viernes, 29 de junio de 2012

Imágenes

Y al lado de la estación, un alma camina a lo lejos a la deriva buscando algún lugar para tomar el sol. Unos pasos más adelante, las gotas de lluvia se convierten en chorros interminables que humedecen hasta el más desértico de los territorios donde antiguamente se agrietaba la tierra para dejar al hombre ver el centro de la tierra. Un poco más allá, alguien observa el cielo y dibuja los astros en un papel que a veces se corroe por alguna gotera que cae desde el techo, mientras siente los pies adoloridos por el frío y la humedad del ambiente. Temperatura mínima: 4º C. Temperatura máxima: 10º C. Probabilidades de lluvia: 190%, pues las precipitaciones ya han humedecido los callejones de la ciudad. A su lado, alguien se siente a fumar un cigarro y el humo se pierde en el aire con la velocidad del vehículo que cruza la Avenida España en dirección a Portales, donde un ciclista pedalea ansioso observando las olas que revientan cerca del Wheelwright... y la ciudad comienza a iluminarse de a poco.

jueves, 28 de junio de 2012

Ideas

Se sentó a leer el diario para pasar desapercibido como cualquier otro turista, aunque le costaba entender el lenguaje. Las lanchas circulaban a través del río en varias direcciones y creyó haber aparecido en más de alguna foto tipo postal, como transeúnte. Las sombras estaban tras sus pasos y su estómago pesaba con el exceso de pizza que había consumido en un local cerca de la Piazza Di San Marco: debía cruzar hacia la isla más cercana, pero la distancia era enorme como para cruzar nadando sin morir atropellado por alguna nave de pasajeros. Después de todo, mejor habría sido pagar los 15€ en vez de tener que andar escondiéndose.


Fotografía: Venecia, Italia.

miércoles, 27 de junio de 2012

El Té de despedida

Hoy fue extraño: entregué uno de los últimos trabajos de mi era pedagógica y la sensación de vacío era enorme. Por más que intentaban anunciarme que se trataba del final de la carrera y de que la vida universitaria comienza a decir adiós, no logro sentirlo como algo real: ¿es que acaso me quedé con el gusto de querer seguir siendo eterno estudiante? ¿Ahora me adheriré a marchas solo para quedarme eternamente en la universidad? Nada de eso, definitivamente. Es extraño ver que ha pasado una de esas etapas que parecía lejana, que si bien es compleja, con esfuerzo se puede llegar a buen puerto. La reunión comenzó a eso de las 17.30 cuando los profesores llegaron a un salón para compartir un té, torta y pancitos de cocktail para realizar alguna de las últimas conversaciones con quienes guiaron este proceso que odié durante el 80% de su desarrollo y que ahora comienzo a mirar con nostalgia. La vida se convierte en temores e incertezas, como siempre, pero ahora más que nunca: pensar en trabajar en algo que no quiero me aterra un poco, pero es el precio de haber tomado una decisión que, finalmente, confío que haya sido la mejor. La vida misma se encarga de llevarlo a uno hacia el camino que corresponde y creo que si no es el camino exacto, estoy muy cerca. 

Me agradó volver a tener esa conversación con la gente del círculo y ver que, después de todo, seguimos teniendo la misma buena onda de siempre y que los recuerdos parecen estar siempre vivos. Me agradó notar el interés por saber de nuestras vidas y ver que aún continúa el cariño de siempre, que las relaciones pueden permanecer pese a ciertas caídas que marcan el camino. Vi que esa puerta no está abierta y me dolió un poco, pero ya se abrirán otras que serán para mejor. Comienza el inicio de esa temida era pedagógica de la cual reniego, pero por la cual ya opté. ¿Qué es lo que sucederá? No tengo ni la más mínima idea: que la vida sea la que me lleve al lugar donde debo estar.

martes, 26 de junio de 2012

La niebla

La niebla avanza desde el horizonte con un mensaje de misterio y de enigma, donde las aguas silenciosas se mueven sigilosas de un lado a otro: cruzan el Pacífico, se pierden en las profundidades para evaporarse y convertirse en nubes. Las nubes que llevan el agua, que golpean la ciudad y la cubren de difusas luces que se confunden entre sí, que distorsionan el paisaje generando una imagen diferente y renovada de eso cotidiano que ahora toma un matiz distinto. La ciudad escondida se convierte en imaginación producto de la confusión de la niebla invernal nocturna que se posa en pleno mediodía, que dibuja colores dorados bajo las estrellas que ya no se ven. 

La niebla se convierte en agua que humedece los adoquines, que humedece la piel, que hace dormir la mirada. La niebla se transforma en el río que baja por los cerros hasta dar al mar y reiniciar el ciclo.

lunes, 25 de junio de 2012

Todos los caminos llevan a...

Las calles albaceteñas se cubren de silencio durante las noches iluminadas de los alrededores de la punta del Parque donde tantas veces se vieron pasar las sombras de noctámbulos enfiestados, cantando sonrientes en diversos idiomas. Nunca hubo una sola botella de vino arrojada sobre el pavimento ni algún somnoliento muchacho cansado del baile que no acaba, pero la música que vibraba en las paredes seguramente despertó a algún vecino conservador que ya pronto entablaba alguna denuncia ante el ayuntamiento. Solo se supo que, por allí cerca, las huellas de varios caminantes se encontraron en el entrecruce de caminos de aquel llano oculto que, a ratos, parecía olvidado bajo la oscuridad de las estrellas fugaces que se reflejaban sobre el campo desde lo lejos. Algunos soñaban con el mar y otros con la capital, pero muchos acabaron escondidos en el regazo de aquel círculo concéntrico que más de alguna vez habría hecho confundir a algún transeúnte. Y, al final, todos los caminos llevan al Parque Líneal, a la Estación, a la carretera, a los valles, al mundo, a las estrellas, a la luna, a la niebla...




Fotografía: Plaza del Altozano, Albacete, Castilla-La Mancha, España.

Aprendizajes de la vida

Formas de evaluación existen muchas y varias instituciones se sienten empoderadas para plantear criterios que pretenden ser verdades universales aunque, claramente, seguimos contando con nuestro libre albedrío de tener nuestra opinión respecto a su eficiencia (pero, muchas veces, debemos aplicarlas igual). Y es inevitable que todo se traduzca a un número -apetecibles, odiables, deliciosos y malditos números- que, se supone, será un diagnóstico relativamente estándar de nuestras habilidades: con el paso del tiempo, comienzo a comprobar que los mayores aprendizajes de la vida no son cuantificables en cuanto a números, sino más bien, en cuanto a acciones concretas que uno debe llevar a cabo. Porque el aprendizaje real se refiere a conductas que debemos aplicar durante toda la vida, donde el carácter funcional de las mismas sea lo primordial.

Hace unos días había revisado mi pauta de evaluación de la práctica final y no estaba conforme con el resultado puesto que el número no era excelente como hubiese querido. Como es lógico, me molesté y no lancé, precisamente, rezos ni alabanzas a los santos del cielo sino que todo lo contrario: es este sistema numérico obsesivo que nos obliga a pensar en torno a números. Un poco molesto, envié un correo a mi profesora mentora para poder conversar la situación y su escueto "ok" como respuesta parecía incrementar mi molestia. Finalmente, hoy se dio la instancia de conversar: le comenté que el papel podía decir muchas cosas y lo que a mí me importaba eran los comentarios que ella pudiese hacerme, porque la finalidad de todo el proceso era mi aprendizaje. Accedió y de muy buena manera me comentó detalle a detalle de la evaluación, sorprendiéndome su buena disposición. Y fue así como me fui dando cuenta de que la evaluación estaba hecha a conciencia y que, en gran medida, estaba de acuerdo con lo que me estaba planteando: mi ira inicial por no tener el máximo fue descendiendo al ver que, de todas formas, mi evaluación daba cuenta de un proceso de aprendizaje que daba como resultado algo positivo. Pese a que pudo haber sido una situación completamente destructiva para mi autoestima o algo parecido, no lo fue en absoluto y, por fin, logré escuchar comentarios respecto a mis fortalezas. Me alegré de que al fin pudiese sentir algo de valoración por todo el tiempo empleado en esto.

Finalmente, creo que me di cuenta de que no todo se traduce en una nota y que, como siempre, los mayores aprendizajes uno los va adquiriendo a diario. Es claro que el tiempo es el que irá diciendo lo que va a suceder y cómo nos iremos desarrollando, donde lo más importante es el esfuerzo por avanzar hacia una mejoría considerable. Creo que, después de todo, estos meses me han servido para afianzar mis conocimientos y explorar nuevos rumbos: una experiencia interesante para mi profesión que, si bien, no fue en condiciones ideales, creo que me ha enseñado muchas cosas que luego podré poner en práctica y, de paso, quitar un poco mi visión negativa de todo. Siempre se puede seguir adelante y el futuro se proyecta mejor. Allá vamos por ello.


domingo, 24 de junio de 2012

Noche de San Juan

En el silencio de una noche congelada, cuando la brisa cálida se asoma, nos escondemos bajo la higuera que comienza a florecer. Una luna enorme comienza a arder sobre el cielo que a ratos se cubre de oscuros nubarrones que sabemos no harán llover, pero que entibian el silencio del riachuelo que divaga a lo lejos. Y en medio de la nada nos convertimos en silencio: el pulso acelerado se confunde con el tic tac de algún reloj olvidado en el pasillo de la casa y las luces encendidas nos avisan que hay peligro. No hay escape, permanecemos en silencio. Cuando la luz se apaga nos echamos a reir. No nos han descubierto esta vez.

viernes, 22 de junio de 2012

Abrir y cerrar los ojos

Abrir y cerrar los ojos para ver que los cristales se cubren de vapor congelado de la noche fría que avanza sobre los cielos oscuros, estrellados, a punto de volver a moverse. Abrir y cerrar los ojos y encontrarse con este mes de junio a medias que avanza, más lento, con retraso quizás, con sensaciones diversas de lo que puede suceder, con resultados diferentes a lo que se quería y con más de algún motivo para deprimirse, pero miles de motivos para mantenerse alegre. Abrir y cerrar los ojos y ver que el frío se apodera de mis manos y dificulta mis letras que se golpean unas contra otras como un péndulo que va y viene, viene y va como los sonidos de alguna canción que suena a lo lejos detrás de la muralla y que, seguramente, debe confundir el insomnio de algún vecino. Y ver el mar que no se detiene en la orilla, la oscuridad que emerge desde los volcanes submarinos que de vez en cuando rugen como las nubes que sobrevuelan mi ensueño. Y, de a poco, me congelo. De a poco se derrite el hielo y vuelvo a correr: de a poco se concluyen procesos que vi tan lejanos.

jueves, 21 de junio de 2012

Recuerdos

Qué entretenido es ver que pasa el tiempo y que aún es posible coincidir por instantes con las personas que te han acompañado durante tu formación y que, producto de las vivencias en conjunto, han pasado a ser grandes amigos en quienes confías pese a no verlos con tanta frecuencia como antes. Pese al estrés de una práctica que definitivamente es la peor de toda mi carrera y el cansancio del trabajo en la tesis (que sí me gusta y me motiva), siempre es bueno dejarse un poco de tiempo para reencontrarse con esa gente que siempre ha estado contigo. Fue así como acordamos reunirnos hoy con Karina luego de casi  3 meses de no vernos y me siento muy alegre de haber podido llevar a cabo este encuentro, de volver a contarnos de nuestras vidas, de ver que hemos crecido y que cada quien comienza a luchar por sus sueños que cada vez se hacen más grandes. Es sorprendente ver cómo hemos cambiado: la vestimenta no es la misma y nos vamos acercando a esa temible apariencia de ser "adulto"... aunque con mente de niño, siempre. Una conversación en Color Café y un caminata para ponernos al día de todos nuestros aconteceres: simplemente, genial. Son esos detalles diarios que me alegran, con los mismos consejos que siempre me han hecho bajar de mi mundo acelerado hasta alcanzar una realidad un poco más calmada. 

Una de las cosas que más he aprendido a valorar en el último tiempo es la amistad y, sin lugar a dudas, me doy cuenta de que he encontrado a una persona genial, confiable y sincera dentro de este camino universitario. Y son de esas amistades que perdurarán en el tiempo.

miércoles, 20 de junio de 2012

La balanza

Cosas negativas del día:
- Me piden una corrección para mañana, considerando que envié la prueba el día lunes. Como siempre, intentando poner la nota negra al día y de amargar todo. 

Cosas positivas:
- Encontré, al fin, zapatillas de lluvia. Si bien, parecen tener un defecto de fábrica, es completamente solucionable. 
- Encontré un chaquetón tipo abrigo, algo que anduve buscando desde hacía mucho tiempo.
- Después de la tormenta, viene la calma. Definitivamente, estoy feliz de estar contigo, Eve, y de que me hagas sonreír cuando más lo necesito. Darse cuenta de que el amor es genial es algo que me hace muy feliz.
- Ver Valparaíso humedecido por la lluvia, la oscuridad del cielo y el brillo de sus luces sobre la bahía es un espectáculo que me fascina. Una postal que llevo grabado en mi mente siempre.
- Comí sopaipillas pasadas en Color Café.
- Conocí a los padres de Maya y pude mantener una breve conversación en inglés, algo que me hacía falta. Creo que mi pronunciación es desastroza, pero salva y, al final, mantengo mi competencia comunicativa.
- Recibí un inbox de Lukasz y me trajo muy gratos recuerdos. 
- Pillé una 112 y pude llegar mucho más rápido a mi casa.
- Comí fajitas con atún, choclo, lechuga y queso parmesano porque me dio hambre a las 10 de la noche.

Resumen final: 1 vs 9. 
Definitivamente, hay muchas más cosas para motivarme que para deprimirme así que, querida práctica, no lograste amargarme el día esta vez.

Waiting for an earthquake

When the things are turning troubled and my mind's full of madness, everything can turn into something worst. I'm freaking out, I'm so scared about the ending of that story that I never wanted to live: that weak building that I shouldn't ever tried to cross. It's the end now and I'm not happy, I feel there's not successfull when you've worked a lot an a stupid person can't realise about it: maybe she doesn't want, she wants everybody to live the same shit she creates. And I said I didn't want to spend my time talking about that teacher, but actually I'm doing it and it's something that will help me to make me relax. I need to put it away and my words are coming free in a way I know that this kind of people won't understand. Language can sometimes be our best hidding place, the limit of my space and yours, the only barrier that some people will never cross.

That shit is coming to the end and I'm trying to do my best for enjoying that thing I really I don't like. I swear I'm doing my best even when my plans weren't what I expected it to be, but life gives surprises and changes. It's obviously I need to be ready for changes cause my mind's so structured and sometimes I don't take the time to see something new. That school practice was something new, a different place that I wasn't expecting to know and now I hate. That's it the reality I can't really tell at this place, that I'm scared of writting on my language. I'm sure everything will be better. Time's remaining... I'm waiting for an earthquake.

lunes, 18 de junio de 2012

23.37 hrs

...y el silencio de la urbe me duerme. Las luces de las calles se prolongan hasta el infinito, cruzan los cerros, se introducen en los bosques, lanzan luces hacia el cielo, forman nubes, forman lluvia, cuentan las gotas de agua suspendidas como hielo sobre la atmósfera. Desde las alturas el mar se ve tan quieto que asusta, a la espera de cualquier torbellino para convertirse en distorsión. Confusión. Una constante divagación entre las estrellas que a veces se caen sobre las olas que revientan allá en el molo y se detienen cerca del malecón, esas luces de nostalgia que son únicas y que iluminan la noche que mira hacia el norte mientras todo el resto mira hacia el mar. Pero igual miramos al mar, cantando canciones que nos hacen bailar. Y el silencio de la urbe me despierta...

Melodías

Ayer te vi mientras caminabas por la calle, Beth, y fue inevitable acordarme de tu voz melodramática que me acompañó en tantas noches de penurias. Aunque el sol golpeara mi ventana con la furia de los 35º de una tarde estival, la melodía de tu figura siempre fue capaz de llenarme de ese frío gélido que, a ratos, me daba miedo haciéndome creer que era el primer contacto con la muerte. Quizás morí en algún instante y luego volví a la vida con uno que otro vaso de ron de esa botella que desapareció en cosa de segundos y que luego nos dejó tirados sobre el sofá, hablando de personajes históricos diversos. Alguna vez, incluso, se nos ocurrió salir a caminar por las calles que ya se cubrían de nieve. ¿Recuerdas que tuve que detenerte cuando se te ocurrió que sería una excelente, novedosa y musical idea la de lanzarte a volar desde el Westminster Bridge y ver si eras capaz de alcanzar una pequeña lancha que avanzaban monitoreada por un fantasma? Ay, Beth, si te ocurren siempre tantas locuras que hasta el día de hoy me hacen reir. 

Anoche me acordé de nuestras citas y preparé un café bien cargado, con el agua recién hervida para observar el humo que empañaba esos lentes que siempre dijiste que eran demasiado mainstream. Pasó el tiempo y nunca más los cambié, sin saber si mi vista empeoraba. Me quedé varias horas escuchando tu disco, admirando esa Wandering Star que cantabas cada vez que venías conduciendo tu vehículo con un cigarro en la mano y ese olor a tabaco que me producía alergia. Hace tanto tiempo que no nos sentamos a conversar, acaso será porque nuestras agendas ocupadas nos distancian. Acaso será porque cambiaste tu número y nunca me avisaste, porque te fuiste de Londres en busca de nuevos rumbos y yo me quedé en Victoria Station esperando algún tren para escapar, pero nunca lo hice y preferí quedarme a observar las historias que llegaban buscando un lugar donde asentarse. 

Y, al final, me senté a tomar nuevamente un café. Quizás, en algún momento, podríamos volvernos a ver.

domingo, 17 de junio de 2012

Entre la lluvia

Entre la lluvia me detengo a ver el paso del tiempo.
Las pisadas dejadas al azar en un paseo otoñal
y los recuerdos de un pueblo lejano,
perdido entre los olvidados llanos
donde las tardes se convirtieron en noches
y las noches en historias sin final.
Allá donde la música retumbaba en las paredes
y las domingos de madrugada se alargaban hasta el atardecer.

Esas tardes caminando descalzo por el balcón
y el granizo rebotando sobre las baldosas
que luego casi me harían resbalar.
Esos días de improviso en que la nube ocultaba la urbe
y todo se transformaba en confusión,
donde las luces no existían
y los fantasmas volvían a tomar vida.
Donde tantas veces acudí a recordar
ese mar tranquilo, pacífico y lejano
del cual me distancié por seis meses. 
Tantas historias, tantos recuerdos,
tantos sueños, tantas sonrisas, tantas miradas,
tanta gente, tantos caminos... tanto.

Tantas canciones que ahora mismo ya no recuerdo.
Tanto frío que soporté con una  chaqueta, una bufanda
y un par de converse amarillas humedecidas por las posas.
Tantas fotografías, tanta lluvia.
Me detengo a recordar las primaveras otoñales de la Mancha
cuando la música retumba nuevamente en mis paredes
y me transporto a ese silencio que ahora veo como un sueño.

Castilla fue un sueño
y el mundo entero es una completa ilusión.
La lluvia golpea nuevamente mi ventana
y allá bien lejos, en otro continente,
los vehículos cruzan la carretera rumbo a la costa:
el llano olvidado sigue cubierto de nubes, 
vibrante de sueños.

sábado, 16 de junio de 2012

Vaquitas que sonríen

¿Por qué sonrié la vaca? ¿Acaso habrá comido chuchoca esa vaquita loca?


Fotografía: Tottus Parque Arauco, Las Condes, Santiago. 

viernes, 15 de junio de 2012

Un camino silencioso por el Queen's Walk

Un camino silencioso por el Queen's Walk y el paisaje recurrente de un cuento londinense, allá donde las rueda gira todo el día y se duerme cuando atardece. Allá por donde los vagabundos se cobijan del hielo bajo cero, allá donde las nubes amenazan con cubrirnos de nieve. Un camino equivale a mil millones de miradas que pisan cada baldosa dormida, cada escalón construido hace cientos de años en que la tierra ha dado más de mil vueltas, por mi cabeza han pasado más de un millón de pensamientos, cuando he bebido más de cien mil litros de agua y he olvidado más de mil cosas que tenía que hacer. Los años pasan y se cumplen a lo menos cien pequeños sueños cuando giras la cabeza y te das cuenta de que ha pasado el tiempo y que comienzas a abrir las alas.

Y no se sabe por qué quedan las palabras escritas en un mural que luego alguien verá y le tomará una fotografía que cruzará el universo durmiente, naciente, somnoliento, despierto, ilusionado, soñador.

jueves, 14 de junio de 2012

Light

Shaking the world at my feet,
living inside a bad dream,
I want to forget about everything.
Is this what I choose?
Sometimes we're wrong, sometimes we fail
and I want to take my time to take revenge,
I want to take revenge againt myself
and I don't know how to escape:
I think that I should be scared
about all the things that I can say.

I need some light like the road on the hill,
I need to run away from that shitty place
this is not where I want to be,
I need a better space to stay in.

Bad words I don't want to hear,
no more loneliness, no more fear,
no more irony,
no more imitation:
I know the light's outside of this building.

Light to see far away,
light to get good dreams,
no more nightmares,
light to stay safe... away from here. 

Dilluvia

Gotas de lluvia inundando el silencio de una ciudad iluminada desde la cabeza hasta los pies, donde descansan los espíritus que en cualquier momento estallarán en violencia. Gotas de frío recorriendo las pieles juveniles que se detienen a sonreír, capturando cada nuevo paisaje que en un segundo se congela cuando el viento pasa. Lluvia, lluvia... lluvia que diluvia el lluvioso silencio de la lluvia que lluvea lo que llovió cuando ya había llovido el agua de la lluvia del diluvio diluviado. Mezcla de palabras amorfas que se enredan, tic tac, cuentagotas de un tubo de ensayo y la explosión en el laboratorio de Fleming cuando el etanol se combinó con penicilina. Lluvia que diluvia, que se mezcla, que explota, que es incandescente, que corroe los materiales.

Dilluvia sobre un cuerpo sumergido en el agua, sobre el astro que cruza el horizonte hasta perderse en la infinidad. Dilluvia sobre ese cuerpo celeste que al fin se siente libre, que al fin se siente sonriente. Dilluvia. Dilluvia sobre ese ente que ha encontrado su forma, que la encuentra en su reflejo, que sonríe de su corporeidad.

miércoles, 13 de junio de 2012

Cuantitativo correlacional causal.

La espera tuvo frutos: casi media hora de espera para poder ingresar a mi clase de tesis, la revisión del marco metodológico y del informe del estadístico respecto a la muestra que obtuve para mi análisis. Todo lo que se da vueltas en mi cabeza corresponde a tesis y se repite al unísono: tesis. Pero no es algo que me desagrade como lo es la práctica, muy por el contrario, es lo que más me motiva. En un primer momento, me asusté al ver que mis resultados eran diferentes a lo que estaba esperando y que, definitivamente, no podré cumplir con mi hipótesis: lo que uno busca es rechazar la hipótesis nula y en mi caso, es la que se confirma. Aunque parezca un fail, no lo es en absoluto: simplemente, el estudio dio ese resultado y ahora me toca explicarlo. Explicar, explicar. Al menos ya sé que mi estudio corresponde a uno de tipo cuantitativo correlacional causal, de carácter no experimental, donde el proceso de inmersión pasa a ser un factor. Aunque parezca que hablo en chino y tiro una serie de ideas a la parrilla, espero poder ordenarlo todo en mi cabeza para luego lanzarlo sobre el papel... ¡y defenderlo! Porque ya hay fecha.

Y ahora vuelvo a eso que en algún momento temí: los números. Ya se acordara la Eve de aquellas ocasiones en que me decía que debí haber estudiado estadística: algún talento de predicción había en esas palabras. El problema es que mi inteligencia humanista me dificulta un poco entender tanto número, valor-p, potencia, significatividad al 5% y una que otra condición más. Queda un mes para ordenar todo y creo que es suficiente. Me motiva muchísimo este momento.

lunes, 11 de junio de 2012

Realidades y expectativas

Y, finalmente, el día de la supervisión llegó. En un primer momento pensé que no sucedería ya que mi supervisor no llegó a la hora, pero pasados 5 minutos lo vi en la puerta y entonces ingresó para situarse en el fondo de la sala y comenzar a observar una de las clases que, disciplinarmente, creo que ha sido de las peores. Por un momento sentí bastante frustración al sentir que todo lo que había logrado durante este semestre se iba a las pailas, que me evaluarían pésimo producto de la mala conducta de los estudiantes y que todo lo que me habían dicho -que se portaban bien cuando venían los supervisores, que eran deferentes, etc- se iba a la misma mierda. Realmente los odié, porque nunca antes se habían portado tan mal como hoy. Aunque, para ser sincero, debo reconocer que tampoco preparé demasiado la clase y que, dentro de lo que se puede, resultó bastante bien. 

Salí de la sala con la intención de llorar, con un nudo en la garganta y queriendo lanzarles una mesa por la cabeza: probablemente, cumplir con mi deseo oculto de lanzar alguno por la ventana para producir temor. Pero no se puede, la moral profesional es más fuerte en estos casos (claro, porque a estas alturas me importa un comino la calidad humana). Lo positivo del asunto fue la evaluación final del supervisor quién me dijo que, con lo que había visto, ya podía sacar una nota: en un primer momento, miedo. A mi mente regresó la imagen de bestias salvajes en la jungla tocando tambores y saltando de un árbol a otro. Pero fue mucho más positivo de lo que pensé cuando me comenta que la estructura estaba bien y que mi método, en general, era bastante bueno. Una que otra impresión de hacerlo de otra forma como sugerencia, pero me llevé una buena observación y eso me levantó considerablemente el ánimo. 

Expectativa: los alumnos participando de la clase de manera activa, en silencio, como "buenos ciudadanos". 
Realidad: bullicio, salvajismo, simios colgando de un árbol y haciendo bochinche.

Expectativa: que la reacción de la profesora mentora fuese "genial que te fue bien" "yo también estoy de acuerdo con tu evaluación" "valoro mucho tu trabajo", etc.
Realidad: indiferencia y... más pruebas para revisar.

Expectativa: ¡Váyanse todos a la misma mieeeeeeeeeeerda!
Realidad: "Ya, chicos, nos vemos el jueves y continuamos trabajando" (dicho con una sonrisa)

Expectativa: Poder llegar a dormir y descansar, arrojarme sobre mi cama y olvidarme del mundo real para sumegirme en el mundo onírico.
Realidad: Desarrollo de trabajo de investigación acción para práctica final. 

Así es la vida, ya queda menos de la práctica e intento darme ánimo con el humor: solo 4 semanas y ya está.

Visitas y recuerdos

Este fin de semana tuve la visita de Charles, un amigo francés que tuve la suerte de conocer durante mi estadía en Albacete en aquel semestre de intercambio que me llenó de buenos recuerdos y momentos. Es extraño ver cómo pasa el tiempo y que, en un abrir y cerrar de ojos, ya han pasado dos años desde aquel instante que esperé por mucho: a veces echo de menos un poco esa sensación de espera, la sensación del viaje, de lo nuevo y, por lo tanto, me motivo a terminar pronto mi carrera y continuar la senda de recorrer el mundo. 

Fue una visita que me sorprendió por lo rápido que se pasó el tiempo desde que me comentó que venía a Chile y que acordamos que vendría a mi casa por el fin de semana. Volví a ser turiste por un fin de semana y me olvidé total y profundamente de mis deberes académicos lo que si bien tiene consecuencias me hizo bastante bien en estos instantes en que la práctica se constituye en lo más apestoso que me ha tocado sobrellevar desde que ingresé a mi carrera. El tiempo es poco, pero es bueno mandar todo a la mierda por un instante para vivir: recorrer Valparaíso durante todo un fin de semana, ver el mar, la luz de los cerros, de la gente, recordar historias propias y del otro continente... un fin de semana marcado por esa sensación de viaje que esta vez no era mío, pero que este viajero europeo nos compartió por algunos días. 

Comparar las ciudad y ver las similitudes o diferencias, ver el encanto propio de cada uno y descubrir que el ser humano en el fondo es el mismo, aunque con culturas diferentes. Volvió el recuerdo y la necesidad de subirme a un avión y esperar por un nuevo destino. Y quedamos de volver a vernos antes de su regreso a Francia para comentar su viaje por Chile y despedirnos. Simplemente, gracias Charles por tu visita y ya sabes que puedes volver cuando quieras.

sábado, 9 de junio de 2012

Escape(n)

A veces, las micros que recorren nuestro Gran Valparaíso no pueden considerarse, precisamente, seguras. Por lo tanto, la vía de escape ya no aparece en modo indicativo sino que, prácticamente, en modo imperativo: por tu propio bien.

Fotografía: En alguna micro del TMV (Transporte Metropolitano de Valparaíso)

viernes, 8 de junio de 2012

"Soy productivo"

Es extraño ponerse a pensar que, prácticamente, no tengo nada que hacer este fin de semana. ¿Increíble, no? Sucede que, contrario a mis planes, los resultados estadísticos de la tesis no estuvieron para el día de hoy como estaba predispuesto y eso significa que no podré trabajar en ellos el fin de semana. Sin embargo, pese a que esta situación pudo haberme desilusionado por el hecho de que tuve que viajar a Viña del Mar por tan solo 15 minutos, me llevé la grata sorpresa de ver que mi marco teórico ya estaba revisada y con muy buenas críticas: todo el tiempo de trabajo de casi un mes viene dando buenos frutos lo cual no puede dejar de ser alentador. Creo que fue suficiente para alegrarme la mañana y ver que no había perdido el tiempo. Si bien, mis expectativas eran tener lista la tesis el próximo viernes 15 de junio, es muy probable que deba extender ese plazo. De igual forma, me agradó mucho ver el rostro de agrado de mi profesor guía al notar que he seguido avanzando y que no he perdido tiempo, que soy "productivo" como me definí y que le provocó una sonrisa: cada vez más, me doy cuenta de que estoy haciendo un trabajo que me motiva y que, en definitiva, es lo que me ha dado ánimo durante todo el semestre para soportar otros detalles que no me gustan tanto como la práctica. 

Un viernes en que mis planes cambiaron para bien: de pensar en hacer muchas cosas a llegar a hacer prácticamente nada. Y es inconcebible en estos momentos: siempre cuando tengo muchas cosas que hacer busco tiempo para hacer nada y cuando lo tengo, busco cosas qué hacer. No es que sea trabajólico, pero como que uno se acostumbra a estar en constante actividad. Ahora, a esperar a Charles que ya viene en camino: se aproxima un fin de semana de turistas.

jueves, 7 de junio de 2012

Una semana más de práctica: un hoja más que se arranca.

Tal y como lo dice el título de la entrada: ya estoy sacando cuentas felices al ver que los días avanzan rápido y que las semanas parecen hacerse más cortas, lo que implica una necesaria aceleración en la sensación de tiempo y en mi permanencia en un establecimiento que, desde un principio, no me ha gustado. Lo digo abiertamente aunque sea políticamente incorrecto -esperando, claro, que esto no llegue a la lectura de gente que no corresponde- porque creo que debo canalizarlo en algún lugar y el blog es ese espacio virtual destinado para ello: léalo, disfrútelo, si no lo entiende no importa. Veo feliz que ya solo quedan 4 semanas de clases, 8 sesiones de tolerancia mutua entre los alumnos y yo, 4 semanas para presentar la tesis y algo así como 6 para presentarla y ver si esto apto para ser considerado licenciado en lengua. Wow. 

Creo que, de todas formas, me causará algo de nostalgia dejar el colegio, pero también creo que la nostalgia no me durará mucho: comienzo a pensar en algún grito de alegría al salir, en lanzar todos los improperios que me he callado, en contener mi cara de felicidad al decir adiós. Nunca se sabe, en realidad, pero por el momento es mi motivación: terminar luego con esto. Una semana que acaba es una hoja que se arranca del calendario y se arroja al basurero para luego desechar. Así de simple. Pero, a la vez, es una semana menos de tiempo para terminar con la redacción de mi tesis que es lo que realmente me importa en estos momentos. 

Ya queda menos y eso me pone feliz, aunque ansioso. El segundo semestre es una nebulosa, pero en el fondo igual siempre veo la luz.

Una noche en que me perdí en Londres

Algunos dirán que fue el alcohol, pero insisto en que mi visita fue total y absolutamente abstemia: las gotas de licor nunca fueron un real aliciente para el aumento de temperatura cuando esta se encontraba cercana al cero grado, pero desde abajo. Solo sé que seguí un impulso extraño de salir a recorrer el Queen's Walk iluminado por las estrellas que se acumulaban sobre los edificios y que se reflejaban en las cápsulas del London Eye desde el cual pude ver una ciudad que se extendía hasta la inmensidad. Sí, debe haber sido el efecto de haber observado el Thames cuando era cruzado por alguna nave fantasma que andaba a la deriva mientras yo saludaba a las doncellas que bailaban en la terraza: definitivamente, ese fue el motivo de que me arrojase al agua y cruzara nadando hasta subir por el metal congelado que ya estaba cubierto de nieve. Cuando estuve arriba, me entregaron ropa nueva y un abrigo al momento en que me acercaba a una chimenea encendida. La fiesta sobre el agua me hacía tambalear, insisto, sin nada de alcohol. Pese a que pude haber tenido mas sed que el Comandante Nelson, me contuve y disfruté de la música que resultaba tan extraña dentro de un ambiente tan tradicional: los sonidos espaciales de Royksopp me invitaban a una copa, pero me resistí. Incluso me resistí a tomar té con el espíritu de una anciana que se decía ser la reina. 

Las calles iluminadas por los faroles se extendían hasta donde mi vista ya no alcanzaba a divisar más que una silueta difusa con una guitarra. El guitarrista de la ribera del Thames cantaba canciones tristes y el vagabundo del otro lado ya debía de haber muerto congelado para que, al día siguiente, alguien lo arrojara al río y desapareciera cualquier evidencia de los crímenes del invierno. La ciudad se había hecho enorme, tanto, que no podía resistirla por mí mismo, era demasiado para mí.

Londres era gigante frente a Lambeth North, saliendo del tube. Mis zapatos aún tenían algo de nieve en sus huellas, aunque, en realidad,  nunca vi nevar en la capital inglesa.

miércoles, 6 de junio de 2012

Valparaíso

Hay algo en ese frío aire que corre por los callejones ocultos de la ciudad que hace que ese puerto sea mío: historias diversas circulando por los cables del tendido eléctrico y las voces alegres de quienes se cuentan su vida a través del teléfono, de la vecina que salió con otro, del vecino que se emborrachó antes de saberlo, del vecino que compró una guitarra y aprendió a tocarla mientras observaba las luces que se alzaban hacia el cerro. De las melodías de los pájaros que cantan cuando se posan sobre las barandas de algún paseo, de las gaviotas que vienen a quedarse luego de viajar kilómetros y kilómetros hasta encontrarse nuevamente en casa. 

Hay algo en cada adoquín que me hace saber que ya los he caminado, pero que al volver, será como si todo partiese de cero. La ciudad cambia de colores y las escaleras aparecen y desaparecen, creando un paisaje nuevo a cada mañana cuando el sol aparece desde algún lugar y se oculta tras el cerro, cuando su reflejo se proyecta en el Pacífico inquieto que baña las costas del puerto. 

Hay tantas historias que hacen que Valparaíso sea mío, tan mío como la sangre que recorre mi cuerpo, tan mío como el aire que respiro. 

 Fotografía: Plaza Aníbal Pinto, en dirección al Cerro Concepción por Almirante Montt, Valparaíso.

Te invito al Mediterráneo

Te invito a caminar por la playa
y a sumegirnos en un mar de silencio,
de historia, de mundos conectados que navegan a la inmensidad.
Te invito a un atardecer de colores
donde las olas enloquezcan al vernos llegar:
allá donde las nubes desaparecen bajo el horizonte
y el sol aparece por donde siempre hemos creído que se esconde,
allá donde el mundo parece distinto,
pero los sueños son los mismos,
allá donde cumplimos con un viaje que,
a la distancia, nos mantuvo siempre unidos.

Te invito a desaparecer de este momento
y detener el tiempo:
te invito a que recorras mi espalda
mientras nos perdemos en el delirio de mirarnos a los ojos,
de dar vueltas en el aire,
de ser acróbatas musicales de palabras inconexas.
Te invito a que, después de todo y como siempre,
nos encontremos en un abrazo del cual no queremos huir.

Te invito a recorrer el océano,
te invito al Mediterráneo
a descubrir las historias que nos unen
y las nuevas que podemos ir creando. 

Fotografía: La Manga, Cartagena, Murcia, España.

lunes, 4 de junio de 2012

Todo se transforma en hielo

Una noche fría de invierno cruzando el puente que va a dar al otro lado de la ciudad, cuando el cielo se cubre de silencio, la gente se cubre de bufandas y las palabras se cubren de sueño. Carecen de energía, quieren hacer muchas cosas, quieren vivir, quieren saltar a lo lejos. Las palabras que quieren transformarse en un mundo que se cae a pedazos, un mundo que no encuentra conexión. Un mundo de cantina donde se escuchan los amores perdidos de varias personas que se dejan caer en el alcohol o de amantes que se encuentran a la luz de las velas para mirar las luces de los barcos que avanzan desde el mar. Las aguas se agitan, el cielo se inquieta, las nubes avanzan sobre los cerros amenazando con dejar caer la frialdad de la nieve sobre los callejones que jamás han visto la blancura que cae del cielo.

Todo se transforma en hielo.

Circunstanciales de tiempo

¿Qué es lo que queda ahora? 

Día lunes 04 de junio a eso de las 11.20 de la mañana, cuando normalmente me encuentro nadando pero ahora me he quedado en casa avanzando en la tesis debido a que no podía llevar computador y equipo de natación a la vez: colapso. 

Día lunes por la mañana cuando ya se hace costumbre levantarse 1 hora después de lo que la alarma había determinado en primera instancia, cuando The weekend de Michael Gray se convierte en un resorte saltarín que me hace correr hasta el escritorio a apagarlo e intentar ordenar la cabeza mientras divago al estilo de Hamlet: ¿levantarse o no levantarse? He ahí el dilema. 

Cuando veo que he avanzando y lo que me pareció eterno ya parece estar cerca de tener un punto final. 

Cuando cuento que tan solo me quedan 5 semanas de práctica, de las cuales, solo me quedan 5 sesiones de clases como tal. 

Cuando veo que el calendario ha llegado a esos días que se veían lejanos. 

Cuando veo que el invierno llega zigzagueante entre días de frío, calor, menos calor y frío. Cuando a veces llueve.

Cuando me doy cuenta que se cumplen casi dos años del regreso de un viaje que marcaba un antes y un después en la forma cómo percibo y vivo la vida. 

Día lunes 4 de junio a las 11.24 y pienso en la clase que debo dar hoy, las pruebas que debo revisar y el marco metodológico de la tesis que comienza a tomar forma. Cuando me doy cuenta de que todavía existe la posibilidad de cumplir con la planificación que tenía en un principio.

Cuando me doy cuenta de que la complejidad sintáctica puede ser un índice real de la competencia sintáctica que establecen los individuos con el paso del tiempo.

Cuando me doy cuenta que sigo escribiendo pese a pensar que no lo volvería a hacer. Cuando me doy cuenta que hay cuentos pendientes por escribir y miles de aventuras por iniciar. 

Cuando veo que a mis adultos les realiza ver que progreso. Cuando siento que, con mis logros, contribuyo a cumplir los sueños de otros. 

Cuando... cuando los circunstanciales de tiempo son tantos que estaría todo el día escribiendo, pero veo que se me pasa la hora y es momento de salir del computador. Próxima estación: Día Lunes.

domingo, 3 de junio de 2012

Solo eres tú.

Entre el silencio de encontrarnos una y otra vez cuando cruzamos las calles, un mar de gente pasa a nuestro lado como si nada. En las profundidades, los trenes se detienen en el andén y el cielo, allá arriba, se cubre de nubes que nos dificultan ver los cometas que vuelan hacia lo alto, allá donde varias veces nos hemos encontrado soñando abrazados. Y es que han sido tantas las noches en que nos hemos cruzado, tomados de la mano, por los mismo paisajes: te he visto bañarte desnuda en la laguna desde la cual emerge la niebla en la cual luego nos convertimos, te he visto cubrirte de misterio para caminar de regreso a la cabaña donde te espero con un té caliente y chocolate con manjar. 

Me levanto cuando sé que ya vas a llegar y sonrió, se me acelera el corazón, se agudiza mi vista y mi percepción. Y en medio de la gente me encuentro contigo otra vez: el resto del mundo desaparece. Solo eres tú.

viernes, 1 de junio de 2012

Junio: el último mes de pregrado

Aunque parezca increíble, llega el momento en que comienzo a contar los días para que se acabe el semestre, pero no cualquier semestre, sino el último. Sí, el último semestre como estudiante universitario de pregrado: un mes para presentar la tesis, acabar la práctica y poder salir feliz de decir que tengo título y soy "profesional". Ahora, no empezaré a divagar respecto a que es ser profesional y toda esa bosta como la ayudante del inservible ramo de educación: "Dimensión profesional de la pedagogía", asignatura que no me sirvió de nada más que para aprender que "la escuela es un barco": dígame, usted, qué demonios es eso. En fin... solo queda intentar disfrutar lo que queda, dormir poco, trabajar a full y prepararse para lo que viene.

Y,quizás para hacer una analogía de lo que podría ser este semestre, me vengo un fin de semana a Santiago a ver el caos de la metrópolis más grande de Chile, a luchar por un espacio en el metro, a pelear con la gente que cree que la calle es suya, a ver la inmensidad caótica de una urbe que bien puede asemejarse con todas las cosas que debo hacer. Así como acá soy capaz de correr de un lado a otro, debo ser capaz de cumplir con todo. Y estoy seguro que podré. Allá vamos.