sábado, 27 de septiembre de 2008

Ausencias y recuerdos.

Ausencias y recuerdos, presencias de momentos que han quedado atrás y ahora vuelven a saludarme. Ausencias y recuerdos y no sé qué es lo que va a pasar: es el fantasma de todos mis silenciosos deseos y sueños que amanecen día a día junto a mí, que me pide a gritos que los cumpla, que se agota en la espera al igual que yo. Me mira como si no supiera que pensamos lo mismo, que sentimos lo mismo, que vivimos de una forma muy parecida… como si se le olvidara de que yo también estoy aburrido.

Y es inevitable que vuelva a correr las líneas para llegar a ese sonido que tan dulces momentos me trae: 2 años atrás cuando creí ver el cielo y sentir la gloria en mis manos, ver hacia el horizonte y encontrarme con esos espíritus que jamás me han dejado. Pero no puedo olvidarme de ese momento en que nuevamente apareció el fantasma de la soledad para decirme lo que soy, para mostrarme en un espejo cuál es mi eterna situación, para probarme y verme llorar delante de todos en un momento de aparente alegría. El fantasma da vueltas alrededor mientras oigo esa canción que, por el destino, llegó a mis oídos justo en ese período tan importante y que ahora se ha transformado en icono de una celebración. La escucho y la vuelvo a escuchar, me encanto en su sonido y mi memoria arde con las promesas que he escuchado y que aún sigo esperando.

Y es que nadie sabe lo que realmente va a suceder: un arma de doble filo que trae consecuencias favorables y desfavorables. Temas sensibles y fibras a punto de cortarse si se intenta caminar por sobre ellas, miradas ansiosas que esperan un futuro que les pertenece y el sistema les niega, miradas que no saben qué más hacer… y yo que sigo sentado en mi cama, mirando el techo, esperando ese evento estelar que parece estar próximo a sonreírme. Ojalá fuese, esta vez, algo más que un mero sentimiento de espera y ansiedad: espero que esta sea el momento que he estado esperando. Sí, desearía saber qué es lo realmente correcto: ya he cometido tantos errores y alguno de ellos me atormentan cuando no debiesen, pero lo hacen de todos modos. Sólo el aire me ha traído más y más confusión y el primaveral sentimiento de alergias y emociones a veces me quita el sueño… y la inspiración.

Ausencias y recuerdos que vienen a caminar delante de mi mirada cuando el playlist ya ha pasado a la siguiente canción.

martes, 23 de septiembre de 2008

23 de septiembre, 2008: Primeras Impresiones.

(Este artículo es parte mi bitácora profesional docente y corresponde a mis reflexiones respecto a las prácticas. Me parecía interesante publicar mis pensamientos luego de mi primer día de observación).
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Luego de la tan anhelada espera de semanas, ha llegado el momento en que comienzo esta temida “práctica inicial” ya de manera más concreta. No todo comenzaría a la manera que yo quería: con desagrado y molestia por la lentitud del tránsito vehicular a esa hora, es que me retrasé 10 minutos. Afortunadamente, el profesor no me puso mayores problemas y me aceptó en la clase de manera muy agradable. Por un instante, el ingresar a una sala llena de alumnos (vestidos de ropa normal, sin ningún tipo de uniforme), me trajo el recuerdo de aquellos años de trabajos en colonias, pero ahora la situación era muy diferente a ese entonces. Una anécdota que creo imposible de olvidar fue que a mi ingreso, los alumnos presentes más que mirarme como a un agente extraño (alumno universitario, observador, etc.), me asumieron como un “infiltrado”, razón: todos vestíamos ropa que no correspondía a un uniforme. Esta situación, en un primer momento, me causó un cierto choque entre la concepción de colegio y de “disciplina” con la cual me formé durante 12 años, pero rápidamente fue pasando a segundo plano.

Si he de describir mis sentimientos en mi primera observación, fácilmente podría resumirlo en 3 palabras: ansiedad, temor y –por muy exagerado que pueda parecer- paranoia.

Ansiedad al pensar en la importancia del trabajo que estaba realizando, de pensar en las implicancias que mis apuntes pueden tener en el futuro y del inminente deseo de que esta investigación resulte de lo mejor posible.

Temor por no saber muy bien a lo que me estaba enfrentando y por culpa de los constantes cuestionamientos de si es esto lo que realmente quiero hacer durante el resto de mi vida. Temor ante cualquier situación extraña que pudiese llegar a suceder y de las reacciones, temor ante ese grupo de alumnos (tan diferentes en su forma de ser a mis compañeros de colegio) al no estar acostumbrado a ese trato, etc.

Paranoia, y éste es el punto quizá más jocoso de lo que fueron mis sentimientos durante esta jornada. Y era el hecho de sentirse observado desde todos los ángulos de la sala, como si fuese yo el objeto de estudio y no el aula, pese al intento de pasar lo más desapercibido posible. Y principalmente esto de sentirse observado, de que todos –incluido el profesor- estaban atentos a cada uno de mis movimientos y a cada una de mis notas.

Al parecer, el profesor pareció darse cuenta de esta situación, por lo que pasados 15 minutos se acercó a mi lado para preguntarme qué tal iban las cosas. Sentí cierto temor de que leyese las notas que llevaba hasta ese momento, puesto que no eran muy favorecedoras en lo que respecta al ambiente en que se desarrollaba la clase (demasiado bullicio). Lo que me llamó la atención fue la tranquilidad con que el docente abordaba el bullicio y el trabajo en general: durante todo el tiempo en que estuve observando sus clases, en ningún momento parecía alterarse por el constante ruido, sino que pedía silencio de una manera aún muy cercana que hasta podría llamar amistosa. Creo que de haber estado yo en esa situación, lo más probable es que me hubiese alterado a los 10 minutos y habría expulsado a más de la mitad de los alumnos de la sala… pero confío en que el tiempo me dará la paciencia y las herramientas para proyectar esa tranquilidad y ese agrado por enseñar. Para finalizar esa clase, el docente se despidió de manera muy cordial, señalando que “fue un gusto” hacer clases, pese al constante desorden. Inmediatamente concluí que me encontraba frente a un profesor realmente apasionado por lo que estaba haciendo.

El otro lugar que pude observar fue la biblioteca: realmente me sentí decepcionado por este lugar tan carente de bibliografía. De lo que alcancé a ver, sólo existía un pequeño estante con unos cuantos libros, que correspondía a los textos escolares entregados por el ministerio y diccionarios. Dos mesas y 9 sillas en total. De todos modos, era un establecimiento pequeño, pero aún así debería existir otro tipo de textos de interés. Por otro lado, creo que es muy bueno que haya una relación de confianza de los alumnos con los trabajadores del colegio, no obstante, ¿no será un poco fuera de contexto de que una alumna converse de su vida personal, casi íntima, con la encargada de la biblioteca? No sé si estoy siendo demasiado conservador o si acaso me formé en un ambiente muy frío, pero me pareció fuera de contexto.

En conclusión, en este primer día de observación me encontré con varios puntos dignos de reflexionar y continuar observando: no me cabe dudas que el aula es una caja de sorpresas interesantes que no deben ser pasadas por alto. En pocas palabras; por un lado, fue un buen momento para poner a prueba mi tolerancia por la diversidad de expresión y, por otro, me motivó bastante ver a un profesor que parecía feliz de hacer su trabajo: en el transcurso de las observaciones veré qué tan ciertas eran mis primeras impresiones.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Compilado dieciochero

Y continuando con la inspiración al estilo periodista de algún diario no tan serio es que llega el resumen de lo que fue mi celebración de estas festividades tan chilenas: algo así como lo único realmente chileno que hago, situación que creo se repite en la gran mayoría de los habitantes de este largo y angosto país. Cómo olvidar su visita a las ramadas de la mano de la mamá con ese olor a pino y millones de personas -que no tienes idea de dónde aparecen- caminan dando vueltas y levantando polvo, cómo olvidar esa época en que con tan sólo $100 uno creía que tenía el mundo a sus pies, cómo olvidar ese olor a perro asado… perdón, anticuchos de la calle que la gente come con tanta demencia confiando en la sonrisa del vendedor y, claro, como olvidar el típico borrachito dando vueltas en torno a una botella mientras todo el mundo se ríe de su borrachera: al menos, por un segundo, es un personaje famoso digno de aparecer en programas de farándula.

Para comenzar, las infaltables empanadas de pino se vieron acompañadas de su asadito loco y su ración controlada de alcohol. Aunque sea increíble, pero es cierto: durante el 18 y 19 fue bastante poco lo que bebí en comparación con el año pasado. Será porque la ingesta de alcohol se adelantó un fin de semana con sus respectivas consecuencias fotosensibles… La semana de vacaciones que todos tuvieron se convirtió en 2 días de actividades académicas normales para mí: no seré tan llorón, puesto que tampoco fue tan normal… el ambiente dieciochero les afecta a todos y nadie quiere siquiera tomar un libro.

La conmemoración de la primera junta de gobierno me vio en un Olmué nuboso con escasos claros de sol que entibiaban suavemente el ambiente: Fonda Pizarro’s y Cia. Ltda. Un día muy grato en compañía de amigos: comida chilena, juegos chilenos y música de todos los estilos. También hubo piscina y un momento para pensar en que quedan pocos meses para el verano y hay mucho por hacer (jajaja). Infaltable vaso de chicha, un poco de vino y su ración de ron cola a eso de la medianoche.

Día siguiente, o sea, 19 de septiembre, llego a mi casa a mediodía a almorzar. Duermo casi toda la tarde para volver a salir en la noche. ¿Alguien se acordó de que tengo prueba el lunes que viene? A eso de las 9 salgo a esperar la micro, no pasa, me voy en colectivo, me bajo en la estación del metro de Quilpué y ocurre lo impensable: de la nada, por obra y gracia de algún espíritu demoniaco obeso y obsesivo es que me ataca un perro. Así es, a partir de ese momento es que me uno a la comunidad de gente que en algún momento ha sido atacado por un can callejero sin siquiera motivos de la bestia. Me dolió, me asusté, llamé a mi mamá: al parecer fue mucha exageración de mi parte. La gente me mira con caras estúpidas: ningún imbécil se acerca a preguntarme si me estaba desangrando o si acaso debían llamar a una funeraria. Me subo al metro y llego a Viña para ir a algún lugar junto al Seba y a Trini. Destinos que nadie sabía hasta que nos subimos a una rueda de las ramadas del Sporting para gritar hasta que casi nos daba sueño. Vueltas por la ciudad jardín adormecido por el carrete del día anterior para acabar bebiendo Absolut en el depto de Trini.

Lejos, lo más freak de mi compilado dieciochero, no es el haber visto a un borrachito bailando en torno a la botella ni haber bebido mucho menos de lo esperado: es algo mucho más metafísico y es el ataque de la bestia demoniaca obesa y obsesiva sin motivos aparentes. Pero son cosas que suceden… get ready for partying at new year!

jueves, 18 de septiembre de 2008

Tiki tiki tí

El olor a asado, el ruido de las paredes vibrando por el ruido de alguna cueca que tocan en la casa de al lado y los primeros síntomas de indigestión luego del consumo excesivo de calorías (cada empanada tiene, algo así, como 300 o 400 calorías… no quiero ni pensar cuántas voy a comer durante estas fechas) parecen ser lo que me motivan a hacer este nuevo comentario y, lo digo, cumplir mi necesidad de escribir algunas líneas para no sentir que mi blog ha quedado abandonado. Qué complicado me resulta pensar en que tengo que estudiar para una prueba que tendré el lunes –sí, justo después del carrete dieciochero y todas las consecuencias de ello- y no sólo eso, sino que también anda dando vueltas en mi cabeza la redacción de el “lema personal” para un ramo de psicología y uno que otro taller. ¿Acaso los profesores no piensan en las fiestas? ¿Acaso no se van a pegar su “rayuela corta” y su buena comilona hasta reventar? Bien deberían recordar que no hay ningún ánimo de trabajar luego de pasarlo tan bien en una fecha destinada para ello y en la que, desgraciadamente, muchas veces hemos de ver algunos excesos que ya se han convertido en una parte más del festejo.

Inevitablemente, al pensar en esta festividad de dos días seguidos en que celebramos la primera junta de gobierno –me da risa cuando entrevistan a la gente y dice, con mucha fe en sus palabras, que estamos celebrando la independencia de Chile… no me extraña que, dentro de poco sean los pokemones, en su constante incultura, me salgan con una respuesta de que se celebra alguna cosa como el ponceo fondero o no sé qué, la libertad da para todo- me recuerdo, también, celebraciones anteriores. Con el tiempo, confieso que he pasado de una celebración inocente de niño pequeño a una celebración cada vez más distorsionada. Del clásico asadito en casa comiendo como cerdos hasta reventar, sin una gota de alcohol (porque eso era de grandes) y con invitados de los papás en que uno tiene que “hacerse amigo” de los hijos de los amigos de tus papás -aunque no tengas nada en común con ellos-; a celebraciones en que lo que menos hay es carne en la parrilla y la prioridad en el consumo es el alcohol (ahora sí, ahora soy “grande”). Recuerdo una de las mejores celebraciones inocentes cuando estaba en Punta Arenas (no había nieve ni nada de eso, aunque igual se pegaba sus nevadas cercanas a esa fecha). Y este recuerdo me trajo de golpe a la actualidad con ese sentimiento de “se me cayó el carné” y la planificación de qué es lo que se hará este 18, con el constante murmullo del fantasma que “sabe lo que hiciste el 18 pasado” y con la disposición de repetirlo.

Y el mismo hecho de la simple y aparentemente vana celebración del 18 es que me he dado cuenta que, poco a poco, me he ido independizando de mi familia. No, no, tampoco voy a ser un patudo que diga que soy libre, porque todavía pido plata a mis padres y sería una aberración de mi parte decirme independiente mientras ellos me mantienen. Pero resulta que antes dependía de lo que ellos dijeran para saber qué era lo que iba a hacer y eso sucedía hasta no mucho: tengo recuerdo de cómo 3 años en que ya he salido y he celebrado en otros ambientes (no quiere decir que los anteriores haya bebido tanto que no lo recuerde, pues mi carrera etílica lleva no más de 2 años jajaja). No sé qué es lo que será el próximo año, pero no es el momento de pensarlo… así como mucho pensar en el año nuevo que parece llegar de la mano con las empanadas de pino (prefiero las de queso en todo caso, pero tampoco lo hago mal empachándome de todos los kilos que durante octubre intentaré disminuir para lucir bien el verano… es patético, pero suele sucederme jaja).

Ahora me preparo para las actividades en las que –he de confesar que no me caracterizo por ser muy patriótico en mis costumbres- lo que menos tengo planeado es bailar un “pie de cueca”. Soy una vergüenza de chileno que no sabe bailar la danza nacional, pero tampoco es un problema tan grave puesto que creo que habemos varios en la misma situación ¿o me equivoco? Es cosa de recordar a Lagos Weber hace dos años en que era vocero de gobierno, cuando dio lástima con su cueca extravagantemente moderna y actualizada. Ya, ya, tampoco lo pelo tanto si el tipo igual se revindicó de acuerdo a lo que mostraron en las noticias. Beber, comer, beber, comer, beber y seguir comiendo para luego aventurarse a carretear donde jamás piensas. Sí, eso describe mi futura celebración dieciochera: aventura.

Tiki tiki ti…

jueves, 11 de septiembre de 2008

Primavera

No tengo razones para nada, pero muchas cosas suceden de improviso cuando pasan los días y pretendo entenderlas. Tan sólo una semana y en un día mis ojos señalan el cansancio de todo un año casi sin respiros, tan sólo un nuevo mes y mis pensamientos vuelven a dar vueltas en un espiral interminable… otra vez. ¿De dónde vienen los motivos de estas nuevas constelaciones: del giro pragmático, del giro cognitivo, de Copérnico, de Saussure, de Maturana y Varela o tal vez de Parodi? “Sólo sé que nada sé” me respondería un cliché que a veces es útil y otras veces sólo se concibe como una suma del cúmulo de pensamientos deprimentes que pretenden levantar un poco el ánimo… sólo sé que el sol comienza a aparecer un poco más temprano sobre mis hombros y nuevamente mi sombra me dice que no estoy solo, que la época oscura parece alejarse. ¿Alejarse? Más bien, reprimirse hasta que llegue otro momento en que se manifiesta con su asfixiante voracidad.

Y me vienen tantos recuerdos mientras dilucido los nuevos pasos que debo seguir: como siempre, el afán de un ser humano “cuadrado” como yo es mantener todo controlado, supuestamente con la intención de evitar cometer los mismos errores de tiempos pasados. Pero, inevitablemente, volvemos a caer, volvemos a creer en ilusiones que lentamente se rompen sin querer, pero esa sensación de angustia agrada hasta un punto que cuesta imaginar. Tal vez comience a manifestarse el problema del “mito personal” ahora que me resigno a no haber alcanzado entrada para ir a ver a Madonna y la idea de verla desde galería me haga retroceder en el intento, tal vez nuevamente el polen de las flores que vuela por los aires me haga estornudar y produzca la molesta irritación en los ojos de años anteriores con el consecuente sentimiento de reencantamiento por los encantos femeninos que caminan en una vía muy cercana a la mía: ese encanto con el que sueño y que algún día espero poder abrazar. No desisto de lo que sueño aunque a veces todo se vaya cuesta arriba y una simple palabra ambigua pueda hacerme pensar algo que tal vez no es. Cuánto mayor sea el conjunto de palabras que envuelven al concepto, menos posibilidades de error en su significación más o menos eficiente.

Algunas semanas en que mi sistema mental no logra conectarse con el wi-fi de algunas clases y me pierdo en los signos abstractos que mis manos dibujan en el papel… ¿tienen algún sentido? Paranoia alegre de sentirme observado, desde otros lugares, por quien quiere que me observe. ¿Una sonrisa del destino? ¿Una señal para la concreción del “mito personal”? Otros cuantos días de desánimo; otros días de pronto en que la luz me hace sonreír con armonía… ¿Quién entiende? ¿Cómo sigo? ¿Es el momento de empezar con eso que en momento planeé y de lo que ahora me retracto por temor, por comodidad, por no querer hacer el ridículo?

Un cúmulo de signos: alergias, sueños visionarios, ojeras antes de tiempo, desanimo, alegría al verte pasar a mi lado y al mirarte sin que te des cuenta, esa extraña sensación que me produce tu mirada, tú. Un beso en mi mente, un susurro en tus sueños, un momento para decirlo todo de una vez: encender una llama. Un cúmulo de emociones, una obra dramática que no tiene conclusión en sí misma si no que se escribe a cada instante… todos pensamientos que nacen y renacen con el inicio de una adelantada primavera.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Doble Perfecto

Como gritos que salen de sus parlantes estereofónicos
Mientras el pasado que no muere da vueltas alrededor,
Se aparece como fantasma que acarrea cadenas,
Se convierte en la amenaza de otra jornada sin inspiración
Que se aleja de su pretensión de ser doble perfecto
Cuando los años han pasado y el sueño parece más concreto.
Son los gritos de miles de patrañas adormecidas
Que como moscas se acercan a comer de las fecas
O que se acercan a oler el olor a podredumbre
Cuando las verduras de la comida han perecido
En algún abortado intento de pintarlas en un cuadro,
Si creía que lo tuyo sería un gran invento
Verás que ahora que ya estás muerto tu voz hace dormir:
La mejor canción de cuna para tocar el sueño.

Pasan los años como vuelan los trenes,
Como corren los avines al salir de su riel,
Como navegan los vehículos en el mar,
Como los barcos corren por las carreteras a alta velocidad.
Me miraban desorientados sin saber qué decir
Mientras la metamorfosis de Kafka renace
Y sale de las páginas en que fue escrita.
Suman y siguen los números de las cadenas que carga
Haciendo chirridos aterradores que oigo desde mi cama
Aunque me cubría para no tener miedo,
Suman y suman buscando su doble perfecto
En que la ambigüedad de sus propuestas caen al vacío
Con su voz patética grabada virtualmente
Al rescate de la enciclopedia que parecen contener.
Mirar nuevamente al pasado con codicia;
Mirar al presente sin temores, con delicia;
Soñar con el futuro más cercano, hortaliza
Y se rompe con un trueno lo que creías una osadía.
¿Dónde se pierden los puntos de tus ideas?
¿Acaso la interrupción ha sido plena?
Me sigues, me sigues… ¿Dónde?
Sólo cuando vez que apareces más grande,
Sólo cuando vez que pareces haberte fortalecido,
Sólo cuando crees que alcanzarás la cima
Y te desplomas cuando se alza la montaña
Desafiándote a continuar escalando…
Pero no te rindes:
No te cansas y sigues adelante
Con el sueño radiante como estandarte
Que portas con gloria y valentía,
No te rindes.
De seguro has aprendido;
Si alcanzaste algo parecido a la perfección
Te reto a seguir creciendo…
Regresa a casa siendo doble perfecto.

Cristian Briceño González