al avance del semestre. Nadie dijo que ese semestre final -que en algún momento se veía tan lejano- fuese capaz de dejar exhausto y con las neuronas convertidas en un verdadero caldo molido de irritaciones estomacales, dolores de cabeza y más de algún intento de homicidio frustrado. Crímenes de estado, contra el magisterio, contra la legislación educativa, contra la universidad o qué se yo: la práctica final docente es una de esos trámites que duran todo un semestre y que, a veces, se te hacen tan eternos como el peor de los castigos. Pero es así, es parte del proceso y se supone que todos debemos salir con vida de ello, listos para recibir un título, sonreír, posar para la foto y tirarse a la jaula para que los leones te ataquen. 

Lo positivo del asunto es que ya cada vez va quedando menos: solo 8 semanas me separan de decir adiós y de iniciar eso que se supone serán vacaciones, de presentar la tesis que me ha mantenido feliz pese al trabajo. Asimismo, me he dado cuenta que el trabajo se ha tornado cada vez más relajado puesto que he sabido encontrar los momentos para llevarlo de ese modo, es decir, he tenido la oportunidad de acercarme un poco más a los alumnos y conversar de diversas temáticas más allá de la misma sala de clase. Creo que es bueno ver que un profesor también es un persona de carne y hueso que a veces quiere mandar todo a la misma mierda, sobre todo luego de lidiar con un grupo de personas que no te quiere escuchar a menos que le pongas regetón (por último música de calidad, pero no, quieren regetón). De gente que le gusta agrandarse cuando en realidad, como nos cuenta aquel dicho, no le han ganado a nadie. Y yo sigo aquí, escribiendo en mi blog cada día para demostrar que algo me queda de vida y que las calorías que se evaporan a cada tecleo se convierten en alguna palabra plasmada en la red.

Es claro que ya se me olvidó por qué entré a la carrera. Es claro que me da muchísimo miedo verme con el título y comenzar a ejercer puesto que la primera opción es algo que, inicialmente, no pretendo. Pero qué se le va a hacer: confiar en la vida de que todo va a salir bien y que será lo mejor. Y como siempre está en pie la opción del apocalípsis de este año 2012 - la archi prostituida teoría relacionada a los mayas, a Nostradramus y más recientemente a Salfate-, mejor me dedico a disfrutar las pequeñas alegrías del presente y pensar, de a poco, en lo que se viene. Las cosas se van dando por sí solas y, reitero, creo, confío, afirmo... etc, que será para bien.

domingo, 13 de mayo de 2012

No era la primera vez.

Caperucita se emborrachó aquella noche de juerga donde el alcohol fue su principal aliado para soportar el rechazo del príncipe de la Bella Durmiente. Ella también quería ser una princesa rescatada mientras se dedicaba a dormir todo el día sin hacer nada, pero solo a algunas les tocaba la fortuna de ser reinas. Veía las luces de la discoteca mientras los demás bailaban hipnotizados por los ritmos electrónicos provenientes de un parlante gigante que hacía estremecer los cristales de aquel bar que daba al mar. Se arrancó con una botella de ron escondida bajo su ropa y corrió por la playa hasta alejarse de la música: la luna llena era enorme y se reflejaba en el mar infinito que la invitaba a nadar. Bebió el último sorbo de Bacardi y, al ponerse de pie, se desvaneció sobre la arena fría de aquel invierno.

Cuando abrió los ojos, se encontró en medio del bosque con sus ropas abiertas y sus músculos adoloridos por la acción. Su ropa interior estaba tirada a pocos metros de allí y, al moverse, se percató de que había un hombre desnudo durmiendo abrazado a su cintura. Estaban cubiertos por una frazada improvisada, mientras su espalda subía y bajaba producto de la respiración. Caperucita notó que su piel tenía marcas de pasto: ¿había dormido toda la noche o acaso se había entregado al descontrol y la lujuria a la cual le habría llevado aquel muchacho? Lo movió suavemente para no despertarlo y se percató de que se trataba de nada menos que del príncipe de Blancanieves. Le dolía la cabeza mientras intentaba recordar. El muchacho abrió los ojos y se levantó: le dio un beso, sonrió y salió corriendo hasta perderse en el bosque, dejando sus huellas descalzas marcadas en el barro. Caperucita se resignó: no era la primera vez.

En tus redes

Y es que de ti no quiero escapar,
sino correr hacia tu abrazo
para observar una vez más tu pecho respirar,
tu piel que sube y baja,
tus palabras que enloquecen mis latidos
y tu mirada que eleva hasta lo alto mi imaginación.

Solo dormir en tu abrazo,
quedarme a tu lado acariciando tus ojos brillantes
que sonríen cada vez que mi corazón se acelera.

Una vez más ya he caído entre tus redes, pequeñita,
para quedarme a tu lado,
para tomarte de la mano y perdernos en medio de la ciudad.
Para crear un baile en un tablero de ajedrez
y saltar hasta lo alto,
pintar de verde el cielo,
llegar hasta las nubes.

Me has atrapado entre tus redes
de las cuales ya no quiero escapar. 

 Fotografía: Cerro Santa Lucía, Santiago de Chile.

viernes, 11 de mayo de 2012

Sevilla

El ruido de los trenes que se detenían en la Estación Santa Justa me despertó varias veces durante la noche más acalorada que haya tenido en mi vida. Fueron varios los intentos que tuve de volver a dormir, pero era inevitable regresar una y otra vez al balcón a observar el inacabable movimiento nocturno de aquella ciudad encendida de temperaturas que jamás pensé que llegaría a ver: me importaba tan poco pasearme descalzo y en ropa interior para acercarme a la baranda que se mantenía tibia. Mi cuerpo exigía un poco de brisa fresca que, a la larga, era bastante inútil. Ya no me sorprendía de ver gente caminando por la calle con sandalias -algunos descalzos- con short y poleras de manga corta mientras acudían a algún bar cercano en busca de cualquier trago del cual el hielo fuese el aspecto fundamental.

Me levanté en medio de la noche cuando la ciudad yacía casi desierta y el tranvía circulaba como un alma en pena por la plaza de la Catedral, rodeada de fantasmas que me observaron llegar hasta su lecho. Mis pies tocaban los adoquines tibios mientras buscaba entre las luces algún lugar en el cual sentarme a conversar. Las ciudad respiraba y sus suspiros estaban acompañados de los ronquidos de algún vecino del edificio de la esquina, por donde avanzaba aquel carruaje iluminado que me invitó a dar un paseo. Sevilla era un cuento de magia en el cual podías recorrer la ciudad descalzo, disfrutando del calor de la medianoche. 


Fotografía: Torre de la Catedral de Sevilla, Andalucía, España (julio 2010)

Bar

Una tarde recorriendo la costa de un paraíso iluminado por las alturas que caen desde el cielo hasta tocar el mar, la espuma que avanza hacia el horizonte con el sonido subterráneo del respiro de la tierra: hay vida en el centro del planeta donde el movimiento del magma coincide con el eje, el eje con la traslación, la traslación se alinea con el sistema solar y los otros planetas cuando todo se alinea en una línea perfecta que, en realidad, no existe. Bebo una copa y tú, bebes la otra. Estamos sentados frente a frente y nos sonreímos por casualidad: un gran ventanal nos separa. Quizás, la próxima semana podamos coincidir en el mismo bar.

jueves, 10 de mayo de 2012

Veinte de Tauro

El cielo enrojecido iluminará los mares pacíficos que avanzan desde el horizonte zigzagueantes, entre corrientes que van y vienen desde rumbos diferentes, con finalidades diversas, buscando una serie de respuestas que en las costas creen poder encontrar. Las nubes se acomodan en línea, proyectando hacia las alturas las refracciones de la luz del sol: las estrellas, el universo conspirador de los sueños extraños que tiemblan de vez en cuando, que se mueven 3 metros hacia adelante y 3 metros hacia atrás para despertar, de pronto, cuando el siniestro ha acabado, y la calma nos encuentra buscando nuevas respuestas. ¿Hacia allá o hacia acá? Hacia las alturas o hacia el centro de la tierra: ¿cuál es la cláusula correcta para la búsqueda de una verdad que esperas, pero que no sabes si, efectivamente sucederá?

Veinte de Tauro y los relojes marcan las horas en slow motion, las voces de las personas de blanco ya son lentas y la sensación de encierro es agobiante: quiero correr, saltar la reja, volar algunos pisos hacia abajo cuando la voz me sale angustiosamente desde el pecho. El mar, el mar, el mar. El cielo rojo, el atardecer que avanza sobre el mar tranquilo e inquieto, Pacífico que en cualquier momento puede explotar como un disparate de aquellos. ¿Qué sabes tú del futuro, qué sabes de lo que va a suceder si el más bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son? Temor, escape, volar.

Veinte de Tauro y tiritan mis piernas en la espera...

miércoles, 9 de mayo de 2012

Jack

You know it's true,
I'm not like him
but I'm real.
He's just so far,
he's just a movie star
and everything he does is not for real.

But I'm here,
a paradise is ours 
and no one else can take you out from this,
cause I'm real.
I'm just so close
I'm a human at all
and everything will be as perfect as a dream.

And I'm not Jack:
forget his name,
and let me touch you like it's the end.
Let me touch you,
let your skin be my guiding light,
and I promise you stories you'll remember forever.

Hollywood movies are just a fantasy,
and we're far better than this
cause we're real.

We can fly, we can cry, we can laugh,
we can kiss our lips everytime we want.
We can feel it,
we can dream it,
we can make it true.

lunes, 7 de mayo de 2012

Eventos sísmicos.

Mi mente, que se congela al instante preciso en que el vuelo volador de un pájaro perdido se destruye, tiembla a cada instante que el menor ruido le perturba sobre el silencio. Y es que a veces se me olvida que la ciudad aún se mueve, que la ciudad se expande como los cometas dentro del gran sistema que es el universo y sus diversas funciones vitales de entregar la energía y el soporte para un sinfín de civilizaciones con sueños diversos. El suelo se mueve, la tierra crece, se expande hacia nuevos horizontes y dentro de todo proceso, los cambios pueden llegar a ser un poco acelerados. La naturaleza no pide permiso y, en realidad, no tiene por qué hacerlo si es el origen de todo lo que vemos, incluso de nosotros mismos.

El mundo es un evento sísmico, los sueños también. La naturaleza, ídem, la lluvia, el baile, el canto, los mares, la nieve, el sol, qué se yo. La última canción de tu lista de reproducción, la última moda que la diva pop desechó, el último verso que un gran poeta escribió antes de dormir. Somos el aire, el silencio, somos movimiento: somos eventos sísmicos que a nuestros pies hacen temblar la historia y la reconstruyen a cada paso, una vez más. 

Será grado 5, quizás grado 6, será la música que nos haga bailar. Será pronto, mientras duermas. Será como un sueño que, al despertar, volverá a la calma. En mitad de la X, quizá en la feria número cuatro y todo volverá a la calma: un aviso de algo mayor. Y, al final, todo será luz, habrá muchas sonrisas y felicidad. 

domingo, 6 de mayo de 2012

Bajo la lluvia

Bajo la lluvia se encuentran,
bajo la lluvia es un baile,
bajo la música es un ensueño.

Anáforas y exageraciones literarias en un mismo ritmo
cuando el silencio de las nubes oscuras cubre la ciudad
y la tierra se hace barro
y los cauces se hacen ríos
y las conjunciones se unen en reiteración.

Bajo la lluvia me das un beso,
bajo la lluvia te abrazo,
bajo la lluvia me descubres sonriendo.
 

1 norte a las 2 am: Las micros también vuelan.

Un hilo de luz que se convierte en continuo y un viaje en el tiempo, cruzamos la ciudad a toda velocidad y el Marga Marga disecado nos mira desde su lecho de estatua de exposición: ya quisiera él volar tan rápido en dirección contraria a la gravedad mientras las almas en vela cantan y bailan al ritmo de la salsa que sube y baja en el interior de un pájaro sin alas, pero con ruedas. Ruedas que giran a la velocidad de las luces que se proyectan desde Forestal y todos esos rincones ocultos en aquella ciudad de edificios iguales. Y a cada detención, más de algún pasajero mareado por la bebida puede perder el equilibrio y acaso golpear a otro en un efecto en cadena que puede concluir con algún improperio contra el conductor y su pésimo forma de conducir: es el riesgo y la aventura de cruzar el Gran Valparaíso en dirección al valle dormido que aparece detrás de Canal Beagle.

La gente se sube y el microbús se repleta de tal forma que pareciera ser horario punta, pero no lo es. Algunos pasajeros ya duermen, mientras otros escuchamos la música que mantiene la fiesta al interior y nos hace echar de menos una bola-disco que proyecte las luces hacia el exterior. Algunos querrían bailar o salir al "pasillo de baile", pero otra persona con varios grados menos de alcohol en el cuerpo que él le impide su hazaña por su propio bienestar. Si el alcohol fuera legal en la vía pública, es seguro que la micro sería una cantina de dudosa reputación, aunque ya sabemos que la ilegalidad se traduce en el incentivo perfecto para hacer las cosas igual (o pregúntele a los hijos de la Señora Constitución). Y mientras el sueño comienza a invadir tu cuerpo, ves que los edificios aparecen como semillas de porotos que en un pocos días germinan dentro de un algodón. Plantas de porotos, con porotos por doquier, porotos y más porotos que aumentan la población y generan congestión vial, necesidades de transporte y el recuerdo de que "Santiago es Chile" y que las regiones no existen. 

Son las 02.05 a.m. y la micro se detiene en 1 norte con puente Libertad: improperios de los pasajeros que obligaron a cambiarse de micro porque "estos conchesumadre siempre hacen la misma wea" (sic). Aceleran los motores y no sé cómo, en qué momento, mediante qué circunstancia, individuo, instrumento, complemento del nombre, directo, indirecto o lo que sea, pero la micro saca sus 4 alas-ruedas y avanza a toda velocidad desafiando las leyes de la gravedad -y del tránsito, muy probablemente- para acortar distancias. Son las 02.20 y se detiene en el centro de Quilpué, luego de un increíble viaje en el tiempo que te hace desear poder llegar así de rápido a los lugares durante el resto del día. Las micros también vuelan.

sábado, 5 de mayo de 2012

Fuck this shit

Algunos sucesos "semi-laborales" hacen que esta foto sea muy ad hoc a la semana. Simplemente en ese sentido, lo demás, una simple humorada.

Fotografía: Las Cruces, El Tablo, Región de Valparaíso.

viernes, 4 de mayo de 2012

Still dreaming about earthquakes

I still dreaming about earthquakes in the middle of a nightmare
and I woke up scared about what's going to happen.
I wish I could now it all,
but I'm just a tourist inside this world,
everything's still a surprise
and I don't know how to act.
 I walk away, sometimes I ran, 
sometimes I fall down and I fall asleep into the rain:
do I have to escape?
Do I have to pray?
Do I have to tell the stories to someone else
if there's nothing clear like to say?

I'm dreaming about disasters
and the earth is shaking so strong,
but everything's still so quiet.
I'm dreaming about feeling as scared that I can't keep on,
that my legs are week and my body's fool,
my mind can't think about a reaction
and the blood inside my veins are stucked. 
I'm just and explotion and everything's on fire,
round the city of my nightmare. 

Do I have to ran?
I don't, because there's no way out.
There's some noise, there's confusion
but there's a light after all. 
Everything's changing, everything will be better,
that's what I want to think.

jueves, 3 de mayo de 2012

Rayos, luces, rumbos, viajes.

Rayos, luces en un tunel que se proyecta hacia el universo con esa luz inacabable subyacente en estructuras complejas subordinadas que mencionan una y otra vez una unidad terminal cazadora que ve y se ilumina cuando el silencio de una canción lo rodea y lo adverbia en una sustantivación adjetiva articulando movimientos y acciones. Rayos, luces, canciones que obnubilan la mirada de un cristal que se llena de vapor, que se convierte en agua y se alza como estructuras congeladas sobre un lago perdido en las alturas escondidas de los cerros iluminados. 

Niebla avanzando en el horizonte, rumbos, luces, viajes. Elementos dispersos sobre una mente interceptada por miles ideas que van y vienen a cada segundo.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Oscuridad en el horizonte

Creo que el cambio de hora no me ha pillado desprevenido, pero, de todas formas, no he podido desligarme de algunos de esos efectos adversos que siempre anuncian y que nunca antes me había tocado percibir. Quizá se trate del nunca bien querido -ni reconocido, claramente- paso de los años y que las cosas que antes no afectaban, ahora sí: que el cuerpo no es el mismo, que los carretes pasan la cuenta y un sinfín de ese blah blah que algún día te dijeron con la intención de que no salieras a carretear por enésima vez en el mes. Pero creo que se trata de periodos de la vida que es sano vivir y que, evidentemente, ahora echo un poco de menos: es increíble cómo el trabajo -o en mi caso, la práctica- puede convertirse en uno de los principales aspectos de mi vida en cuanto a tiempo y energía, dejándome exhausto al grado de solo pensar en dormir y salir a caminar durante el día. Así es la vida laboral, pienso, y es bueno tener un primer acercamiento a lo que me espera. 

Dentro de esos cambios que ha producido el retraso de una hora -o más bien, el comienzo del horario de invierno que nos regirá por 4 meses- podemos notar que la luz ha variado: hacía algunas semanas, viajar a las 7 de la mañana y llegar a clases a las 8 era todavía una odisea de madrugada mientras que ahora he ido recuperando la sensación de que mi día comienza, efectivamente, "de día" y no de noche. Creo que es importantísimo despertar con un poco de luz para decirle al organismo de que ya es hora de ponerse a trabajar y que el sueño debe quedar atrás, aunque con sol u oscuridad, las ganas de seguir durmiendo durante la mañana se mantengan intactas sobre todo en invierno: el frío de la mañana, el sereno, la lluvia o qué se yo. Pero esa hora de luz que aparece en la mañana debe ser tomada de algún lado: de la tarde. Es así como me doy cuenta que a las 7 de la tarde ya está de noche como en los viejos tiempos, situación que causa un agotamiento visual, pero que me permite disfrutar de los cerros iluminados que se proyectan sobre el Pacífico porteño que me ha visto caminar tantas veces bajo la cautivación de una ciudad sin igual. Siempre defenderé a Valparaíso como ciudad única y bella, con colores y vida propia a diferencia del plástico de ciudades aledañas (ejem... Viña). 

Y la oscuridad de la noche comienza a luchar por su poderío contra el día. Es sencillo: el movimiento de la tierra hace que el verano llegue a un hemisferio y al otro no para que todo sea al revés, todo en orden y todos felices (¿o no?). Y claro, llega un momento en que la oscuridad del invierno avanza a pasos agigantados para confundirse con nuestra rutina diaria. De todas formas, siempre he encontrado en el invierno un toque cálido y romántico que me motiva a escribir, probablemente por el encierro que me hace imaginar y crear nuevas ideas. Ese frío y oscuridad que me sorprendió mientras viajaba por la avenida España en dirección a casa y que me trajo recuerdos de infancia cuando realizaba aquel mismo viaje cada día. Nostalgia de día viernes frío regresando a dormir, buscando algo de calor (y pensando en comer algo frito como sopaipillas o algo por el estilo). La oscuridad del horizonte me cautivó bajo el ensueño de la canción Sweet Lullaby de Deep Forest: toda una experiencia.

El invierno aún no llega, pero se acerca. Creo que es interesante aprender a disfrutar de la luz propia que despierta dentro de las ciudades que se llenan de noche, de misterio, de frío y de locuras. Desde ya, podemos aprender a descubrir la secreta inspiración de ese frío que nos congela los huesos y nos hace ir en busca de ese abrazo que nos llena.