lunes, 31 de enero de 2011

Lovely January


Lovely january it's just the best memory I have:
looking at your face everyday,
dreaming with your smile all the time.
Sleeping in the grass at your side,
thinking about what's there on the stars:
maybe we could fly,
maybe you can hug me,
maybe I can kiss you.

Lovely january is coming to the end
and I still remember you like yesterday,
like everyday.
February's coming and you won't be here with me,
but I still feel you, I still dream about you. 

January and the summer on our noses.
The sky and the landscape,
our dreams swimming on the Pacific Ocean.
Take my hand once again,
show me your light. 
Come on, shine for me because I'm shining for you. 
Sing to me:
you know this is not the last time.

Lovely january is coming to the end
and I still remember you like yesterday,
like everyday.
February's coming and you won't be here with me,
but I still feel you, I still dream about you. 

Fotografía: Navegando entre las olas de la Joya del Pacífico, Valparaíso. 

domingo, 30 de enero de 2011

Te echo de menos.


Preparando un instante inconciso de la existencia,
dudas realísticas de mundos surreales paralelos que cantan 
haciendo un incontenible zig zag. 
Y un tic tac eterno, sombrío y desafiante me despierta en las mañanas.
Una noche con estrellas y nubes dando vueltas,
miradores que dan al mar y desafían las alturas de la ciudad: 
allá en el horizonte me sonríes desde la lejanía,
allá tras las montañas alza sus alas en un vuelo.

Y yo sé que ya te echo de menos, sin más.
Y yo sé que te echo de menos, cada día más.
Y yo sé que en la lejanía te tengo,
que eres mía como todo este tiempo.

Y en mis sueños te beso otra vez,
recorriendo esa piel blanca e inocente,
fantaseando una y otra vez con tu pelo rojo.
Como un sueño tomado de la realidad,
una realidad mil veces mejor que un sueño:
una realidad marcada de sentimientos profundos y fuertes.
Dudar del color de tu mirada, una y otra vez,
y saber que me encanta tener otra excusa para volver a mirarte.

Y yo sé que ya te echo de menos, sin más.
Y yo sé que te echo de menos, cada día más.
Y yo sé que en la lejanía te tengo,
que eres mía como todo este tiempo. 

Fotografía: Playa del Deporte, Viña del Mar. 

sábado, 29 de enero de 2011

Deje de ser machista.

Así de fácil y así de sencillo. No se le olvide que su madre, su hermana, su amiga, su novia... ¡es mujer! No sea machista, respete y descubra el increíble universo que puede encontrar en cada una de las mujeres que tiene alrededor.


Fotografía: Plazuela San Luis, Cerro Alegre, Valparaíso.

jueves, 27 de enero de 2011

Echarse a volar, 2da parte.

Abrí los ojos luego de un sueño que me costó un poco conciliar; no había nada de ruido y apenas había algo de movimiento. Fue inevitable pensar de que nos habíamos detenido y miré a todos lados: la señora que venía a mi lado, conversándome, no estaba. Me asusté, porque durante el vuelo se había sentido un poco enferma y pensé que habíamos aterrizado. Pero nada. Hasta que al fin apareció y me saludó, muy amablemente, mientras yo podía mirar a través de la ventana para ver que aún nos movíamos: el Atlántico estaba dibujado bajo las nubes de algodón que flotaban a gran altura. Aún no había tierra, pero el monitor indicaba que estábamos próximos ingresar a la península Ibérica: ¡esto es Europa! pensé. Sirvieron el desayuno y entonces anuncian que el aterrizaje en Madrid sería dentro de unos 40 minutos. Esperé: miré por la ventana, vi las nubes y como se iban abriendo en la medida que la ciudad aparecía ante mi mirada. Igual que como lo había soñado. Sentí emoción.

Monitor del avión, indicando que ya ingresábamos a la Península Ibérica por Portugal. 
 
Aterrizamos al fin y me costó creer que, efectivamente, eso estuviera sucediendo. Llegué a la policía internacional y vi la enorme fila para cruzar: esperé mi turno. Saludo y el tipo me revisa el pasaporte y me pregunta: "Motivo de la visita". "Estudios" respondí con cierto nerviosismo. "¿No tiene visado?". "Sí, página 4...". Como será el nerviosismo que hasta me preocupé de ver en qué página estaba el bendito visado que me permitía el ingreso a España por 6 meses, como estudiante. "Vale" me dice y me pone el timbre. ¡Mierda, estoy en España! Crucé sonriente y fui a buscar mi maleta. Luego busqué el Metro, que tiene estación en el aeropuerto y es una verdadera maravilla para poder movilizarte. Primero salí del aeropuerto, por error, pero un error que me encantó: encontrarme con el aire frío de 4º en pleno invierno, la bienvenida a Europa. 

 Estación Aeropuerto T1T2T3.

Corrí por las estaciones, cambiándome de línea, lanzándome por las escaleras ante la mirada atónita de todos (solo 4 meses después descubrí que había ascensores... pero daba igual pasar como provinciano, total, no me conoce nadie). Llegué a la Estación Méndez Álvaro y compré mi pasaje que salía a las 16.59... cuando era algo así como las 16.58. Corrí al bus (nuevamente lanzándome por las escaleras) y llegué a los andenes cuando mi bus estaba partiendo. El tipo fue demasiado buena onda, debo admitirlo, de manera que me esperó, aunque con la característica 'simpatía' española, claro está. Mientras corría, sucedió una escena digna de película: yo corriendo con mis maletas -todo el mundo mirándome con cara de qué le pasa a este tipo- mientras comienzan a caer copos de nieve sobre los andenes, dándome la bievenida. La fría Europa me daba la bienvenida. 
 
Estación Méndez Álvaro.

Tomé el bus, leí la carta que me entregó una de mis hermanas antes de partir. Lloré, tomé fotografías del camino, escuché música (destaca "Conquest of the paradise" de Vangelis, que me recordó que la conquista ahora era a la inversa), no dormí nada por temor a pasarme de largo ya que no conocía el camino. La primera detención en los 'Abades de la Gineta' y entonces llamo a Verónica para avisarle que ya estoy llegando. Llegué a Albacete y fue extraño ver, por primera vez, la ciudad que se va a transformar en tu hogar por mucho tiempo. Esa extraña frialdad de sus estructuras, ese silencio de sus calles, el invierno, la oscuridad... no sé, pero Albacete tenía algo que lo hacía interesante y atractivo. Y, de hecho, lo tiene, aunque no sé qué es. Será, seguramente, que conocí a gente increíble y que tengo gratos recuerdos de sus espacios. Me bajé del bus y me encontré con Verónica en los andenes, un abrazo, y salimos. Llegar a la residencial, saludar a gente con acentos diferentes fue algo muy divertido. Miré por la ventana y, recién entonces, en plena noche invernal de enero, saludé a mis sueños con una sonrisa y como un amigo me dijo una vez: "que tus sueños te lleven tan lejos como tú quieras llegar". Y, realmente, ese fue un sueño grandioso. Me dormí con una extraña sensación: lo logré.

 Vista de Albacete desde la Residencial Campus, donde me quedé los dos primeros días.

Y ya pasó un año desde ese logro que no podré olvidar, por lo épico que resultó para mí, con cada uno de sus inconvenientes y cada una de sus aventuras inolvidables. Quisiera volver, sí, pero no sé si sería lo mismo. Sería diferente, pero de todas formas valdría la pone volver a intentarlo. Gracias a toda la gente que me ha apoyado siempre y también a los que conocí allá.

miércoles, 26 de enero de 2011

Echarse a volar.

Hace un año, todas mis certezas estaban reducidas a cero y mi vida estaba destinada a la aventura. No sabía nada de lo que iba a pasar, salvo una que otra predicción que luego podría o no acertar en su resultado: lo que sí le acertó todo el mundo, era que la incerteza iba a ser lo mejor de todo, un aprendizaje mirado de cualquier punto de vista. Tan simple como el hecho de aprender a sobrevivir a un vuelo de más de 10 horas sin aburrirse en el intento: crear técnicas para dormir, buscar la mejor posición para quedar cómodo en el asiento clase turista de un avión enorme (2 pisos) que cruzaba el Atlántico en una noche oscura de verano. Algo así como un sueño de una noche de verano que acabaría en un mediodía de invierno. Pero eso no lo sabía en ese momento, solo me lo imaginaba.

 Aeropuerto Arturo Merino Benítez (SCL), Pudahuel, Santiago. 
Recuerdo la llegada al aeropuerto de Santiago, Arturo Merino Benítez, SCL para todo el mundo. Recuerdo esos 33º C que había en ese momento y mi ropa tan veraniega. Recuerda las miradas de todos, ese extraño deseo de partir pronto para no hacer más difícil el momento. Despedirme de mi familia, decirles que no los vería en casi 6 meses y que podían confíar en mí, de que sabría cuidarme por mí mismo: que todo lo que me han enseñado durante la vida lo podría poner en práctica y podrían estar seguros de que estaba listo para eso. Aunque no sé si uno, alguna vez, está listo para vivir la vida; lo que importa es saber arriesgarse y entender que la vida no espera a que estés preparado para ella, sino que te prepara en el camino. Y así fue como les dije adiós, un enorme abrazo y lentamente comencé a hacerme la idea de lo que estaba pasando. Crucé la Policía Internacional y esperé a abordar, con una hora de retraso si mal no recuerdo. Adiós Chile, dije. Me subí al avión, ubiqué mi asiento y miré a través de la ventana. Me dio vértigo pensar en lo que estaba haciendo: no estoy preparado, no estoy seguro, ¡qué mierda estoy haciendo!, me quiero bajar, me quiero devolver. Partió el vuelo y las lágrimas de emoción me llenaron: adiós, pero volveré diferente, prometo que creceré.
 
Nubes en la Cordillera de los Andes.

Ver las nubes en el cielo y "no poder tocarlas" como diría la canción de Inverness. Ver que cruzábamos Chile, ver que salía de mi país para llegar a Argentina y luego despejar hacia Madrid. Ansiedad, nostalgia. Alrededor de una hora de espera para el embarque. Y volamos nuevamente, con otra hora de retraso. Despegamos: adiós Buenos Aires. El cielo es una pista interminable que te lleva a donde quieras: solo abrir las alas y echarse a volar. Hace un año que abrí las alas y pude empezar a cumplir un sueño.

Sonámbulos

Sonámbulos que caminan descalzos por la carretera en busca de un sueño perdido que los mueve, aún con los ojos cerrados, aún sin tener conocimiento de lo que están haciendo. Divagan entre pedazos de naturaleza oculta bajo el cemento que se alza hasta las nubes, pedazos de miradas que se pierden en la carretera que se extiende a sus pies presentándoles la via de escape perfecta, echarse a correr hasta llegar al mar o quizá, internarse hasta tal punto que sean capaces de alcanzar lo más alto de una montaña nevada o de un volcán inactivo tapado por el tiempo. Sonámbulos, sonámbulos, sonámbulos. Sonámbulos que cantan la miseria de un universo corroido por baladas de antaño, por vocablos mal pronunciados por un adolescente malcriado. Caminantes dormidos que buscan una noche perfecta para hacer de su universo una odisea, para convertir a las estrellas en los fieles aliados de sus locuras más extremas.

Pisadas descalzas dibujadas en la acera, marcadas sobre los techos de los vehículos que se escarchan en primavera buscando esos rayos de sol olvidados por el invierno. Buscando las estrellas del verano caluroso, buscando esas nubes pintadas en los colores de enero que aspiran a un febrero que no quiere llegar, escapándose de marzo eterno y sorpresivo que acaba el aliento a su paso. Llamando a abril y su silencio extraño, pensando en mayo y su oscuridad precisa, soñando con junio y ese frío que te abraza en julio mitad invierno, mitad deseo. AGOSTO indomable y con mayúscula, aunque suene pesado, calurosos 27º extraños que me llevan a recorrer playas y marejadas de un septiembre un poco borracho, un octubre con sobrepeso y un noviembre controlado y esbelto: deportista y en movimiento que te lanzan a correr. Un noviembre que te hará sonreír tanto, un diciembre que te hará soñar más. Sonámbulos, sonámbulos, entes nocturnos que divagan a las 04.17 am y tienen cuerda para rato.

Sonámbulos, espíritus conectados entre sí, sonámbulos, miradas que se buscan entre los cristales, sonámbulos, diferencias que se hacen semejanzas, límites que se vuelven una conexión más. Sí, sonámbulos, caminando por las calles y creando nuevas historias. Sonámbulos que se despiertan soñando caminatas bajo el sereno de la luna, cantándole a las estrellas. Sonámbulos que se pierden de pronto y que despiertan entre la hierba, mirando el amanecer, con los pies sumergidos en el mar. Sonámbulos.

martes, 25 de enero de 2011

Soñar despierto

Y que cada instante, de pronto, se transforma en una esencia permanente y eterna. Sí, algo que perdura por mucho tiempo, algo que trasciende. Porque sé que cada vez es diferente. Cada nuevo encuentro es como si todo comenzara de cero: la misma sensación extraña de encontrarme frente a ti, de verte a los ojos y saber lo que es despegar los pies del suelo.

Cerrar los ojos, abrir las alas y dejarse volar. Perderse en el tiempo y soñar despierto. Conectarnos con ese mundo perfecto que dibujamos en silencio, uniendo nuestras voces: lo real y lo ficticio es un límite difuso.

Fotografía: Paseo Gervasoni, Cerro Concepción, Valparaíso.

sábado, 22 de enero de 2011

¿x Donde Salgo?

Así de simple. ¿Por dónde salgo? es la pregunta que se efectúa un escritor anónimo en la Casa Central de la PUCV, en Valparaíso. Lo más divertido es que, efectivamente con su intervención gráfica, ahora no sabemos hacia qué lugar debemos escapar en caso de emergencia. Simplemente, terrible. 

Fotografía: Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso.

miércoles, 19 de enero de 2011

Círculos burbuja.

¿Por qué de pronto el mar está tan quieto cuando han anunciado fuertes marejadas? ¿Por qué, si al estar la luna tan cerca de la Tierra, esta predicción debiese cumplirse no sucede en lo más mínimo? ¿Por qué todo el ambiente parece extraño, distinto? ¿Acaso extrañamiento? ¿Acaso diferenciación? Differance et difference. ¿Por qué las luces de la ciudad toman una forma distinta, dibujan nuevas líneas, recorren los cerros, forman, en definitiva, el trazado urbano que, precisamente hoy, me llama tanto la atención? Esa tarde, ese principio de noche en que las luces del tren avanzan hacia una estación silenciosa que duerme ante las pisadas de los transeúntes que se pierden, de pronto, en círculos propios que los hacen viajar a un mundo propio paralelo al del resto de la ciudad y que les importa un comino lo que pase fuera de ese círculo-burbuja.

La única solución es seguir disfrutando del tiempo: del sol que se esconde por los cerros, de los objetos voladores extraños en el cielo, de las tormentas de viento mirando el Oceáno Pacífico... disfrutar simplemente, de todo. 

sábado, 15 de enero de 2011

Publicidades al grano.

Quizá desearíamos que todas las cosas en nuestra vida fueran directo al grano: no tener que escuchar que nos den la lata por todo, que nos vendan un producto sin tanta parafernalia, que no den tantas vueltas al tema... etc. Y, precisamente, para 'ir al grano', presento esta fotografía que tomé de casualidad mientras caminaba por Viña del Mar a eso de las 10 de la mañana del día 10 de enero (¿coincidencia?). Su contenido es muy impactante, tanto, que tuve que regresar para poder captar la imagen con el celular. No digo nada más: juzgue usted.
Fotografía: Paradero Plaza México, Avenida 1 norte, Viña del Mar.

miércoles, 12 de enero de 2011

Estío, tormenta, sismo y descontrol.

Serán interminables días de estío en que el silencio de la tarde se entremezcle con las figuras provenientes del mar, donde la Pincoya y el Caleuche quizá sean capaces de deambular por todo el Oceáno Pacífico y a atacar a Sydney. Quién sabe lo que puede suceder, cuando se den vueltas las olas desde el cielo, observando la quietud del mar. Todo en un increíble e interminable torbellino de apocalipsis mal escrito, mal traducido y muy mal interpretado por una institución que se cae a pedazos con un sismo grado 1, en que se caen los pedazos de adobe con que fueron construidos sus pilares más fundamentales: se desmorona un edificio y ya a nadie le importa.

Será una mezcla extraña de escarcha y temperaturas sobre 45º en un cielo pintado de color verde, en un mar seco y explosivo por el cual puede caminar un transeúnte sin mayores esfuerzos, sumergiéndose en el calor y evaporándose lentamente entre miradas de horror. Allá a lo lejos alcanza a ver el horizonte y lo que hay más allá: sí, ve la línea, ve cuál es esa línea dibujada imaginariamente, ve el mar: solo ve mar, agua, corrientes, tormentas... tormentas de nieve con temperaturas sobre los 50º C. Estío, tormenta, sismo y descontrol.

Abre los ojos en una tormenta celeste... todo se pierde en el valle escondido más allá de las montañas. Nadie sabe lo que realmente hay en ese lugar. Es un lugar entre el espacio y el tiempo, no se sabe si realmente existe. Pero, ¿qué es lo que realmente existe?

  

Fotografía: Un atardecer de invierno, Quilpué

martes, 11 de enero de 2011

La vida.


Si, de pronto, tuviésemos que definir cuánto vale la vida de un ser humano. ¿Cómo comenzaríamos dicha definición? Acaso la haríamos en torno a algún número, a alguna moneda de gran poder adquisitivo a nivel mundial. Acaso intentaríamos validarla en cuanto a tiempo, en cuanto a objetos materiales, en cuanto a experiencias de la vida misma, en cuanto a otra vida...

Fotografías: Playa Ralunco, Pichidangui.

sábado, 8 de enero de 2011

¿Cábalas de año nuevo?

Caminando por la Calle San Martín, en la ciudad de Viña del Mar, no es extraño encontrarnos con una enorme cantidad de edificios que nos dificulta la vista hacia los cerros. Destaca también, el color verde de las avenidas que han sido muy bien cuidadas, mientras los vehículos van y vienen en todas direcciones, sobre todo en época estival. Podemos darnos cuenta que muchos son turistas de todas nacionalidades, especialmente argentinos. Dentro de las peculiaridades de estas calles muy aptas para hacer deporte, es la brisa costera y la influencia del mar que relaja a cualquier caminante.

Puede ser que la cercanía con las festividades de año nuevo, empezara a inundar el ambiente de manera física. Sí, esta fotografía fue tomada el 12 de diciembre del año 2010: una imagen tan poética que no alcanza a ser captada en su totalidad en esta imagen, el encuentro ¿casual? entre una maleta abandonada y el verde camino que va a dar a la playa. ¿Algún viajero quiso asegurarse la maleta para el abrazo de año nuevo? O simplemente, el mar que te lleva a un eterno viaje ya estaba llamando a la maleta a que viajara con él... es un enigma que no podremos determinar. 

  
Nunca supe qué fue de la maleta: si el viajero hizo su cábala de año nuevo o si se fue a viajar por el mar. Claro, no descarto la opción de una finalidad estética-urbana de dicha maleta en la vía pública: ¡el extrañamiento, pues, el extrañamiento!

Fotografía: Avenida San Martín, Viña del Mar.

Bienvenido a 'Publicaciones urbanas'

Año nuevo: vida nueva, nueva esperanza... y todo eso. Lo que no puede quedar de lado, de ninguna forma, es que la llegada del año nuevo significa la llegada de nuevas ideas y desórdenes mentales, alucinaciones, locuras con formas de palabras e imágenes: audiográfico o algo así. Es por ello que, mi ojo siempre atento a cualquier manifestación extraña de la cultura humana -especialmente chilena, que es la cultura en la cual he nacido y que vivo y que, por lo demás, nunca me deja de sorprender ni hacer sonreir alegremente-, ha dedicido publicar fotografías de sucesos de la vida cotidiana en la urbe, las costumbres extrañas con las cuales hemos aprendido a convivir. También creo haber encontrado situaciones dignas de mencionar en otras ciudades europeas que luego serán publicadas, para que vean que el Viejo Mundo también goza de dinamismo y enloquecimiento congénito.

Otra de las ideas macabras que surgen en mi mente luego del inicio de un nuevo año. Seguramente, el 2012 pensaré en la creación de fórmulas para viajar en el tiempo o qué se yo qué otra 'artimaña de la mente' (en palabras de Sebastián Arancibia). Que quede claro que no estoy tratando de difundir un determinado estilo o nada parecido, sino que, simplemente, situaciones y 'panorámicas' de la vida en la ciudad, como aprendemos a olvidarnos de la sorpresa ante cosas que no cumplen otra función que sorprendernos.

miércoles, 5 de enero de 2011

Persecusiones urbanas

Mientras ella camina vestida de blanco, yo estoy sentado en la plaza observando el cielo. She's so high, she's so perfect. Pero camina decidida hacia su destino que se pierde en el entrecruce de la calle Cumming y  Almirante Montt. No tengo ni la menor idea de cuáles serían las intenciones de su mirada tan... no sé cómo describirla. Solo puedo decir que me impactó demasiado, como si me hubiese robado un pedazo de existencia en el breve instante del contacto visual. She's so high, she's so beautiful. En sus manos llevaba encendida una vela de colores que iba iluminando el cielo, de pronto comenzaba a nublarse, de pronto comenzaba a llover. Lluvia en pleno enero: lluvia en pleno verano. 

Me levanté asustado y decidí perseguirla. Creo que era la hechicera que me habían enviado a perseguir. Sí, la misma con la que había coincidido un día, bebiendo café. La misma con la que luego me topara, mientras daba un paseo por la avenida Libertad. Pero las dudas carcomían mis movimientos... el disparo. ¿En qué momento tendría la fortaleza de efectuar el disparo? En ninguno, pues el único herido era yo. El único accidentado tras el atropello frente a la Pérgola de las Flores, por ir desconcentrado mirando el cielo.

martes, 4 de enero de 2011

Breaking news

De extremo a extremo, la ciudad se hace chica
cuando corres en sentido inverso,
buscando calles paralelas a tus propios pensamientos
que se encierran en avenidas costaneras de cerámica.
El pasado, entre silencios, tirita,
los edificios tambalean al menor movimiento
y ya no hay sismo que pase desapercibido ante tu mirada tan fiel,
tu mirada tan certera que predice lo que va a pasar
en el momento preciso del suceso,
a veces un tanto tardío.
Tiemblan las paredes, tiembla el suelo
en el momento en que quisiera salir corriendo.

De un vaso a otro vaso los cristales son siniestros
y tenebrosamente enormes las catedrales se pierden hacia el cielo,
inteligibilidad, sinismo, serenidad y locura
mezcladas en la mirada de un transeúnte que grita,
que canta al cielo himnos de alabanzas extrañas,
sueña la naturaleza que alaba en secreto.
Y sé que lo sabe todo aunque no lo haya dicho,
que descubre una mirada y predice un destino,
que camina hacia el oeste formando un acertijo,
se pierden las palabras que se hacen añicos.

Tormenta de papel, tormenta de cristal,
tormenta de lápices pasta divagando en un maizal,
divagando entre rosales sin espinas, rosas que cambian de color.

Tormentas de viento encerradas en rascacielos
que bailan en atmósferas nocturnas, celestes, estrelladas.
A veces me recuerdan el futuro, otras veces me rememoran el presente
y otras cuántas, soñarán con el pasado que se viene. 
Paradojas, encierros, jaulas de cartón,
miradas encerradas con llave tras un portón.

Sílabas, claves de maletas, llaves de sol.
Calles pavimentadas por el sol del verano, por el hielo del invierno.
Las noticias de las redes sociales, mi lentes de sol,
una botella con agua, cnn breaking news.

Fotografía: Playa Caleta Portales, Valparaíso (31 de diciembre de 2010)