domingo, 22 de julio de 2007

Giros

Muchas veces cuando leo escritos, incluso cuando leo los míos propios, pareciera como si todo hubiese surgido por influencia de esa inspiración que nos toca y no nos deja libres hasta que deja plasmado en el papel todo lo que tiene que decir, aunque muchas veces el proceso no resulta tan así. Es un proceso bastante mágico, es cierto, pero muchas veces tenemos que darnos más de alguna vuelta hacia la esquina antes de que las palabras correctas quieran llegar a nuestra mente para poder continuar contando una historia. Es lo mismo que me ocurre en este momento, que a pesar de que comunicar cosas en mi blog es algo de lo que ya me he ido acostumbrando con el tiempo, es el lugar donde también he podido notar que he ido creciendo.

Hoy he querido dejar un pequeño relato, como siempre, de mí, aunque parezca ególatra, pero he aprendido que el cuento más largo que podemos escribir es nuestra propia vida, cada paso que damos va quedando registrado en la historia del universo, y luego veremos en el futuro que cada paso nos llevó por un camino que habría sido distinto si hubiésemos tomado el otro sentido. Ocurre que hoy ha sido el día en que he acabado con mi cuaderno número 10, al cual di por título “Alter Ego”, de acuerdo a uno de los cuentos en que encontré una mayor atención de mi parte, cuando sentí que las palabras me salían solas, sobre todo al reconocer que tenía muchas pinceladas de autobiografía. Y ahora, en realidad, desde hace mucho tiempo, tengo el sucesor esperando que tatúe en su piel las nuevas historias que ya están próximas a llegar, lo sé, lo siento, pues es algo que creo que venía conmigo, no lo elegí, pero me agrada que me haya elegido a mí.

Anoche me dormía, a eso de las 3.30 de la mañana, a mitad de la creación del último cuento de mi cuaderno, pensando si en realidad sería cierto eso de que el universo se alegraría de habernos visto nacer y llegar al mundo, de si en algún momento Dios pondría en duda nuestra capacidad de llevar a cabo la misión que se nos encomendó. Luego preferí pensar que en realidad el mundo cambia cada vez que llegamos al mundo, se pone contento, porque ve que nacerán nuevas historias de las cuales será testigo silencioso, y las guardará hasta el final de sus días. Me alegré al pensar que cuando nacemos, las estrellas se alinean de una manera especial para ampararnos por el resto de nuestros días, para acompañarnos y guiarnos. Y acaso, ¿no será cierto que, en algún momento, todo ese universo de maravillas a las cuales estamos expuestos a cada segundo haga un brusco giro para comenzar a buscarnos? Sí, que de un día para otros, nos damos cuenta de que en realidad somos útiles, que nuestros pasos sirven, y nos llenamos de alegría al darnos cuenta que pasamos mucho tiempo equivocados pensando que si moríamos, a nadie le importaría en realidad.

De un día para otro ver que las estrellas fugaces comienzan a concedernos deseos, que los sueños se cumplen en el momento preciso, que debemos estar atentos para verlos crecer a nuestro lado y no dejarlos pasar. Y tal vez, en todo momento, somos el motor de un cambio positivo, y, cuando nos damos cuenta de eso, podemos cambiar el mundo a cada segundo. Algunos lo intentaremos hacer dejando plasmados nuestros pensamientos en el tiempo a la espera de que alguien les dé importancia, otros lo harán con la sonrisa con que caminan por la calle, con su trabajo cotidiano, con una vida de esfuerzos que, tarde o temprano, regalará unos frutos hermosos de los cuales no dejará de disfrutar jamás.


Saludos!


kinkan ®
http://fotolog.com/kinkan

miércoles, 18 de julio de 2007

Divagando

No sé si será efecto de estar 3 días encerrado en mi casa, sin poder salir por varios motivos: primero, por no encontrar con quién salir y, segundo, porque aún me encuentro un poco resfriado. Ocurre que en un momento del día me sentía demasiado extraño, hasta pensé que se repetían los sucesos del año pasado, pero esta vez me sentía demasiado, por así decirlo, “neutro”, como que mi estado de ánimo no era de alegría ni de tristeza. Fue una sensación extraña, la que me hizo quedar al menos un minuto mirando la pared que queda detrás del escritorio en el que me pongo a escribir mis historias y poesías, donde cuento un poco de mi vida, tal vez quería buscar en la pared ese temor que estoy sintiendo, sin saber por qué ni a qué. Creo que todos los días nos pasa, sobre todo cuando nos damos cuenta que cada día tiene un momento mágico y a veces perdemos el tiempo y se nos pasa, otras veces perdemos el tiempo esperándolo sentados, cuando en realidad debiésemos salir a buscarlo.

El otro día estuve leyendo un libro que hacía tiempo que tenía sobre el escritorio para hacerme presión sicológica y que, finalmente, me diera el tiempo de comenzar a leer su historia, su mensaje: “A Orillas del Río Piedra me senté y lloré” de Paulo Coehlo. Siempre aprendo cosas de sus escritos, y esta vez aprendí que cada día tiene un momento mágico, tal vez, en mi día, el momento mágico haya sido el haberme sentado a escribir el cuento que no pude concluir ayer por falta de inspiración, aunque, viendo las horas, fue como si me hubiese tardado un día entero en escribirlo. Hasta el momento ha sido lo que me ha llamado más la atención, y creo que cada día es necesario ver, con alegría, que los milagros más sorprendentes del universo ocurren a nuestro lado, de hecho, nosotros mismos somos un milagro, el hecho de poder decir lo que pensamos, de poder despertarnos cada mañana y respirar, ver un nuevo día para hacer nuevas cosas.

Aún así, sabiendo esto, no pude evitar sentirme “extraño”. A veces pienso que he perdido una característica mía que, hace un año, me agradaba, sobre todo al momento de leer mis propios escritos, esa característica era el constante existencialismo, el constante cuestionamiento de mi vida, de los caminos, y de todas las cosas que me estaban ocurriendo. Será un asunto de edad, o de que el mundo ha cambiado un poco, el entorno en el que me muevo ya no es el de un uniforme y una corbata ni el de un corte de pelo ni presentación personal por lo que todo adolescente pretende luchar, busca liberación. Aún así, creo que todavía soy un poco prisionero de mis pensamientos, que a veces me invaden sin control. Cuestionar mi entorno a veces me hace mal, pero me sirve para reconocer las cosas que tengo y las que aún debo trabajar por obtener, como por ejemplo, un mano que con su ternura también me acaricie el alma. El error es buscarla, el error es sentirse triste por no tenerla, por pensar que se convierte en un castigo el hecho de estar relativamente solo.

Carencia creativa… ¿exceso de frío, agotamiento, o a veces un indicio de que debemos tomar otro camino? Tal vez el destino se aburrirá de uno en algún momento, o al menos en eso debo estar equivocado al 100%, espero. Hay algo que todavía no logra aburrirme, y es pensar que el destino está en nuestras manos. Me deprime pensar que entristecerse es perder el tiempo que podrías pasar alegre, pero a veces es bueno pensar las cosas… como siempre digo.


Saludos!


kinkan ®
http://fotolog.com/kinkan

domingo, 15 de julio de 2007

Musica en nuestras vidas.

Creo que nadie podría decir que en ningún momento de su vida alguna canción le ha llamado la atención, que ninguna canción le haya quedado dando vueltas en la cabeza por mucho tiempo (tanto, que pueden pasar años y, en el caso de que eran canciones de otro idioma, se encuentran con la verdadera letra y pronunciación para dejar de lado el balbuceo de quien no entiende lo que está cantando), en resumen, que nunca alguna melodía le haya marcado una parte de la vida. Venía en micro escuchando música como siempre, cuando me puse a pensar en todo el tiempo que le dedico a escuchar canciones, ya sea porque no hay nada más que hacer, para relajarme y poder dormir. No puedo dejar de lado una de las funciones que más me gusta: bailar y pasarlo bien en alguna fiesta con buena compañía.

Y creo que no he sido el único que ha pensando en esto, ¿o sí? Jaja. Estaba leyendo en un diario que, hace poco, se hizo un concurso para elegir las mejores canciones para ser escuchados desde el espacio.
(
http://www.emol.com/especiales/infografias/slidemusic/espacio_2007/index.htm)
Y en realidad, la música sirve de colchón para nuestras penas, alegrías y pensamientos, nos sirven para echar a volar la imaginación y llegar a lugares extraordinarios. ¿Qué sería del mundo si no hubiera música? De momento me resulta imposible pensar que no existiese, con el solo hecho de recordar que estuve un tiempo sin audio en el computador y me resultaba desagradable.

Tal vez la música sea sólo la armonía con que mantenemos el flujo de la energía de la naturaleza, o como nuestro cuerpo se mantiene en correcto orden… así como cuando escuchamos una melodía buena, nos causa agrado, y cuando escuchamos una melodía desordenada que nos causa rechazo y exigimos su re-ordenación.

Sería difícil hacer un playlist con las canciones más importantes de nuestra vida. Así como lo vi en un programa de televisión que, al parecer acabó, pero ordenar todas las canciones que hemos escuchado en nuestra vida y calificarlas, sería una tarea difícil. No sé cuál será la razón, pero, en mi caso, hay una cantante en particular que me ha marcado desde que tengo uso de razón, aún cuando siquiera sabía de nombres de autores y apenas empezaba el camino para conocer el mundo: Enya, cantante y compositora irlandesa cuyo estilo es New Age. En particular, la canción Orinoco Flow, que, al escucharla cada vez, me trae de regreso los recuerdos de infancia. La recomiendo, es una melodía muy suave y sirve para relajarse en momentos tensos.

Cada sentimiento tiñe nuestra vida de un color distinto, cada momento nos hace pensar en algo. Sólo me queda decir que cada melodía nos expresa lo que un autor pensó, y nos demuestra que todos podemos unirnos a través de una sensación, a través del arte que profesa.


Saludos!


Kinkan ®