lunes, 31 de diciembre de 2012

Adiós, 2012.

Fue inevitable recordar la pegajosa canción que apareciera en un video y que causara tanto furor: "Adiós, tía paty; adiós, tía Lela..." y todo el furor que causó los dos 'tatequieto' que recibieran los niños al estar molestando a su madre que quería "escushar como se escushaba" la canción. Fue un año lleno de miles de cosas y que, sin lugar a dudas, debo decir que me dejó bien picado: 2012, me prometías tantas cosas que al final me quedé esperando más de lo que iba a suceder, más de lo que iba a recibir. Quizás fue ese el principal error: esperar y confiar demasiado en instancias y gente que no lo merecía, pero es momento de aprender y no echarse a morir por tonteras: siento que puedo salir con la cabeza siempre bien en alto porque he hecho todo lo posible por hacer las cosas bien, aunque no siempre haya resultado.

El resumen de acontecimientos 2012 son los siguientes.

Enero: Conclusión de las clases del año 2011 gracias a nuestra amiga Vallejo que estaba pasándolo de lo lindo: claro, si no tienes nada que hacer siempre tienes tiempo para dar jugo, sobre todo si te ampara un partido que te mantiene. Presentación de tesis de la Eve y de mi Trabajo de Título. 

Febrero: Vacaciones místicas en La Serena y Valle de Elqui, nuestras primeras vacaciones juntos. Fue genial, olvidarse del mundo y disfrutar de la energía de un valle lleno de energía. Invocar la bendición pedagógica de Gabriela Mistral, que parece que nunca llegó, para iniciar una etapa decisiva. Mes de viajes: Las Cruces y Santiago, por Middlebury College.

Marzo: Buscando práctica llegué al Colegio Numancia, que quedaba justo al lado de la piscina donde iba a nadar. Great. Mi profesora nunca me agradó, debo decirlo: la encontraba demasiado amargada para solo tener unos 30 años. Inicio de mi tesis. La mala jugada del Círculo de Gramática del ILCL y descubrir que, al menos, solo una de las personas valía la pena: la profe Claudia.

Abril: Definitivamente, mi tesis era mi cable a tierra frente a una práctica que odiaba cada día más. Mi trabajo en Middlebury College iba bien y me hacía creer en un futuro positivo al terminar el semestre. Poor fool.

Mayo: Mi práctica... sí, bien. Quería puro irme de ahí lo antes posible, todo me cargaba. Mi tesis iba mejorando: vi los avances y me alegraba. Viaje a Santiago en un día de lluvia por Middlebury College.

Junio: Un mes intermedio. Práctica y tesis. Casi final de todo.

Julio: Al fin se acabó la práctica, de donde debo decir que no pude salir sino anímicamente pésimo. La profesora mentora siquiera se despidió ni respondió el correo: una muestra más de lo mal educada que era. Mi tesis entregada, revisada y con las felicitaciones de mi profesor guía. No olvidaré ese 18 de julio en que llegaron mis amigos y familiares a ver que mi presentación era eterna -creo que debe haber durado unos 50 minutos con las preguntas- y obtenía la nota 7.0 Genial. Dos días de descanso y comenzábamos a trabajar en el PIIE por la semana de Orientación. Luego, una semana de descanso-trámites. Middlebury College brilla por su ausencia. El error de siempre es confiar demasiado en la gente que, cuando pueda, te da la espalda.

Agosto: Me sorprende una llamada del Colegio Fundadores de Quilpué: necesitaba un reemplazo. Fui, sabiendo que se trataba de un lugar en donde me valoraban, lo que nuevamente me hicieron saber en reiteradas ocasiones. Una semana y me llaman del Colegio Entrevalles: 30 horas hasta diciembre. Allá vamos a las patas de los leones: un colegio de pésima calidad de alumnos y de gestión por parte de sus autoridades, gente incompetente de cerebro pequeño que buscaba estupidizarte como ellos. No me parece extraño que el colegio no avance si el Sr. Pastine sigue ahí, con su estupidez y falsedad. Lo dije y qué. 

Septiembre: Un mes que pasó volando. Una semana en que los alumnos se fueron de gira de estudio, otra de aniversario y otra de fiestas patrias. En definitiva, solo una semana efectiva. Gran mes, después de todo

Octubre: Siempre he dicho que octubre es un mes genial donde hago muchas cosas entretenidas y este 2012 fue la excepción: mes de mierda. Un alumno casi me pega, me insulta y el colegio me echa la culpa a mí. Entrevalles, era una mierda. Contando las semanas para que se acabara pronto.

Noviembre: Los alumnos comienzan a irse, muchos repiten y al colegio no le conviene que esto suceda porque pueden multarlos (esa es la verdad, les importa un comino si los alumnos dan 5 veces el mismo curso). Trabajos finales y demases. Llego a mi casa y me olvido del mundo. Cumplimos 2 años con la Eve y una tarde en la playa fue una celebración espectacular. 

Diciembre: Se acabó el mal. Me notifican que no me renovarán contrato y puedo dar gracias por el favor concedido. Sí, me deprimí por sentir que no valoran nada, pero si te das cuenta que los directivos tienen cerebro del tamaño de un maní, entonces es razonable: no se les puede pedir más. Empiezan mis vacaciones indefinidas y mis proyecciones hacia el futuro son muchas, muchos proyectos y muchas incertidumbres. Celebración de mi cumple por 3 días... excelente, un buen pie para iniciar mis 24.

Y así fue este 2012 que al fin se acaba: un año que tuvo muchas cosas negativas, pero también cosas que agradecer. Encontrar trabajo rápidamente y haber tenido estabilidad económica son cosas que se agradecen cuando recién estás titulado. Agradezco por haber tenido experiencias para la vida, porque estoy seguro que me harán crecer. Agradezco que las relaciones se hayan afianzado y que siempre descubro a la gente que realmente vale: el resto se va solito. Fue un año que me dejó agotado y un poco angustiado, un año que no fue del todo bueno, pero tengo fe de que el 2013 será mucho mejor. Quiero empezar desde ya con la mejor vibra para que así sea.

Feliz 2013.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Canciones que marcaron el 2012

Recuerdo una vez que alguien me hacía una encuesta y me preguntaba con qué frecuencia la música aparecía en mi vida cotidiana y fue difícil definir si en un 90 o en 100 por ciento: es evidente que cada paso que damos está marcado por alguna melodía, quizás el mismo sonido de la ciudad o el silbido del viento que se cola entre las rendijas de alguna casona antigua. Me atrevo a decir que muchos momentos quedan marcados con canciones que, por azar o intención, se convierten en la cortina musical de nuestra vida. 

Estas son las canciones que durante este año marcaron diferentes etapas.

Enero. All my people - Sasha López


El sonido electrónico alegre y festivo convirtió a esta canción en la banda sonora del verano 2012, que suponía ser el último verano antes del fin del mundo. La imagen de la playa trae los recuerdos de esas vacaciones en que, definitivamente, nos olvidamos de todo y cargamos las pilas para comenzar de nuevo. Anécdota: fue una de las canciones que más me motivaron durante la fiesta de año nuevo en el desaparecido Bar 89 de Viña. 

Febrero. La gente está muy loca - Sak Noel.


Johnny, la gente está demasiado loca y se comienza a notar. ¿Quizás es por la locura promovida por las predicciones referidas al 2012? ¿Quizás porque la gente quiere vivir? No lo sé, quizás el valor de uno de los veranos más calurosos que recuerde. Locuras por doquier que marcaron este febrero de vacaciones en La Serena y Valle de Elqui con Evelyn, en uno de los viajes más recordados en busca de la energía para sobrevivir al resto del año. 

Marzo. Drugs in my body - Thieves like us


No tiene nada que ver con consumo de drogas de mi parte ni nada por el estilo. Simplemente, fue una de las canciones que escuchábamos en la casa de Seba ya ni me acuerdo por qué, quizás compartiendo nuestra ansiedad al pensar en que nos quedaba el último año de nuestras respectivas carreras. También me recuerda esos días en que llegaba al Colegio Numancia a realizar mi práctica y observaba, desde la ventana, los trenes dobles que cruzaban la Estación Portales. 

Abril. Paradise - Coldplay


Bajarse en 1 norte con los Castaños y caminar hacia Sausalito no puede tener otro soundtrack que esta canción, sobre todo al momento de alcanzar la laguna y observar el verdor que cubre ese paisaje de ensueño donde tuve la fortuna de realizar mi tesis por un semestre. Sí, también soñaba con el paraíso. 

Mayo. To the lighthouse - Memoryhouse


Es, sin lugar a dudas, la canción que marcó mi año en todo sentido. Una melodía nostálgica y reflexiva que acompañó mi tesis y, también, algunas caminatas por la calle Latorre en dirección a mi lugar de trabajo durante el segundo semestre. Busqué esa luz del conocimiento, de la vida misma, de comprender qué era lo que iba a suceder y el rumbo que iba a tomar mi vida: una búsqueda un poco ilusa porque la vida misma es la que te va mostrando el camino. Una canción que realmente me marcó. 

Junio. Only - Play & Win


Este grupo rumano, donde algún integrante ha estado involucrado en la producción de discos de Inna, fue un re-descubrimiento en mis momentos de tesis, compartiendo frente al pc y buscando ayuda melómana de Youtube. Motivación y ganas de volar.

Julio. The boy from the sun - Niva


Una canción para detener el tiempo, como lo muestra el video. Aceleración y detención, ritmos cardíacos y emociones diversas. Inicios y fines de ciclos: tesis. Canción previa a la presentación de mi tesis aquel 18 de julio en Sausalito, ante una comisión que me mantuvo en cuestionamientos por casi 50 minutos. Objetivo superado: nota 7.0 y mi cara de "no me la creo". 

Agosto. Astronomia - Toni Igy.


Gracias, mil gracias, a uno de esas tantas aplicaciones de celular que te ayudan a reconocer canciones cuando bebes vodka Absolut en Matiz. Así es como agosto se vio marcado por esta canción electrónica que acompañó mis inicios en el Colegio Entrevalles de Villa Alemana, mientras caminaba todos los días por las calle Progreso hacia un lugar que representaba todo lo contrario al nombre de la calle. Al menos fue una sensación de escaparse del mundo y, además, me trae el recuerdo de esa imagen que siempre me gusta de agosto: noche oscura e iluminada en transición hacia la luz de la primavera.

Septiembre. Sweet Nothing (feat Florence Welch) - Calvin Harris.


Una de las sorpresas que me causó este video fue el hecho de que la mujer que canta no tiene más de 40 años, como aparenta la imagen, sino 26. Cosas extrañas. Por otra parte, fue un descubrimiento informado por el propio Calvin Harris a través de su cuenta de twitter, con link y todo, para enterarme de su nuevo estreno musical. Una canción acelerada para darse ánimo en un mes que pasó volando y que, entre fiestas y demases, prácticamente ni noté en el calendario.

Octubre. Levels - Avicii


Canciones que aparecen hasta en la sopa, ese sonido repetitivo que guarda relación con otra melodía: no sé si intertextualidad, guiño o qué sé yo. Llegó rápidamente a mi lista de iTunes y a mi reproducción móvil, dando ánimo a esas mañanas en que ya quería tirar la toalla ante tantas situaciones adversas de aquel establecimiento laboral. El video es muy divertido.

Noviembre. Let's Go (feat. Ne-Yo) - Calvin Harris


El ringtone del mes de noviembre, para darme ánimo y recordarme que ya no quedaba nada para fin de año y que pronto podría volar hacia nuevos horizontes. Vamos, hacia ese futuro incierto, ese futuro que comenzará pronto.

Diciembre. Dance Again (feat. Pitbull) - Jennifer Lopez


Bailaremos otra vez, bailaremos otra vez. Llegó fin de año y, finalmente, esta canción a mi reproducción de iTunes para recordarme que la fiesta de año nuevo está próxima y hay que celebrarla con todo para que sea el pie de un buen año. Espantar las malas vibras... bailar. Diciembre fue un mes rápido-lento, sucesos diversos y el grito que, con sentimiento, grita mucha gente: "ándate luego, año de mierda".

Bonus Track.

Canciones que si bien me dejaron pegado durante algún tiempo, no lograron avanzar tanto en su categoría de canción del mes.

1. La Tormenta de Arena - Dorian


Canción que forma parte del film taquillero del cine español, "A tres metros sobre el cielo". Una película de acción, un poco diferente al estilo de películas que conozco de los directores españoles, pero que es bastante entretenida.

2. Balada Boa - Gustavo Lima


Sonó tanto que no pasó desapercibida. De hecho, me recuerdo de haberla estado escuchando en Las Cruces a mediodía, cuando una señora nos dice que bajemos el ruido porque es "estridente". Mediodía... gente amargada.


3. Somebody that I used to know (feat Kimbra) - Gotye


Parte del soundtrack de mi tesis. Canción que apareció gracias a un regalo de Machuca que colaboró con mis intentos hispter.

4. Hours - Tycho


Al igual que la canción anterior, compañera de mi tesis. Tengo el recuerdo de haber escuchado esta canción en la Estación Portales, a eso de las 07.30, un día que llegué muy temprano a mi práctica y que, como de costumbre, no quería entrar.

5. Glad you came - The Wanted.


Otra boy band británica con música electrónica que aparece en todos lados. Igual la terminé descargando.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Cumpleaños semi finiquitado

Ayer recibí con alegría la noticia de que hoy sería oficialmente finiquitado, es decir, que se acabaría mi vinculación con el Colegio Entrevalles de Villa Alemana y que eso significaría la necesaria mejoría de mis trastornos mentales producidos por el estrés, al igual que la gastritis que lentamente ha ido disminuyendo en la medida que pasan los días y me olvido de esos 5 meses de tolerancia a una situación completamente adversa. Y, casualmente, coincidía con mi cumpleaños y eso me traería algo de dinero. Todo feliz, muchas promesas económicas que me hicieron temer el mismo resultado de Juan Herrera en Los 80, en que los dejaban sin ni uno. Me mantuve firme y tranquilo, llegué al colegio y saludé cariñosamente a la secretaria que tantas veces me vio salir a preguntar mil tonteras. 

Esperar y esperar a que el sostenedor se le ocurriera atendernos: entrevistaba a profesoras para el próximo año y me hubiese gustado decirle a dichas profesionales que salieron corriendo lo antes posible, que estaban metiéndose en las patas de los caballos. Cuando me llamó, al fin, coincidió con el momento en que estaba hablando mal de él... fail. Se hizo el desentendido y comenzó a hacer el bendito documento, punto por punto, cifra por cifra y apelando a excel para no equivocarse en los cómputos. Menos mal que estuve atento que casi me quita un día del proporcional de vacaciones... "uuh... se me pasó" "uuuh... pero a mí no". Todo bien, todo claro, todo conciso. Firma el cheque ante mis ojos y me entrega el papel que tengo que llevar a notaría... fail. A las 12.35 corría por Progreso en dirección a la estación Villa Alemana en busca de la única notaría abierta en la ciudad: pésima. Villa Alemana es un pueblo que no surge por la ineficiencia de su gente. Esperé, esperé, esperé para que me dijeran que necesitaba "número". Miiiiieeeeerda. Luego de esperar casi 1 hora me dicen que me falta un papel... ¡si ni siquiera eso hacen bien en este colegio del demonio! Pasaba la hora, hacía calor y descontaba minutos de mi cumpleaños haciendo trámites. Holy crap.

A eso de las 14.20 me llama mi mamá para decirme que a almorzarán sin mí... ¡en mi cumpleaños! Tomé la difícil decisión de dejar todo a media: mi cheque que estaba en el horizonte se alejó producto de mi celebración. Ahora solo queda ir a la dichosa notaría mañana a firmar el documento, luego volar al colegio y tener mi cheque. No estoy considerando la fila para poder cobrarlo, puesto que es fin de año y eso es el colapso mundial, peor que el fin del mundo maya.

Ah, sí, hoy estoy de cumpleaños: cumplo 24 años consumiendo oxígeno en este mundo. Me niego a perderlos pensando en este trámite. Dormí 3 horas anoche, celebré y, en definitiva, ya será el momento para hablar de eso. Solo quiero pasarlo bien y estoy poniendo todo mi empeño en eso: celebrar para olvidarme de este año laboralmente de mierda, esperando que el siguiente sea muchísimo mejor. Me esforzaré en ello.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

No lo sé.

Moviéndonos a la deriva nos encuentra un mar inquieto,
intranquilo como el silencio de mis pensamientos,
alterado como el pulso de mi pecho,
volátil como el viento sobre las nubes.

¿Qué es lo que somos?
No lo sé.
¿Cuál es el destino?
No lo sé.
Tantas incertidumbres que me angustian
y las incipientes certezas desaparecen al gestarse.

No sé qué es lo que viene,
pero lo voy a esperar.
No sé cuál será el camino,
pero lo voy a encontrar.

martes, 25 de diciembre de 2012

Luces en la Plaza de Cataluña

Estuvimos sentados durante mucho rato sin poder decirnos nada, la sonrisa era suficiente para que entendiéramos la historia en su totalidad. La lluvia de los días anteriores nos había pillado de improviso en La Rambla, intentando escondernos entre la multitud de gente que se agolpaba a observarnos como si fuésemos un nuevo objeto de estudio para la ciencia. Daba igual la lengua: ya me había acostumbrado a escuchar un idioma diferente cada vez que me subía al metro. Nos vimos y no pudimos dejar de reír ante la coincidencia. ¿Cómo podía ser posible que hubiésemos soñado lo mismo? Que hubiésemos viajado tantos kilómetros para coincidir bajo las luces navideñas de los árboles que decoraban aquellas calles llenas de historias. 

Nos sentamos cerca de la fuente y nos tomamos de la mano. Las luces de la Plaza de Cataluña iluminaron nuestro regreso a casa.

Fotografía: Plaza de Cataluña, Barcelona, España.

lunes, 24 de diciembre de 2012

24 de diciembre

Ya es 24 de diciembre y se aproxima la Noche Buena, las cenas u onces navideñas, el Viejo Pascuero, los buenos deseos de fin de año, la comunión de las familias y muchas otras cosas. Y, según metereología, también podríamos recibir la compañía de algunas gotitas navideñas que nos dejarían perplejos: claro está, estamos acostumbrados que la llegada del verano es completa y con calor, buen tiempo y nada relacionado con inestabilidad climática, pero el clima está cambiando y este tipo de sucesos podría ser cada vez más normal. 

Estos últimos días, al igual que el resto del año, han estado marcados por muchos acontecimientos que han acelerado la rotación de la tierra o al menos de la vida cotidiana como la conozco. Uno tras otro, un suceso termina y otro viene dando tiempo apenas para respirar y uno ya no sabe cuáles son las sorpresas que trae la vida que, en sí misma, puede ser tan efímera. Muchas cosas me han hecho reflexionar, incluso si no me llegan de manera directa, pero que repercuten en mi forma de ver el mundo y de actuar. He aprendido que hay que agradecer por cada segundo de vida y, por lo mismo, cuidarla: que hay muchos sueños por cumplir y mucha gente preocupada por uno. No vivimos solos en el mundo y eso es, sin lugar a dudas, una de las cosas positivas.

Ya es 24 de diciembre y veo la gente que se agolpa en el centro de la ciudad a comprar cosas, donde reina el estrés más que los buenos deseos. Es 24 de diciembre y me parece extraño ver que la línea del tiempo ha dejado tantas marcas en el pasado: 24 de diciembre y solo deseo que las cosas vayan bien para todos y que cada día podamos avanzar un poco más en la creación de un mundo mejor para todos, donde cada uno tenga su espacio y pueda cumplir sus sueños. 

viernes, 21 de diciembre de 2012

Playlist tesístico

Cosas que pasan... el fin del mundo se venía apoderando de mi computador desde hacía algún tiempo y me vi en la obligación de formatearlo. Todo ok, el problema es que luego de aquel formateo perdí las listas de mi iTunes. Lo positivo es que todavía me acuerdo de algunas y es por eso que, a continuación, mencionaré aquellas melodías que acompañaron mi trabajo tesístico durante todo el primer semestre de este año, una época en que disfruté mucho la investigación y que, sin lugar a dudas, descubrí el que quiero sea mi camino. Allá va. 

1. Gold Panda - You


Esta pieza musical, cuya categoría desconozco, resultó una grata compañía durante algunas noches de trabajo en que el tipeo de una y otra idea me obnubilada del mundo. Quizás esa atmósfera húmeda y oscura de las noches de mayo, quizás la ansiedad provocada por la incertidumbre del futuro y la confusión de diversos sonidos. Grandes recuerdos.

2.  Gold Panda - Marriage (Baths remix)


Otra de las canciones que descubrí en mis constantes investigaciones de Youtube: un sonido extraño que me anticipaba el final de mi tesis con una sonrisa. Su sonido que avanza y a veces se acelera se confunde con los recuerdos esporádicos de finales de mayo. 

3. Portishead - Wandering Star


Ese típico sonido oscuro y envolvente  de este grupo británico que tardó más de 10 años en lanzar su tercer disco que, claramente, se alejaría un poco de su sonido noventero. Esta música, precisamente noventera, marca el avance entre varios apartados de aquel trabajo investigativo que tendría buenos frutos. Una melodía pulcra, quizás algo monótona, que convierte la fantasía en una realidad.

4. Herbert - The audience


Esos encuentros en Poblenou de Valparaíso y el sonido típico de una atmósfera lounge que invita a mirar el mar, junto a una copa de vino blanco y unos quesos para el picoteo. Sí, esa es la sensación que me produce esta canción que acompañó mi trayecto creativo desde finales de abril, más o menos. Imaginación acompañada de té verde Lipton y huevos duros, en plena medianoche.
5. Gotye - Somebody that I used to know (feat Kimbra)


Canción que sonó bastante por ese semestre, lo que guarda directa relación con un regalo de Machuca, traído directamente desde Buenos Aires. Momentos hipster que se traducen en una buena melodía capaz de acompañar, gratamente, el trabajo. Recuerdos de algunas desilusiones laboral que ya pasaron y que, espero, algún día darán paso a satisfacciones.

6. Joy Division - Atmosphere

No sé bien qué es lo que sucede con esta canción, pero hay que admitir que su sonido suave y oscuro invita a la imaginación y creatividad. Compañía para mediasnoches en el mundo de las ideas. 

7. Memoryhouse - To the Lighthouse


Esta melodía fue, sin lugar a dudas, la fiel compañera de todos esos momentos de ansiedad en que quería escapar del mundo. Y así fue: con el solo hecho de acomodar los audífonos en mis oídos y echar a correr esta canción era como si me desconectaba del planeta tierra y mis pies empezaba a despegarse del suelo en un vuelo sobre las nubes. Inspiración de más de algún cuento, motivación para más de algún mal rato en aquella práctica profesional que me dejó con la autoestima por el suelo.

El fin del mundo

A raíz de la llegada del último día del calendario maya, se ha generado una psicosis colectiva respecto a lo que pudo haber sido el fin de la humanidad y todo lo que rodea ese concepto: la imagen de la parca cortando cabezas, terremotos y tsunamis inundandos nuestras costas, el vaivén de la civilización... en fin, un caos colectivo profetizado, supuestamente, por mentes clarividentes que anunciaban la destrucción. Profecías habían muchas e incluso la ciencia se pronunció respecto a que no sería el fin. Explicaciones también hay diversas y la que más he escuchado es la de carácter religioso y de la divinidad. Puede ser, puede ser. Me parece lógico pensar que, sea lo que sea que hubiere sucedido, no íbamos a poder escapar: típico de los gringos de hablar del fin del mundo y que ellos siempre se salvaban... ¡es el fin, idiota, no vas a poder hacer nada contra ello! En caso de fin del mundo, no guarde velas ni nada... se va a acabar y si usted se considera parte de ese todo, entonces también será parte de la extinción. 

Quizás se acabó el mundo y no nos dimos cuenta porque empezó otro igual al mismo instante, según la explicación de 31 Minutos. Admito que sí hubo algo de entretenido en esa angustia previa a lo que pudiese suceder y ver que nos despertamos a un día veraniego en el hemisferio sur, la llegada de un solsticio y un cambio de clima, seguramente también de ánimo. Que este cambio limpie nuestras mentes de las ansiedades de este año y que el próximo se venga mejor, con más energía y proyectos por cumplir. Y, finalmente, se haya acabado el mundo o no, siempre existen motivos para celebrar un nuevo día de vida.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Pre-fin del mundo

Mientras todos están con la psicosis colectiva ante el supuesto fin del mundo, he estado toda la tarde frente al computador escuchando música al estilo de "vivir mis últimos momentos" como Enrique Maluenda promocionando la radio de Caja de Compensación NoMeAcuerdoCuál. Razones para aumentar la paranoia existen varias: lluvia en diciembre (cosa poca común, pero que todavía está dentro de la normalidad producto del fenómeno de La Niña), muchos temblores, clima inestable e incluso neblina durante esta madrugada. Lo que pasa es que estamos acostumbrados que en esta fecha ya hace calor, pero el mundo sigue cambiando y no sabemos qué nuevas sorpresas nos va a traer.

Esta primera semana como desempleado me ha hecho pensar tantas cosas y llevarme más de algún bajón anímico por temáticas que me causan incomodidad, sobre todo por puntos de vista que difieren del mío en cuanto a las diversas experiencias y posiciones desde las cuales se observa un mismo objeto de estudio. Pero quiero quedarme con lo bueno y que, efectivamente, más visiones colaboran en la formación de una imagen más o menos global del problema. Hay que pensar en tantas cosas, son tantas las incertidumbres que me cuesta relajarme del todo: el problema es que mi cuerpo ya está reaccionado y tengo una gastritis latente que, aunque no quiera, tendré que tratar con medicamentos por algún tiempo. Puede que sea lo mejor... o bien, seguir sintiendo que cualquier cosa me cae mal al estómago y tener el beneficio de un verano tranquilamente sin polera. 

Último día antes del fin del mundo y siento ganas de dormir; de hecho, dormí hasta las 13.40. En fin, ya comienzo con mis planes para los días siguientes al fin del mundo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Viernes 14 de diciembre

Las cosas han sucedido demasiado rápido durante este año: sí, lo he repetido tantas veces que dicha frase ya estará incluida en mis conclusiones de fin de año. Tantas y tantas situaciones que apenas me han dado tiempo a respirar: la vida es así, rápida, acelerada y sorpresiva. 

Han pasado ya algunos días desde aquel último viernes 14 de diciembre y creo que recién me doy el tiempo de escribir al respecto, puesto que tuve la suerte de poder escapar de la realidad durante ese fin de semana para olvidarme de lo que acontecía. Tal y como deseaba, me comunican que no me renovarán el contrato y creo que mi mirada de alegría los debe haber descolocado. Exactamente, no hallaba donde guardarme las ganas de gritar de alegría y de darle las gracias por facilitarme la decisión -existía la remota posibilidad de que tuviese que decirles que sí continuaba cuando en realidad quería salir corriendo lo antes posible- que tenía mi estómago con gastritis. Puedo decir que ese lugar solo me dejó con problemas gástricos constantes, dolor de cabeza y una autoestima muy por el suelo. Lo que no me gustó mucho fue darme cuenta de que la valoración por tu trabajo equivalía a nada y que, prácticamente, no hiciste nada bien. Hubiese sido muy grato escuchar un agradecimiento por trabajar bien, ser ordenado y cumplir con mis deberes, por intentar ponerle normas a los alumnos, pero ya me doy cuenta que al sostenedor solo le interesa mantenerlos a como dé lugar con la finalidad de llenarse los bolsillos producto de la SEP (lo dije y qué). Descubrí que se trata de un lugar donde les importa un comino si los alumnos aprenden: solo quieren tener una guardería y, definitivamente, no estudié para eso.

Creo que era necesario registrar este acontecimiento: el fin de mi primer contrato laboral, el cual tuvo más penas que glorias. Pero el camino es largo y sé que se vienen muy buenas cosas hacia el futuro... lejos de aquel centro de gente con escacez de coeficiente intelectual (y con ese comentario, me refiero a las autoridades de aquel establecimiento). Lo positivo es que descubrí lo difícil que es mantenerse a flote cuando tienes todo en contra y que, definitivamente, es necesario conocer todos tus derechos y deberes laboral para que no intentan pasarte a llevar. En ese mismo sentido, demostré que pese a ser nuevo, mis argumentos resultaban mucho más convincentes que los de ellos. 

Y ahora, se inician las vacaciones indefinidas: merecido tiempo para mí.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Come to me

Desde los sueños se dibujan siluetas sobre la niebla que flota en la laguna, a lo lejos se ven las luces que descienden desde los cerros. Puedo ver el aura de las montañas, energía viva que vibra y que avanza hacia el infinito a un ritmo pausado, preciso, concreto. Bailan las musas luminosas que se posan sobre las nubes a observar el mundo que comienza a moverse, los colores aumentan su nitidez cuando corremos descalzos sobre la hierba que se humedece: nuestras pisadas se conservan frescas sobre el camino que ya recorrimos hace varios miles de años atrás, en otras vidas. ¿Volveremos a recorrer esta misma senda en vidas futuras? ¿Volveremos a ser luz cuando todo ya haya vuelto a comenzar? El fin de un ciclo, el inicio de otro: energía nueva suspendida en el aire, colores azules profundos como el agua que avanza sobre nuestras cabezas, alas extendidas al máximo para iniciar ese vuelo que estuvimos esperando por tanto tiempo.

Somos agua, somos aire, somos fuego, somos tierra: somos luz. Somos seres cargados de experiencias, de vida, de sueños. Somos sueños que iluminan la tierra, somos sueños que recorren las sendas de los continentes, somos sueños que sonríen cuando coinciden con nuevas miradas. Somos sueños que se musicalizan al avanzar a través del aire. Somos la luz que recorre los bosques oscuros de la noche por donde habitan las almas dispuestas a contar nuevas historias, donde la playa se une con el valle. Somos movimiento, somos danza, somos creación. 

Fotografía: Pichidangui, Los Vilos, Región de Coquimbo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Hablando con fantasmas

Entre penumbras de un valle oculto
se duermen las almas aún despiertas.
Quedan las marcas de un pasado presente,
de un futuro que pasa para quedar latente,
allá donde la gente persigue su vida
que ha sido capaz de trascender la muerte.
Vienen a mí cuando estoy despierto,
vienen a mí cuando estoy durmiendo,
vienen a contarme historias que no entiendo,
vienen a decirnos que existe un más allá.

No se duermen, corren locos,
corren en busca de una luz que no encuentran.
¿Veremos esa luz todos al momento de morir?
¿Veremos ese mundo que está más allá del umbral?

Fotografía: Jardín Botánico, Viña del Mar.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

De un lado para otro.

Fin de año y todo el mundo comienza a hacer eso que no hizo cuando tuvo tiempo: todos corren, se estresan, se odian mutuamente, hacen comprar compulsivas que luego pagarán todo el resto del año, sonríen suponiendo que viven el espíritu de las fiestas cuando ven el comercial en que Josefina Correa da a entender que navidad no es grandiosa si no aparece un LCD debajo de tu árbol navideño. En el otro extremo del consumo, se encuentra la vida de profesor que, según algunos depresivos-suicidas-autosubvaloradoresdelaprofesión, estaría bastante lejos de ese proceso puesto que somos seres de pensamiento crítico que no caemos en ese juego, algunos que están contra el sistema y toda esa bosta típica de gente rancia que ha fumado tanto que hasta las neuronas se fueron con el humo. 

Lo que sí es cierto del mundo docente, es que llegado diciembre todo el mundo se vuelve loco y empieza a llenar las notas que faltan, sacar promedios, completar leccionarios y, en muchos casos, comenzar a temblar al ver que se acerca la respuesta de la continuidad en dicho establecimiento educacional. A veces me arrepiento de haber sido tan eficiente que pude terminar de cerrar todo lo que respecta a libros de clases durante la semana pasada y horas libres de semanas anteriores, puesto que ahora soy un zombie que divaga dentro de la sala de profesores y el "Biblio cra" (descubrimiento reciente, con amplios espacios donde puedo escuchar música, escribir y leer). Ya me aburro de mirarla la cara a los demás docente que siquiera te dirigen la mirada puesto que están sumidos llenando informes de personalidad -tarea administrativa de profesores jefes, cuyo cargo afortunadamente no tengo y que me libera de mucha pega no remunerada- y sacando promedios cuando el deadline indica que el viernes será la hecatombe: cerrar el año (de una puta vez), salvar a los alumnos rezagados que no deberían pasar pero que hay que hacer pasar "porque sí" (entiéndase en idioma universal, un alumno que repita puede que se vaya del colegio y eso es perder una matrícula y blah blah blah, todo asunto de dinero). He visto llantos (más bien dramatizados, no tan literales) rogando por alumnos, ofrecimientos de coimas (obviamente, en tono de broma, algo de ética profesional queda) y más ruegos. Más de algún docente buena onda habría hecho la peregrinación a Lo Vásquez para salvar a sus polluelos, pero a veces hasta la mismísima Vírgen del Carmen se da cuenta que ya hay almas perdidas y que no tiene caso interceder. 

Así fue hoy, moviéndome de un lado para otro. Del Biblio Cra donde estuve casi 2 horas escribiendo el primer cuento de mi cuaderno nº 18, para luego pedir permiso y volar de regreso a la universidad. Encontrarme con Sausalito (luego de esa temible subida, bajo los 24ºC de la hora) fue una experiencia casi religiosa, deja vu: un recuerdo grandioso de algo que echaba de menos. Sí, echo de menos mi época universitaria puesto que lo pasé muy bien y siento que quedaron muchas cosas pendientes (confianzas mal dadas, carretes, gente a quien empujar por las escaleras o qué sé yo). Esperé casi hasta pasadas las 5 de la tarde para hablar con una de las profesoras que marcó mi formación y que fue Pitonisa en mi camino de especialización. Este encuentro fue para contarle que mi vida laboral no va precisamente bien y que necesitaba de su ayuda para poder salir adelante. Fue grato volver a encontrarme con ella y conversar durante algún rato, pese a que sucedió aquello que temía: fue inevitable que me recordara que en segundo de universidad, ella misma me preguntó si optaría por lingüística, momentos en que yo dije que me iría por literatura. Decisiones incorrectas que me pesarían en algún momento. No odio la literatura, para nada, solo que en cuanto a estudio y especialización, me interesa mucho más la lingüística y su versatilidad disciplinaria de mezclarse con otras ciencias, etc. Quedamos en el envío de un CV para ver qué es lo que podría hacer: un punto a favor. 

Lo siguiente fue bajar desde Sausalito cuando la temperatura rodeaba los 27º C (según el gadget del teléfono) rumbo al centro de Viña en busca de centros en los cuales depositar aquel registro de actividad laboral y experiencias. De un lado para otro bajo el sol, buscando algo de brisa, queriendo salir corriendo de la radiación. Acabé tomando el metro rumbo a Valparaíso para pillarlo vacío y luego regresar a Quilpué a eso de las 20.00 hrs cuando la luz del día aún no se agotaba. Ya veremos qué es lo que sucede: he dejado casi 15 CV y comienzo a angustiarme. Por favor, querido 2013, traeme trabajo bien remunerado donde valoren lo que hago.


martes, 11 de diciembre de 2012

Crear

No he escrito en varios días y, de pronto, me viene toda la inspiración y recuerdo de que existe este espacio para que comente mi vida y mis pensamientos. Ha sido un año agotador y creo que ya lo he comentado tantas veces que hasta a mí me aburre decirlo, pero realmente recordaré este 2012 como un año tenso, cargado de etapas que tendrán buenos frutos en un futuro próximo (eso espero). Hacía algunos meses era sagrado que publicara una entrada al día, pero ahora se han ido distendiendo cada vez más, lo que demuestra ese necesario proceso mental de relajo de fin de año en que tus palabras también se quieren ir de vacaciones por algún momento. Aunque, la mayor parte del tiempo, escribir no es otra cosa que un descanso, un escape, esa necesidad interna de crear mundo nuevos. 

Sí, crear. Crear ficciones para desaparecer del mundo real cuando no me parece que está siendo lo mejor y más agradable para mí, como ha sido este último tiempo en cuanto al aspecto laboral que ya pronto debería acabar. Crear ese cambio global del cual tanto se ha especulado en el último tiempo y que nadie sabe realmente de qué se trata: siempre algo mejor, aunque ello implique algunos cambios un poco bruscos. No sé si será producto de ese cambio que ya comienza a dejarse sentir el hecho de que esté más relajado, a veces mi ánimo cambia de manera brusca: regreso a la bipolaridad. A ratos siento que las palabras se escriben solas y que solo soy un cuerpo físico que las reproduce para dejarlas grabadas. 

Crear voces, crear mundos, crear palabras, crear ritmos. Crear, simple y asombrosamente, crear.

By my side.

Sometimes I close my eyes
and I can fly away from everything.
That's the time when I see a better life,
a better world to live in,
where our dreams are coming true.
There's no need to escape from anything
cause everything we want is there.

So, where's that place that I want to find?
Maybe and my dreams, imagination.

Maybe just by my side. 

viernes, 7 de diciembre de 2012

Días de diciembre

El mar, del cual disto unos 20 kilómetros aproximadamente, se ve tan azul bajo la calurosa atmósfera que -según tantas prediciones científicas, semi científicas y pseudocientíficas- pronto explotará de sus campos electromagnéticos para traernos oscuridad. Nada se sabe de lo que podría ocurrir ese temido 21 de diciembre y tampoco le creo a las típicas películas de gringos en que siempre salvan al mundo, o bien, siempre se salvan ellos cuando es el fin del planeta: cosa extraña, porque si ellos también son parte del planeta entonces nadie se salva, acaso son seres que no pertenecen a la humanidad... ¿o es muy tonto lo que estoy diciendo? Un viaje en metro por los alrededores de Caleta Portales dan ganas, realmente, de sumergirse en ese mar que ha sido testigo de tantas historias y que seguirá siendo el escenario de otras muchas más. 

Días de diciembre con esa inseguridad de eso que está por pasar, de esas nuevas aventuras que comienzan pasada la medianoche del último día de este mes esperado y temido, como ya mencionaba anteriormente. Es inevitable, producto de la psicosis colectiva, pensar que cualquier cambio o cosa extraña está asociada al fenómenos frente al cual podríamos enfrentarnos: lluvia en diciembre en algunos lados, nuevos y fuertes terremotos a lo largo del mundo, cambio climático y desfase de las estaciones y esa extraña sensación de que el tiempo no acaba cuando quisieras que pasara volando. En realidad, eso último es más bien personal, sumado a la ansiedad de noviembre, en que tenía ganas de comer pizza y empanadas de queso durante todo el día. El estrés, el cansancio: nadie dijo que sería fácil lidiar con una práctica profesional poco grata, una tesis genial -pero mentalmente agotadora- y comenzar a trabajar de manera inmediata. Nadie dijo que el cuerpo no pediría descanso en algún momento y que ese instante está llegando cuando el calor te dice que se vienen las vacaciones que deseas y mereces. Vacaciones que traen consigo el término de procesos y el inicio de nuevas incertidumbres. 

Días de diciembre, de calor y de brisa tibia, a veces un poco magnética con ciertos sutiles ecos de voces subterráneas que, quizás, querrán entregar algún mensaje que cuesta entender. Días de diciembre en que te das cuenta que las estaciones van pasando y que, finalmente, todos avanzamos hacia la luz.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Volador VII

Entre nubes nos encontramos como objetos voladores,
no identificados, perdidos, a la deriva,
somos astros de luz que recorren muchos sueños,
esencias de un universo en constante transformación.
Somos el mar con su viento alocado,
somos las olas que se pierden en la inmensidad,
somos el infinito que se concreta en el celeste;
un oceáno perdido que renace con el nuevo sol.

¡Que se alcen los sueños, con sus riesgos, con su color!
Unamos nuestros mundos en un par de versos
que cantaremos a la orilla del mar, mirando el cielo.
¡Somos el tiempo que enloquece cuando se pone el sol!
Cerrar los ojos, alzar los brazos,
sentir la brisa, dejarse elevar,
soltar los pies desde el suelo
y, simplemente, comenzar a volar.

Alza el vuelo, volador, volantín,
cruza las nubes en un segundo, sin temor,
vuelva tan alto como puedas 
y jamás te detengas, como un platillo volador.
 
Fotografía: Jardín Botánico, Viña del Mar.
 

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Vuelo

¿Cuántas veces hemos abierto los brazos y nos hemos dado cuenta, con sorpresa, de que nuestros pies se han despegado del suelo y que ya cruzamos los aires a la velocidad que deseamos? Es tan simple como sentarse, mirar el cielo, respirar lento, sonreír, recordar los sueños y dejarse llevar por el viento que sopla fuerte por estos días cuando el sol parece quemar con violencia. ¿Qué tan lejos quieres llegar en tu vuelo? ¿Cuántos kilómetros, millas, países, continentes, planetas, universos y sueños quieres ser capaz de recorrer en un parpadeo? De pronto nos lanzamos a correr sobre la hierba de un prado verde y apacible -ese locus amoenus de una clase de literatura- que te lleva hacia la altura donde comienza la luz, donde nacen las nubes, donde la naturaleza coincide en la armonía de su propia perfección. Allí estamos en medio, sonrientes, satisfechos, felices. Allí estamos en medio de nuestros sueños que bailan alrededor. 

Allí estamos, agradeciendo cada espacio, cada momento, cada segundo de vida porque incluso de las experiencias negativas siempre podemos aprender algo. Aprender a ser agradecidos de lo bueno y de lo malo, aprender que la lluvia humedece la sequeda de la tierra de la cual volverá a nacer vida, aprender que en la oscuridad renacen nuevos seres cuya belleza también es admirable. Soñar, seguir adelante, permitir un espacio a la incertidumbre y al riesgo, permitir que la vida vaya mostrando sus caminos, abrir las manos al cielo y apartar la oscuridad de los sentidos humanos para permitir ver esa luz que es fuerte durante el ocaso. 

Abrir los brazos y alzar el vuelo. Cruzar galaxias, universos, ser tan rápidos como la energía que recorre todo en cuestión de segundos. Volar, cruzar el cielo, tocar las nubes y, al finalizar, sentir los pies que nuevamente tocan la hierba: ha sido un gran viaje que renace a cada instante.


lunes, 3 de diciembre de 2012

Fin de semana de relajo: Pichidangui.

Hace algún tiempo, a raíz de algunas temáticas propias de la literatura que trabajé con mis alumnos de tercero medio, surgieron los tópicos literarios dentro de los cuales, como siempre, me detuve en el querido locus amoenus y por un instante tuve la ilusión de que los alumnos ponían atención. Esas ilusiones son transitorias, pero al menos duró un instante y se agradece. Y ese lugar ameno es diferente para cada persona y he ahí el motivo de que en la literatura se pueda presentar de diversas formas, visiones, etc. Y justo que yo andaba buscando mi locus amoenus -en realidad, siempre he sabido cuál es, solo que quería volver- cuando me informan de que otro fin de semana más me verá recorriendo las arenas de Pichidangui, balneario ubicado al sur de Los Vilos, con una preciosa vista al Pacífico. Fue un necesario cambio de aire que incluso se llevó lo que quedaba de noviembre sin siquiera darme tiempo a decirle adiós. Parece que fue para mejor. 

Viernes en la noche y arrancan los motores a eso de las 20.20 cuando ingresamos al Troncal Sur rumbo hacia el norte: Villa Alemana desaparece en menos de 15 minutos cuando ya ingresamos a la nueva carretera que, de paso, se salta Limache y nos lleva a La Calera en algo así como 30 minutos (antes nos tomaba como el triple de tiempo). Otra experiencia es la de ingresar a la Ruta 5 Norte y encontrarse con camiones que viajan a lo largo del país, de vehículos que cruzan a toda velocidad. Por otra parte, los paisajes no dejan de cautivar con ese tono iluminado que se produce cuando el sol comienza a ocultarse: el valle cambia de color, la penumbra comienza a rodearlo de una manera que no puede ser sino hermosa. Cruzamos el Túnel El Melón, cuya extensión me producía temor antiguamente, para llegar al sector de La Ligua. Seguimos adelante y a eso de las 22.00 hrs nos estacionábamos frente a la cabaña desde la cual se observa la enorme montaña sobre la cual se sitúan algunas antenas de radio. Grandioso: paz, ruido de la naturaleza, silencio y... zancudos (cosa para nada buena).

Si debo describir el fin de semana en una palabra sería "relajo", llegando momento en que no me salía una sola palabra (lo que puede parecer preocupante si se considera mi capacidad de pronunciar miles de palabras por minuto sin que mi lengua muestre el más mínimo signo de fatiga), solo mirando el paisaje y empapándome del aire limpio de estar lejos de la ciudad. Desconexión casi total de no ser por el teléfono celular. El viento en la playa, las caminatas en la arena, las empanadas de queso, el paisaje, el mar. Pichidangui es ese locus amoenus que me carga de energía y, esta vez, en el momento oportuno. Ya estaré pensando en volver una vez más en un futuro próximo.

Fotografía: Pichidangui, Los Vilos, Región de Coquimbo.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Que se acabe pronto el año

Sin más palabras, creo que resume el sentimiento que me identifica en estos momentos. Todo a raíz de un tema que siempre he dicho que no me importa y que, a la larga, ya ha terminado afectándome bastante. Creo que, sin lugar a dudas, estoy optando por la solución más fácil: huir, salir corriendo, decirles adiós y buscar un lugar mejor. Lo he pensado tanto, reflexionando si se trata de la mejor opción y creo que, pese a lo difícil que resulta tomar una decisión querida y necesaria, me cuesta. El fantasma de la duda, de la incertidumbre laboral y de la ilusión de estabilidad es lo que me causa problemas: no saber qué va a pasar. Pero hay otro punto que es tan importante como el anterior: salud mental. Creo que estos meses ya han sido suficientes para darme cuenta de que no es aquí donde quiero estar. Es claro. No quiero, no me siento bien, no me siento valorado y cada día que pasa parece demostrar de que algo no anda bien y de que los resultados que estoy esperando no los voy a lograr. 

Todo sucede a raíz de poner los promedios finales en que se acercan algunos alumnos para pedir que les suba la nota: en definitiva, que les regale un promedio 4.0 para que puedan pasar. No solo me parece mediocre, sino injusto, porque se han dedicado todo este tiempo a hacer cualquier otra cosa menos poner atención y querer aprender. ¿Acaso tengo que ir a buscarlos a la casa para que vengan? No. El aprendizaje pasa por una tarea personal y considero que los alumnos de educación media ya son lo suficientemente grandes como para darse cuenta de lo que tienen o no que hacer. Faltan notas porque dependo de las que pone otra profesora (cosa que me estresa, porque me carga esperar a gente externa cuando mi trabajo ya está hecho). Luego te das cuenta de que hay gente que no quiere y no quiere no más: les da igual si les pongo el 2.0 (cosa que ya he hecho en reiteradas ocasiones, pero que todavía me duele un poco). Definitivamente, mi proceso de formación fue muy diferente al de estos chicos y me cuesta tanto entender que existen otras realidades: sí, es un defecto personal. Quieren que "los haga pasar" por la fuerza y luego dicen que hay que mejorar la calidad de nuestra educación: ¿dónde está el aprendizaje? Porque enseñar no es solo saber un concepto, sino tener actitudes y valores que acá, claramente, no están aprendiendo. Y, para finalizar, me dicen que encontraron unos trabajos que dejó la otra profesora, quien supuestamente los iba a revisar y jamás lo hizo. ¿Quieren que los revise yo? Si no tengo idea cuál era su pauta, su mecanismo. Me dieron unas ganas de mandar todo a la mierda, de tener mi minuto de furia y de decir que no haré nada: que esas son las notas y punto, si les gustó molestar todo el año, que ahora asuman. 

No sé. Estoy con una sensación de angustia y rabia, porque me sigo dando cuenta de que nadie valora lo que hago y siempre soy yo el problema. ¿Acaso lo soy? ¿Acaso estoy haciendo muy mal las cosas? Laboralmente, no ha sido mi año y creo que a estas alturas ya nada dice que se pueda arreglar. Simplemente queda sobrevivir y esperar que se acabe pronto para comenzar con nuevas energías el 2013. Ya tengo claros cuáles serán mis deseos para el año nuevo. 

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Caleuche: El llamado del mar.


La historia del Caleuche es una de las leyendas más conocidas del sur de Chile, específicamente de la mítica isla de Chiloé donde, según la tradición, habitan brujos y hechiceros que han teñido algunas zonas con su magia. No es extraño que en este contexto existan personajes mitológicos como el Trauco o la Pincoya que adornen el ambiente con el misticismo de sus presencia que está íntimamente ligada con lo que sucede en la isla. Al ser una zona fuertemente influenciada por el mar, muchas leyendas también surgen en torno a las inclemencias del tiempo y a los barcos: El Caleuche, que para algunos es la adaptación del Holandés Errante (que aparece, incluso, en Bob Esponja). 

Acudí a ver esta película porque el trailer de la película me pareció interesante y porque la leyenda misma me ha resultado siempre atractiva. Dentro de su categoría de leyenda, la imaginación permite mucho y una historia vinculada me pareció interesante, por lo que luego de varias semanas buscando una fecha para ir, finalmente llegué a la sala del Cine Mall de Quilpué para tener una función casi privada (no habría más de 20 personas en la sala y, como dato curioso, mencionar que a  ratos escuchábamos los ruidos de la película de la película que se exhibía en la sala aledaña). Y así fue la cinta en HD atrapa por los paisajes increíbles de la Isla de Chiloé y por una dirección de fotografía contra la cual no tengo ninguna queja. Ahora, el problema comienza cuando no sabemos si definir la película como "terror" o "suspenso", porque durante un largo instante parecía ser una película para el sueño. Sí, una trama excesivamente aletargada y forzada en que la protagonista está en Estados Unidos con una serie de personajes cuyo inglés me pareció similar a las actuaciones de Luciano Cruz Coke en "Se arrienda" (en español estándar: para nada convincente). 

La llegada de Isabel representa el típico tópico del hijo pródigo que vuelve a su tierra de origen, pero sin tener la real conciencia de lo que está haciendo: se comenta que se encuentra realizando una investigación marina y que por eso han llegado hasta Chile, pero, casualmente, Chiloé es la tierra de origen de sus abuelos. Si bien, ella lo sabe, lo que no sabe -como en toda historia que promete cierto suspenso- es que está envuelta en una historia muy grande que va a cambiar su vida. Es así como llega a la Isla Millalobos -al igual que su apellido- llevada por Simón, un lanchero de bajo perfil. Al llegar al lugar, se encuentra con Doña Aurora, quien reconoce a sus ancestros y la invita a quedarse en la casa. Es ahí donde comienzan los acontecimientos raros, en que Isabel comienza a sentirse mal producto de una rara enfermedad que afecta a su piel -una enfermedad genética, heredada de su padre- y que requiere de cierto tratamiento médico. Es en este lugar donde comienza el cliché de Chiloé, en que la joven se ve expuesta al Tetué, a la niebla que antecede la llegada del barco, las voces extrañas e incluso, al Trauco que seduce a una mujer cerca de un árbol. Esta última imagen me pareció totalmente innecesaria, digna de Teatro en Chilevisión (por su contenido vulgar y de excesiva facilidad de entender). 

¿Qué es lo predecible? Una pista: el nombre completo de la película. El llamado, una mujer que viaja desde Estados Unidos hasta su origen en Chile. La mujer tenía relación con el Caleuche y la leyenda la está buscando a ella. Así es, ella tenía que llegar de regreso a la isla porque era el destino y blah blah blah. Predecible. Uno que otro momento en que me mantuvo atento, pero creo que la película prometía demasiadas expectativas que no se cumplen. Las actuaciones califican en el rango de "suficiente", aunque la aparición de Catalina Saavedra prometía algo que no cumple (convirtiéndose en la interpretación típica de un teatro escolar de mala calidad, en que el personaje intenta ser de miedo)

En cuanto a efectos especiales, quedó más que claro que estamos completamente lejos de las superproducciones hollywoodenses y no solo por la calidad, sino por el desatino. Creo que hubiese sido mejor poner una caja flotando en una laguna antes que poner una imagen excesivamente computarizada, con guerreros blindados en metal que simulaban ser del Barco Fantasma. Y el broche de oro fue la escena final en que una supuesta protagonista convertida en sirena recibe el ramo de flores arrojado por su novio, produciendo una sensación extraña: angustia (cómo tan penoso de poner una imagen que es falsa por donde se la mire), risa ("sin comentarios"), decepción absoluta ("¡mátate!") y hasta repugnancia. 

En conclusión, una historia que pudo haber sido interesante, pero que no logra cumplir su promesa.

martes, 27 de noviembre de 2012

Ask the mountains

El horizonte celeste se cubre de la bruma otoñal, invernal o primaveral al instante en que comenzamos a caminar sobre las aguas como si fuésemos descendientes de algún ser divino. Mitad humanos, mitad dioses. Aprisionados por nuestras propias dudas, por nuestros propios temores, cobijados por nuestras fortalezas y las sonrisas que a diario recibimos cuando el sonido de las hojas de los árboles se convierten en el coro que acompaña una caminata. Navegamos sobre la inmensidad de un mar inquieta que se calma, cruzamos el mar y nos sumergimos en la infinidad de un universo que comienza en el cielo, sí, allá donde se encienden las estrellas cada noche para luego hacer nacer un nuevo día que iniciará otra fortuna.

Caminamos, a veces errantes, como navegantes que cruzan las tierras de las lejanías, en las alturas donde el sol parece perdurar un poco más de tiempo. Paralelos, meridianos y los horarios cambian, la vida se acelera o se detiene, el agua inicia su punto de ebullición en un instante diferente. ¿Por qué? ¿Para qué? El suelo se mueve y la energía se percibe desde la cima hasta las faldas de los cerros que decoran nuestro paisaje... allá vamos cada vez que la vida nos agota, en sus tierras nuestros pies descansan cuando por fin conciliamos el sueño. Caminamos de la mano de los ángeles blancos e iluminados que nos muestran un camino, nos alineamos con las energías de un magnetismo que ordena nuestros pensamientos cuando comenzábamos a descarriarnos. Subimos, subimos hasta alcanzar la cima, miramos el sol que no se agota: buscamos la luz. 

No tengas dudas, simplemente vuela. No tengas miedo, simplemente vive. Siente el aire, siente el ritmo, siento el corazón. Porque el movimiento ya ha comenzado y será para bien: pregúntale a las montañas.

Fotografía: Pichidangui, Los Vilos, Región de Coquimbo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Licenciatura de cuarto medio

Quisiera tener palabras de halago, de buena onda y puras flores al mundo; pero no. No siento que sería sincero. Ni siquiera fui capaz de acercarme a la gente a decirles adiós, que te vaya bien, que cumplas tus sueños o no sé qué otra palabra cliché de esas que se acostumbran a decir en estos momentos. No tiene nada de malo decirlas si en ello hay honestidad, pero en este caso no lo sentía: lo único que quería era salir corriendo lo antes posible, esconderme de todos y desaparecer por un instante. ¿Por qué? Porque es inevitable darme cuenta de que no puedo sentirme como parte de ese lugar en el cual no estoy cómodo, del cual quiero huir cuanto antes. Quizás mi disposición no haya sido la idónea, pero ya no puedo hacer más. No quiero hacer más, creo que estoy en un lugar donde nunca te valorarán como corresponde.

Y, lamentablemente, tenía que recordar este pensamiento durante la licenciatura de cuarto medio, a la cual asistí de "invitado obligado", porque realmente no tenía ningún ánimo de ir a que me diera nostalgia no porque se íban, sino porque siento que es muy poco lo que les importó lo que pude haberles enseñado. No quiero aplausos ni regalos, solo quería un poco de valoración, de respeto, cosa que nunca se pudo obtener de aquellos alumnos. Resulté bastante deprimido al ver que siquiera me mencionaron en el discurso, como si realmente no hubiese existido: que solamente me convertí en el tipo al cual odiaban porque era el único que les ponía el 1 si no entregaban los trabajos en la fecha correspondiente. Quizás me estoy dando cuenta de que lo he hecho todo mal y que estoy pagando por ello: hubiese querido ver que aquellos que se suponía que te valoraban se hubiesen acercado a decirte adiós. Destaco a un alumno que, después de todo, supo ser agradecido: solo 1 alumno de un universo de 40. No se trata de porcentajes ni nada de eso, pero realmente es frustrante. 

¿Acaso lo estoy haciendo demasiado mal? Cada día me convenzo más de que solo quiero salir corriendo. ¿O acaso soy demasiado hipersensible? No lo sé. Quiero que el año se acabe luego: ya necesito que cambie el aire, las vibras, iniciar nuevos proyectos. Quiero creer que mis sueños no son tan lejanos y que es factible luchar por ellos... y que esa lucha, precisamente, no es en este lugar.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Cuaderno 17. "España"

Fueron más de dos años que me tuvieron frente a un cuaderno que parecía la historia de nunca acabar. Y no es que se haya convertido para mí en un karma ni mucho menos, sino todo lo contrario: sacar y sacar nuevas historias de todas las experiencias vividas durante esos casi 6 meses que viví en tierras ibéricas ha sido un proceso bastante entretenido y que, como siempre, me deja con ganas de más. Resultaron 38 cuentos en que, obviamente, no queda plasmada toda mi experiencia, pero sí he tomado los diferentes lugares que tuve la suerte de conocer para poder ambientar diferentes sucesos, algunos más cuerdos y otros alejados totalmente de la cordura aunque, después de todo, ¿qué es lo "normal"? No lo sé, la vida misma se me hace cada vez más loca y es algo que me agrada totalmente.

España, Inglaterra, Portugal, Francia, Italia, Marruecos: es difícil poner el punto final a una experiencia que perdura hasta el día de hoy. Son miles de recuerdos que me hacen viajar día a día hasta esas tierras distantes a varios kilómetros de mi lugar actual. Historias cargadas de fantasía con una pizca de realidad que a veces, realmente, ya no existe: mi mente es capaz de ficcionalizar lo más verídico, sacar una historia totalmente nueva. Solo puedo decir que lo disfruté mucho y que estos dos años y 6 meses que tardé en terminar este cuaderno (el que me ha tomado más tiempo hasta el momento) me entretuvieron bastante. Ahora se vienen nuevos proyectos y unos cuantos cuadernos que han esperado años por comenzar a ser escritos: allá vamos por el cuaderno 18.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Reflexiones de día viernes

Salir del colegio casi cantando, pese a que el calor pueda producir somnolencia. Sentarse en el asiento de la micro y dormir 30 de los 45 minutos de viaje. Sonreír, estar feliz y sentirse completamente satisfecho al ver que el reloj marca las 12.15 y al fin puedes retirarte, que el fin de semana ya comienza. Sacar cuentas felices: 2 semanas y los alumnos se van de vacaciones mientras nosotros los docentes debemos seguir algún tiempo más. Darse cuenta que este año tan agotador comienza a llegar a su fin, darse cuenta que hasta cuesta escribir.

Sonreír, al ver que se acerca el merecido descanso.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Dimensiones

¿Cuánto tardaríamos en saltar de un planeta a otro? Quizás un destello, quizás un momento tan breve como el latido del corazón. Allá, a lo lejos, se pierde el horizonte estelar desde el cual se perciben las luces de algo que parece ser un objeto, no sé si humano, no sé si extraterrestre, no sé si divino. Allá, desde la lejanía, las luces de una dimensión nueva comienzan a abrirse para dejarnos entrar. ¿Cuánto tardaríamos en llegar hasta esos lugares dibujados, quizás, solo en nuestras composiciones oníricas de la primera infancia? Esos recuerdos de los cuales seguramente ya ni nos acordamos, cuánto tiempo tardaremos en redescubrir esa energía que comienza a nacer desde nuestras pieles, desde la vibración de nuestras cuerdas vocales cada vez que articulamos alguna palabra, al azar. 

Una, dos, tres, cuatro... no sé cuántas dimensiones que toco con una mano, luces aparentemente inexistentes sobre las cuales comienzo a correr sin preocuparme de nada más. Somos energía, como aire, somos agua, somos fuerza... ¿qué es lo que somos? Cuestionamientos van y vienen, no sabemos dónde acabaremos después de todo esto. Una, dos, tres... un reloj que avanza y no se detiene, que a veces retrocede para dar inicio a cosas nuevas, que a veces se acelera de manera tan violenta que el suelo baila a nuestros pies. Estira y encoge, de allá para acá, hacia adelante y hacia atrás y en cualquier momento comenzamos a bailar. Cuánto tardaríamos en descubrir que desde la tierra se abren nuevas dimensiones que nos invitan a trascender. ¿Cuándo acabaremos de descubrirnos a nosotros mismos?