viernes, 22 de junio de 2007

Luces de esperanza

Hace unos cuantos meses, estuve buscando en la agenda del colegio, la que ocupaba el año pasado. Fue un tanto problemático el proceso, ya que cuando uno sale del colegio lo primero que quiere hacer es deshacerse de todas las cosas inservibles, y la agenda era una de ellas, aunque, de todos modos, la utilizaba para anotar todo. Un profesor decía que anotáramos las cosas que se hablaban en los consejos de curso, pero yo anotaba las fechas importantes y las evaluaciones… cosas de rutina. Pero, cuál era el principal motivo para mí, a casi un año de que me la hubiese entregado: encontrar una de las fechas más importantes del año pasado, el que, según Héctor, un gran amigo que conocí durante la enseñanza media, podría catalogarse como “Mi año”, de lo cual solía discrepar en el momento, puesto que uno piensa que todo debe ser siempre bueno, pero ahora que miro hacia atrás y he leído un poco más (bastante más, en realidad), me he aprendido a dar cuenta de que nunca puede haber felicidad si antes no ha habido cierta ansiedad y angustia. Ese será el precio de poder llegar a la plenitud, el haber aprendido de todas las experiencias que pasaron por nuestra vida, de las victorias y de las derrotas, sobre todo de las últimas.

Lo he repetido veinte mil veces y tal vez vuelva a hacerlo: me gusta la literatura desde que aprendí a escribir. No me pregunten por qué, simplemente, es algo propio que tengo, que nunca ha dejado de aparecer, de lo cual no me quiero desprender tampoco. Creo que comencé a escribir a los 7 años… y aún sigo haciéndolo. Y es la literatura en donde acostumbro proponer mis principales inquietudes, todas mis penas y las cosas que me pasan, algo así como un diario de vida, con historias que llevan a cabo otros personajes que, muchas veces, suelo ser yo. Es emocionante cuando alguien te dice que le gusta lo que has escrito, o que tu relato le llegó al alma.

Fue así como comencé a lanzarme en distintos concursos. Creo que el primero fue cuando estaba en 8vo básico y vivía en Punta Arenas. En ese entonces, correspondía hacer una composición con respecto a mi libro favorito. En ese entonces, hablé de Papelucho, un libro que todavía me agrada, un relato por el que siento algo así como cariño, puesto que fue el primer libro que leí (específicamente, Papelucho Misionero, de Marcela Paz). De algún modo, siento que fue el libro que me ingresó en este mundo, una gran idea de mi mamá el haberme hecho leerlo. No hubo premio, pero las ganas de continuar escribiendo continuaban.

Tiempo después, cuando ya estaba de vuelta en Valparaíso, en 2do medio, surge un concurso de poesía en mi colegio. Recordaba cuando un profesor en 1ero medio me había dicho que mi poesía no era buena, no me acuerdo bien por qué. Me daba miedo escribir, pero me arriesgué, siguiendo el consejo de un amigo. “La Magia de un amor” se llamaba, todavía lo recuerdo, y se viene a mi mente el escrito original que fue escrito al azar en un cuaderno que alguien había desechado, que resultó siendo uno de los cuadernos en que cultivaría este género. Fue aceptado, y tuve que leerlo. De algún modo, me sirvió para darme a conocer en el ámbito. Perdí el miedo, y comencé a escribir poesía, de lo cual nacerían 9 cuadernos en dos años.

Llegaba octubre y yo estaba en 3ero medio. Un anuncio por parte de mi profesora de Castellano, consistía en realizar un ensayo sobre Don Quijote de la Mancha. Lo escribí, y me esmeré… fui el día de la premiación y confieso que me deprimí al no recibir premio. No sé por qué, pero sentía un nudo enorme en la garganta, veía como que todo era postizo, tal vez de tristeza. Recuerdo que nació un poema de 10 páginas luego de eso, y lloré bastante estando en silencio.
Pasaron los meses, nunca he dejado de escribir. Me llega otro anuncio, esta vez, de un concurso de cuentos, en la UNAB. Igual estaba un poco resentido, ya que había sido en la misma institución en la que no había obtenido premio la vez anterior. “Se puede volar” nació como una autobiografía encubierta, un relato que pretende ser lo que me pasaría en el futuro, uno de los sueños más latentes que me ha perseguido desde siempre, que me sigue motivando a continuar en esto. En un momento lo escribí sin aspiraciones a ganar, resignado, sólo por enviarlo, en una de esas cosas de la vida podía pasar algo que me favoreciese. Fue una época del año en que me sentía pésimo, fueron de esos momentos típicos de la adolescencia en que por tu cabeza sólo pasan preguntas, inquietudes, interrogantes… respuestas: ninguna. Era un constante ir y venir de ideas, de tristeza, de desorientación. En ese momento no sabía bien hacia dónde iría mi camino, ahora tampoco lo sé a ciencia cierta, pero doy gracias de tener un poco más de cordura que el año pasado. Y “Se puede volar” me refleja un poco en eso, en mis miedos.

Fue una semana en que estaba a punto de colapsar, una semana en que lloré todos los días. Y llega un día mi profesora y me pregunta si me ha llegado algún anuncio desde la universidad: yo nulo, no tenía la más remota idea. Sigue su camino y hace la clase sin referirse al tema. Luego me topo con mi profesor jefe en el recreo y me hace un comentario respecto al anuncio que había llegado al colegio. Llegué a mi casa, y estaban como sonrientes: “Te llamaron por teléfono, les dije que los ibas a llamar cuando llegaras”. Llamé. Me contaron lo ocurrido, me felicitaron. Pasó otra semana. Día jueves 22 de junio de 2006, ansiedad y nerviosismo a flor de piel. Llegan mi papá al colegio como a las 16.30. Partimos al Sporting Club de Viña, en donde sería la premiación. Llegué tarde, estaba todo lleno, y me tuve que quedar parado al final. Quienes me acompañaron ese día se habrán dado cuenta de que mi pulso estaba muy alto, creo que hasta estaba pálido. Me da risa recordarlo. Llaman los lugares que correspondieron a menciones honrosas. Eran 20, y yo esperaba escuchar mi nombre entre ésos. Se acabaron las menciones honrosas, ahora quedaban los lugares. No sabía cómo reaccionar. Sabía que me podrían llamar en cualquier momento. Mencionan el 3er lugar, y escucho mi nombre y el de mi cuento. Recuerdo a mis amigos que estaban cerca felicitándome, y abriéndome paso entre toda la gente para que pudiera avanzar hacia delante. Me costó salir, y me demoré en llegar, era como esos lapsos en que la gente empieza a pifiar, pero no sucedió así jajaja. Caminar en ese pasillo en el que todo el mundo me observaba fue algo extraño, creo que tiritaba, pero el orgullo me llenaba. Llegué adelante y me entregaron el premio. Lo típico, el abrazo, la foto, y de regreso a tu lugar. Escuchar aplausos de todos y verte envuelto en un momento de gloria te causa demasiada emoción, incluso al recordarlo. Me encuentro de regreso con mis amigos, que nuevamente me felicitan. Nombran los dos otros lugares, y luego se acaba la ceremonia. El saludo de mis otros amigos y el ánimo que todos te dan siempre. Me acuerdo del saludo de Christian Osorio: “Felicitaciones, pero debió haber sido el 1er lugar” jaja.

22 de junio de 2006, una fecha que quedó marcada para siempre en esa agenda que estuvo a punto de olvidar sin dejar marcada aquella fecha en el historial de mi vida. 1 año ya desde aquella hermosa fecha, desde que una luz me dijo que el camino que estaba emprendiendo era correcto, que mi amor por la literatura no significaba algo vano, sino que tenía un sentido trascendental. Sí, los sueños tardan en concretarse, tardan en llegar a puerto para que podamos disfrutar de la bahía y de su gente al momento de arribar. Sí, los sueños tardan en llegar, pero, de a poco, comienzan a manifestarse los indicios y las señales que debemos seguir. No sólo es el hecho de haber obtenido un bien material que ahora cuido como el gran tesoro que significa para mí, no tanto por el valor sino por el hecho de las circunstancias en que llegó a mi poder. Creo que ha sido fundamental para mí ese reconocimiento, sobre todo en ese momento en que no sabía hacia dónde huir de mi propia vida, de mis temores, ahí me di cuenta de que tenía una gran forma de escape que no sólo me servía a mí, sino que podía serle útil a los demás. Es una de las escenas que jamás podré olvidar.

“Se puede volar” de momento es un cuento, pero, ¿podría volverse una realidad?
“-…Y aquí estoy, leyéndoles mi historia. La vida es tan loca… -concluía Rodrigo su discurso.
-Lea algo de su libro… -dijo un periodista.
-Está bien: “Cuando ella se acercó a su regazo y él la miró con pasión, no tuvo otra alternativa que decirle lo que ella sentía por él. Ya era tiempo de que ambos soñaran en el mismo mundo que los unía. Abrieron sus alas y emprendieron el vuelo. A pesar de todas sus limitaciones físicas y defectos, a pesar de sus temores y de lo que les decían, nada impidió que volaran por el cielo, volaran alto como las aves. Él la convenció de que se puede volar…”
Los aplausos llenaron la sala, y el beso de Natalia hicieron que su sueño al fin se viera concreto. “

Saludos!


Kinkan ®

viernes, 15 de junio de 2007

¡Hasta cuándo!



¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar que imbéciles sin sentido anden husmeando entre nuestras cosas y apoderándose de todo lo que les parece atractivo? ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar que estos potenciales terroristas vengan a interrumpir nuestro camino, y hasta cuándo, estos animales salvajes sin sentimientos, van a continuar en su constante círculo de ataque a la gente y de protección cerrada entre ellos?

Me da rabia el asunto, si bien, ninguno salió lastimado, a Dios gracias, el susto y el nerviosismo posterior no te lo quita nadie. Así es, desgraciadamente, un patrimonio que se comienza a llenar de ladrones sin sentido. ¿Qué acaso piensan que es la mejor manera de obtener las cosas que no han querido obtener de manera digna? ¿Qué acaso no piensan que le podría pasar a un familiar de ellos?

Simplemente eso, necesitaba decirlo, estoy molesto. Ojalá recapaciten, o que reciban su justa condena, si no es en la tierra, cuando acabe su vida.
Saludos!
Kinkan ®

miércoles, 13 de junio de 2007

Cuando la lluvia golpea en la ventana

¿Hay algo mejor que despertarse aferrado a las frazadas cuando la lluvia golpea en la ventana, a las 6 de la mañana cuando debes levantarte e iniciar el día? Definitivamente, lo mejor es cuando puedes tener en tus manos la libertad de optar cómo continuará tu historia, al puro estilo de la literatura de múltiples aventuras, permitiendo programas nuevamente el despertador y seguir durmiendo una hora más.

Tal vez puedo decir que desde muy pequeño que me ha llamado la atención este particular fenómeno climático, sobre todo ahora, que es lo más cercano a lo que puede producir el frío, que me trae recuerdos a mi paso por la ciudad de Punta Arenas, 5 años atrás. Tal vez, todos nos ha llamado la atención alguna vez, mirar por la ventana y ver como caen pedazos de cielo en el suelo, cómo se van acumulando y cómo se van formando las lagunas en las que, cuando se haya terminado el diluvio, podremos ver nuestra imagen desde el suelo, otro mundo paralelo al nuestro que se une por una formación de agua. Es interesante pensar que ese mismo líquido proviene de la misma naturaleza, y que todo es un constante ciclo.

Estaba en el paradero, esperando la micro, cuando me acordé de que hacía poco tiempo que yo solía cuestionarme: “¿cuándo va a llover” o “¿lloverá mañana”. Y ahora veo que el invierno comienza a asomarse, aunque falta muy poco para que, oficialmente según el conocimiento tradicional, comience el 21 de junio. Ya comienzo a sentir mucho más frío que antes, comienzo a depender del uso de algún implemento que me salve del frío. A pesar de la incomodidad de andar con muchas cosas, sobre todo cuando el clima nos juega malas pasadas y luego sale un sol que otorga algo de calor (como sucedía en abril o marzo), creo que es un tanto agradable esa sensación de querer llegar a casa, a dormir nuevamente, a encerrarte en el calor único que te brinda ese techo.

Por otro lado, es triste pensar, como veía en las noticias en la mañana, el constante problema que suele ocasionar la naturaleza a un ser humano que no logra adaptarse correctamente, que, en su afán de hacer todo más rápido, deja las cosas inconclusas. Inundaciones, gente damnificada por estos episodios, y todo producto de la naturaleza. Tal vez hace falta un poco más de eficiencia en las construcciones o en los proyectos públicos de toda índole, y, también, constante revisión y prevención. Escuché que el temporal se agudizaría, y eso puede ser perjudicial para muchas personas.

En lo personal, el frío me da ganas de encierro, y el encierro me hace echar a volar mi imaginación, me hace sentirme en nuevos mundos, me permite soñar más tranquilo, ya que no estoy con el constante pensamiento de que puedo salir a caminar y a enamorarme del paisaje que puedo ver más allá del horizonte. A veces es bueno recurrir a esta especie de enclaustramiento, para pensar, y, como suelo hacer yo, escribir las miles de historias que quiero. Hoy venía pensando eso: no he tenido tiempo para escribir, porque, cuando lo tengo, prefiero dormir un poco, descansar de todo. Y es en tiempos de lluvia y frío cuando mi mente me presiona tanto que entonces tengo que hacer lo que quiero, lo que me apasiona con toda el alma.

Tal vez hoy sea otro día en que deba encerrarme en el estudio, camino que he elegido voluntaria y alegremente, aprender todo lo que sea necesario para continuar correctamente este camino. Pero sé que es en invierno cuando nacen grandes ideas, y espero aprovecharlas. Espero que más de alguna persona aprovechara el tiempo para filosofar un poco, de cualquier manera.
Saludos!
Kinkan ®

lunes, 11 de junio de 2007

El Avance de las Comunicaciones

Durante una clase del día de hoy, surgió el tema del constante avance de la tecnología, de cómo nos hemos ido habituando a los usos de nuevos sistemas que cada vez se hacen más imprescindibles en el uso cotidiano. Uno de los temas centrales corresponde al uso de la escritura, que ha pasado por una serie de cambios, desde, simplemente, no existir (como era en los tiempos primitivos), hasta la actual escritura digital a través del uso de ordenadores.

Es increíble pensar que la educación haya comenzado a considerarse como un derecho para todos hace muy poco, creo que menos de un siglo. Y más aún, que cuando no se ha concretado dicho fin, siga y siga aumentando el conocimiento de manera violenta, torbellino de datos girando a nuestro alrededor de los cuales difícilmente podríamos apropiarnos por completo. Definitivamente, el hecho de aprender a leer y escribir es uno de los pasos fundamentales para podernos desarrollar intelectualmente durante nuestra vida, pero con el correr de los años, parece no ser suficiente.

Y uno comienza a pensar en cómo sería el mundo sin la presencia de la masificada herramienta del internet, cómo sería posible enviar cosas de manera instantánea, probablemente, las noticias nos llegarían de la misma manera que en la colonia, muchos meses o tal vez años después de que ocurriesen. Sería caótico, las bolsas de comercio tal vez no podrían controlar la demanda, y muchos conocimientos útiles (tales como descubrimientos de nuevos medicamentos, posibles hostilidades con otras naciones) nos llegarían muy tarde, tan tarde cómo para que mucha gente se viese afectada.

Y la pregunta clave del asunto: ¿Qué cambios nos ha producido la llegada de la tecnología? Muchos, definitivamente, muchos. Un ejemplo claro, como ya lo mencionaba antes, es el hecho de que el sólo hecho de poder escribir y leer ya no es necesario, puesto que pocas son las cosas que se puedan hacer escribiendo a mano, tal vez poner una firma y nada más, que, en el futuro, hasta ese se podrá hacer de manera digital. Ahora, es necesario saber el uso de los programas de un computador, y quien no logra desempeñarse correctamente en estos nuevos sistemas, puede perder grandes oportunidades de trabajo. Se está gestando un nuevo tipo de analfabetismo: el digital, casi tan peligroso, dañino y discriminador como lo ha sido el analfabetismo de no saber y escribir.

Sí, la tecnología es algo bueno, cuando no hay restricciones de alcance, cuando la gente puede servirse de las comodidades que la vanguardia les brinda. El problema surge cuando estos procedimientos no son suficientes ni equitativos, cuando sólo se limita a algunos. Tal vez sería necesario dar un auge en la enseñanza de estas tecnologías, una actualización constante, ya que todo puede quedar obsoleto en poco tiempo. Ahora enviar un correo no tarda 3 o 5 días como lo era el correo convencional, sino que puede tardar menos de un segundo, a través de mails. Pero otra de las cosas que puede resultar negativa, es el hecho de la pérdida de las relaciones interpersonales, ya que cada vez se hace menos necesaria la participación de otro presente, basta con tenerlo a través de una máquina, incluso algunas han caído en la enfermedad de que esa máquina sea el otro, y dependan de ella todo el tiempo.

La tecnología… una gran adicción de la humanidad… pero, también, una muestra de la inteligencia y del avance que puede lograr.


Saludos!


Kinkan ®
http://fotolog.com/kinkan

jueves, 7 de junio de 2007

Mi amiga Cony.

Principalmente, hacían varios días que me estaba dando vueltas en la cabeza un tema muy importante para mí, y, en realidad, creo que es importante para todos, ya que nadie puede decirse independiente con respecto a esto: la amistad. Por muy repetido que pueda parecer, creo que nadie podría vivir sin un amigo, pues somos seres sociales que necesitamos de un apoyo concreto, en quien desahogarnos, a quien confiar nuestras penas, o, simplemente, con quien pasar un día agradable. Y es precisamente en este momento que quiero hablar de mi mejor amiga: Constanza Arancibia, o, como todos le decimos, Cony. Ha sido una de las personas más influyentes en mi vida, que está siempre presente y tiene un gran espacio en mi corazón, es la primera mujer que me ha demostrado la amistad entre hombre y mujer, pues, como siempre he dicho, las mujeres son las únicas que pueden darnos un consejo que nos haga recuperar la alegría en menos de un segundo. Ella siempre me escucha, siempre me alienta cuando estoy en el suelo, siempre me dice que no me rinda, que soy útil en el mundo, ha sido el oído de muchas cosas importantes, y lo seguirá siendo, espero que por toda la vida.

¿Cómo nos conocimos? No sé si alguna vez he contado que muchas personas aparecen en mi vida de las maneras más extrañas. Esta vez, no fue tanto, fue una hermosa coincidencia de la cual seguiré agradecido. Nos conocimos el año 2005, cuando ambos acudíamos al mismo preuniversitario, durante mucho tiempo fuimos compañeros en el mismo curso sin hablarnos, no porque nos cayéramos mal, simplemente, porque no se nos ocurría acercarnos. Ahora, preguntarme el momento exacto en que nos hablamos, no tengo ni la más remota idea, sólo sé que fue como un enorme salto hasta el día de hoy, en que un saludo ya no es distante, sino que siempre será un afectuoso abrazo. Uno sabe que conocerá mucha gente en la vida, y que pasará al olvido, ya que son muchos los lugares por los que uno transita y sería muy difícil acordarse de todos. Nunca pensé que me llevaría un recuerdo tan hermoso en el corazón de ese lugar en el cual a veces casi me quedaba dormido, sobre todo en la clase de matemáticas.

Pasó el tiempo, continuamos hablando por MSN, luego llamándonos, luego viéndonos. Siguió pasando el tiempo y las llamadas se hicieron más frecuentes, nuestras conversaciones tomaron más y más profundidad, hasta que terminamos compartiendo cada etapa de nuestras vidas, pasamos de ser simples conocidos, a algo mucho mayor a eso: pasamos a ser amigos. Y llegar a ser amigos no es algo que uno diga: “desde hoy, vamos a ser amigos”, sino que, simplemente, se da, es como si el destino se encargara de juntarte con las personas que te van a acompañar el resto de tu vida, pues Dios sabe lo que necesitas, y sabía que para mí era necesario un hombro femenino en el cual confiar.

Muchas serán nuestros recuerdos, muchas serán las cosas que tendremos que contarles a nuestros nietos. Nuestras caminatas por todo Valparaíso, los varios intentos antes de salir a carretear, las juntas en su casa (supuestamente para ver películas, pero, al final, conversamos toda la tarde), y la junta en mi casa que todavía se la debo. Simplemente, gracias por todo, amiga mía, gracias por aparecer en mi vida, gracias por escucharme y por alentarme siempre, por saber cómo aconsejarme, porque sé que ya me conoces demasiado, así como yo te conozco a ti. Si nos hemos topado en esta vida será por algo, y espero que jamás nos separemos, porque una amistad es el más bello tesoro que uno ha podido encontrar en su vida. Y eso eres tú para mí: un gran tesoro, una bella persona, y te quiero conservar para siempre. Te quiero mucho amiga, y creo que te debería mucho más que un comentario sobre ti en mi blog.


Saludos!


Kinkan ®

lunes, 4 de junio de 2007

Un Reencuentro

Tal vez esto ya se esté convirtiendo en una manía mía, de fijarme en cada detalle de la vida. Y el principal detalle, es ese instrumento ficticio, del cual la naturaleza no se preocupa, sólo lo hace el hombre: el tiempo. ¡Ha pasado mucho desde aquel día en que nos dieron la despedida final en el colegio, desde que nos dijeron ex alumnos! Y más me recuerda eso, cuando pasa frente a mi colegio y veo a la gente que todavía sigue vistiendo el mismo uniforme que detesté durante 4 años, pero en el lugar donde conocí a grandes personas que hasta el día de hoy siguen acompañando mi vida.

Y hoy, precisamente hoy, tuve la oportunidad de reafirmar eso, luego de recibir una llamada el día de ayer para que nos reencontráramos unos cuantos amigos el día de hoy, ya que hacía bastante tiempo que no nos reuníamos para conversar un poco de nuestras vidas. Acepté. Y hoy fue el día del encuentro, un saludo, a algunos que no los veía desde hace mucho tiempo, y a otros con quienes he tenido la oportunidad de salir y conversar frecuentemente, haciendo uso de la tecnología actual. Es increíble cómo cambia la vida ahora que estamos todos en rumbos distintos, siguiendo el destino hacia lo que queremos hacer con nuestras vidas. Tal y como lo decía Héctor, uno de mis amigos, en que ya es difícil decir “nos vemos mañana”, pues para que eso suceda, puede que pase mucho tiempo para que todos logramos coincidir en ese mañana.

Uno siempre tiene las ganas de contar todo lo que ha aprendido, de demostrar que este tiempo en la universidad no ha sido en vano, y hasta a veces, mostrar con orgullo los resultados obtenidos. (En caso de que no den tanto orgullo, simplemente se omiten jajaja). Y es cosa de mirarnos a la cara y ver lo mucho que hemos cambiado desde el colegio, de haber escapado del orden y la disciplina que te impone el uso de un uniforme, tener el pelo siempre corto y afeitado de manera obligatoria. Ahora ya no es así, cada uno es dueño de hacer lo que quiera con su imagen, y principalmente, todos nos hemos dejado crecer el pelo como símbolo de la libertad en la cual nos sentimos. Como decía una compañera de carrera: “todos los hombres que salen del colegio, se dejan barba y se dejan crecer el pelo”. Parece que es así jajaja.

Pero, como siempre, creo que hay cosas que no han cambiado (Mutabilidad e inmutabilidad jajaja). La amistad con algunos, la amistad que ha sido siempre verdadera se ha mantenido en el tiempo, esa relación de preocupación constante del otro, de saber qué es lo que le pasa, cómo le está yendo en la vida, y ese deseo de saber que el otro está bien. Me alegra sentir que, en el transcurso del tiempo que ha pasado, he establecido muchas grandes amistades que espero me acompañen el resto de mi vida, como siempre lo han hecho, como siempre han estado. A pesar de que hemos tomado rumbos distintos, sé que todos seguimos recordándonos y sintiéndonos como amigos. Es un lazo que espero no se rompa jamás. Sé que nuestros intereses pueden cambiar un poco, pero aquellos sueños que nos mueven, seguirán intactos en nuestros corazones, y espero que esta relación siga, viéndonos todos en el futuro sonrientes y exitosos, habiendo cumplido nuestros sueños.

Saludos!



Kinkan ®

sábado, 2 de junio de 2007

El Ciclo de la Felicidad

Cada día parece ser más increíble, de un momento a otro puedes estar sonriente, para que en dos segundos más comiences a llorar de manera desconsolada, y ese desconsuelo pueda convertirse en una alegría cuando te des cuenta que, en realidad, si había un consuelo para aquella pena, y ese consuelo estaba mucho más cerca de lo que pensabas, andaba dando vueltas a tu lado en silencio, sólo era necesario acercarte y pedírselo.

Me es un poco difícil mirar al pasado, no porque quiera esconderme de las cosas que he hecho ni mucho menos, sino que me cuesta pensar que se ha pasado ya la mitad del año, que estamos a puntos de finalizar el semestre y que se viene lo decisivo, un periodo que influirá directamente en cómo será el 2do semestre de este año. Aún recuerdo el primer día de clases de este año cuando sólo me invadía la incertidumbre y la ansiedad que me impidió dormir toda aquella madrugada de 5 de marzo. En ese momento me sentía grande, que estaba cumpliendo un sueño, que de hecho fue así. Y claro, cuando uno entra a la universidad comienza a pensar en lo difícil que será y en los nuevos desafíos que comienzan. Será acaso que ahora me estaré acostumbrando al sistema y de que me gusta cada vez más mi carrera, y eso ha hecho que el tiempo se me vaya volando, de estar a puertas de un final y comenzar a darme cuenta de ello.
Van casi 4 meses de clases, he aprendido muchas cosas nuevas e incluso creo que hasta he cambiado un poco. Sí, porque todos los seres humanos cambiamos de acuerdo a las circunstancias que nos ha tocado vivir, no sólo de aspecto físico, sino también espiritualmente; podemos convertirnos en mejores o peores personas. Pero, ¿qué parámetro te dice si es algo
bueno o malo? Ejemplificando eso, me siento ahora un poco más orgulloso que antes, tal vez sea algo malo, pero creo que también tiene sus toques positivos porque te ayuda a valorarte como persona y a no dejar que todo el mundo se aproveche de ti. Creo que es bueno eso del cambio, porque sería monótono y aburrido ser siempre igual, planos, como algunos personajes de las obras dramáticas; es bueno ir progresando.

Y hace unos días, luego de estar escribiendo y escucho uno de mis discos favoritos, “Oxygene 7-12” de Jean Michel Jarré, eché a volar mi mente y a traer recuerdos del pasado. Tomé la agenda del año pasado, en la que tenía anotadas todas las pruebas, trabajos y actividades. Me dio nostalgia, la misma que me da cuando veo el colegio y los alumnos jugando en el patio, pensando que yo estuve ahí por 4 años, que todo es parte de una etapa, y ahora nos toca continuar. Me emocioné un poco, pensando que, a pesar de todo lo que he crecido, aún siguen cosas intactas en mí, algo así como un “centro firme” (en términos de la teoría de Chomsky), y es aquello que me identifica como persona, eso que algunas vez he conocido como esencia. Siempre hay algo que me mueve y me hace continuar, y ahora encuentro una silueta que se acerca para hacerme soñar, aún cuando no la tenga para mí, pero quién sabe lo que pueda ocurrir en el transcurso de este tiempo, cuando sé que falta poco para que se cumpla un año del ciclo de la felicidad.


Saludos!


Kinkan ®
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