jueves, 27 de septiembre de 2007

Las palabras...

Me he dado cuenta que todos, en algún momento, solemos abusar de las palabras. Si bien son el único medio por el cual podemos expresarnos de manera oral y que sea entendido en mayor medida que un sonido aparentemente ilógico, es necesario tener en cuenta que el lenguaje es una elección y que cada palabra utilizada juega un rol fundamental en lo que se está diciendo –más aún, en lo que se va a captar nuestro mensaje.

Y este proceso es un tanto inconsciente, pues muchas veces decimos cosas sin darnos cuenta. A veces podemos hacer feliz a alguien, a veces podemos herir sin querer. Y, de un momento a otro, comienza a bajarme el sentimiento de culpa por el mal uso que he dado a ciertas palabras y que han desencadenado un pequeño conflicto que espero poder solucionar pronto. No voy a mencionar las palabras que ahora me están provocando esta crisis, pues no lo creo necesario. Además, sería mencionar sólo uno de los ejemplos de las miles de veces que cometemos el mismo error.

Una palabra puede hacer que tu día se vuelva alegre, que cambie radicalmente tu sonrisa por una lágrima o un sinfín de cambios que no podríamos estandarizar. Muchas veces podemos pensar que esa combinación de palabras puede hacernos feliz, algo así como una fórmula. Ahora surge el problema: ¿cómo reaccionar cuando son las propias palabras mágicas las que te causan ansiedad, las que te causan este temor que te hace llegar a pensar que todo puede desmoronarse, sin importar la solidez del edificio que estabas intentando construir?

He ahí mi duda, mi problema. A veces me cuestiono y hasta me lamento de equivocarme aún cuando, luego de escribir durante muchos años de mi vida, debiese –supuestamente- tener un mejor manejo de lo que digo. Veo que, al igual que todos, sigo cometiendo errores iguales o peores. Y ahora pienso, tal vez sólo fue un escape, una palabra que se me salió de los labios en un momento preciso, de acuerdo a lo que sentía; pero puede que no haya sido lo que realmente sentía… ¿o sí? ¿Cómo saberlo? Aún no es tiempo de darse cuenta de eso, pueden pasar meses antes de que sepa si era de verdad, lo único que sé: quiero esperar y que sea el tiempo el que diga lo que va a pasar.
Nihilo - Gepe.

Saludos!
kinkan ®

domingo, 23 de septiembre de 2007

Obsesiva Inspiración

Son muchas las cosas que me dan ganas de decir en este preciso momento, pero si me pongo a comentarlas todas, puede que me resulte un comentario demasiado extenso y nadie se detenga a leerlo –como suele ocurrir cuando vemos textos tan extensos (como los que tengo que leer para la universidad, de esos que te terminan aburriendo)-, así que tendré que comentar las cosas por parte y en distintas ocasiones. Esto a modo de una pequeña introducción, que si bien podría poner en cada comentario que escriba, lo quise decir ahora porque en el último tiempo he vivido muchas cosas y los pensamientos se me agolpan en la cabeza, no me dejan dormir hasta que logro plasmarlos en la piel de la naturaleza que quiere permanecer para siempre entre cuadros y líneas, tal vez en una hoja blanca dispuesta a sentir el fuego de un lápiz que le graba un recuerdo.

Partiré contando con algo que me ocurrió después de esa semana que me dijeron la fatal frase “todo a su tiempo” que me tuvo al borde de un colapso emocional del que algunos fueron testigos y tuvieron que aguantar mi testamento de pensamientos en alguna conversación de MSN: unos días en que no pude escribir casi nada. Recuerdo que me senté en el banco de mi escritorio –tengo que especificarlo, ya que me han hecho muchas “tallas” respecto a cuando uno dice que se sentó en la mesa y que eso no es correcto jaja- y me puse a mirar a todos lados. Hacían varios días que no escribía nada y quería hacerlo, era como mi obsesión de escribir aunque fuese un cuento, ojalá uno bueno. Tomé el lápiz y comencé a escribir sin mucha inspiración, invita minerva, y pensé que todo se solucionaría con el pasar de las hojas como ya me ha pasado otras veces; la historia termina armándose sola ante mis ojos y mis manos escriben las palabras precisas para crear un conjunto armónico.

Este día no ocurrió así, y cuando llegué a la página 2 tuve un arrebato que hasta hoy me llama la atención, pues nunca antes de que me di cuenta de que escribir es lo que me gusta me había ocurrido: arranqué la hoja con tal enojo y la arrojé al papelero. Me puse de pie y me di vueltas por toda la casa sin saber bien qué hacer… era la primera vez que arrancaba una hoja de mi cuaderno, rompiendo así mi “tradición”, a lo que por tiempo siempre me había mantenido fiel, de guardar absolutamente todo –un escritor tiene derecho a escribir bien a veces y otras no tanto. Llegué a MSN y me topé con amigos, muchos me dieron su apoyo y eso me alegró. Sobre todo la palabra que Cony me dijo con respecto a mi estado: “obsesión” por escribir.

Seguí su consejo, darme un tiempo de descanso –que a esas alturas me hacía mucha falta- pues había tenido que pensar demasiado y leer en exceso, era obvio que mi cabeza iba a terminar colapsando en algún momento y me iba a producir esa sequía creativa; tener muchas ideas y no saber como enlazarlas para crear una buena historia. Pasaron algunos días, respiré un poco, me puse de pie mirando mi escritorio con cierta nostalgia. Fue el día viernes 14, me dije: “hoy voy a escribir”, pues sentía que algo me llamaba a escribir. Las ideas me llegaron solas, me relajé un poco para ordenarlas y me senté… ese día escribí 5 hojas del cuento “Luces en el Cielo” (que terminaría el 17 de septiembre) y luego sonreí. La inspiración había vuelto, no me dejaba y entonces mi temor comenzaba a desaparecer.

Pese a volver a sentirme yo, dejar de dudar de mí mismo, creo que es bueno sentir miedo antes de escribir algo, pensar en lo que va a resultar y decidirte a correr el riesgo de equivocarte; después de todo, eres humano al igual que todo el resto de los mortales que viven en este planeta. Los poetas no son adivinos –como se creía en la Antigua Grecia- aunque tal vez sí, un poco, aunque sea un poco: un sueño que llega a hacer realidad a medida que te lo crees, a medida que le das la forma que te haga sentir mejor. Me alegra esa sensación de temor cuando recién tomo el lápiz, y luego darme cuenta que a pesar de todo, el escrito salió bien, que te gusta, que das gracias a Dios por tener ese don que te ha marcado durante toda tu vida y te ha hecho mirar el mundo de una forma distinta, que a veces se apodera de ti y no te deja dormir hasta que haces lo que te pide. Será de Dios y me alegra.

Y la historia continúa…
By The Moon - Enigma


Saludos!

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Fiestas Patrias

Al fin, luego de mucho tiempo, hemos podido descansar al menos por algunos días de nuestras actividades cotidianas. Así es, lo que para algunos era una anhelada semana –y para mí, sólo 3 días- se convirtió en una de las épocas en que mejor lo he pasado. Recuerdo cuando aún no estaba en edad de “carretes” y miraba a todos los que salían con molesta, pensando que eso estaba mal; ahora que ha pasado el tiempo y estoy en las mismas no puedo más que reconocer que se trataba de envidia bastante reprimida.

Como me dijo mi hermana una vez, la época de la juventud es una y es bueno aprovecharla al máximo. “Se es joven una vez” se ha convertido a veces en una buena excusa para pasarlo bien, pero también en una excusa para que algunos pierdan los estribos de manera extrema. En realidad, ahora que escribo esto, me doy cuenta de que no sé bien qué es lo que podría llamarse como el equilibrio total, pues en alguna oportunidad hemos disfrutado de hacer pequeñas tonteras urbanas tales como tocar timbres y luego salir corriendo.

Y ahora que lo pienso, toda una semana de festejo es más que suficiente para que haya un gran derroche de dinero y que luego los organismos se vean cansados. Nunca había hecho algo parecido; salir dos días seguidos, y pensar que mañana tengo clases –por suerte, no a las 8 de la mañana- es un poco difícil. ¿Qué habría ocurrido si me hubiesen dado la semana completa? Ya que, en todos estos días, no he tomado ningún cuaderno. Despilfarrando tiempo, pero no me arrepiento. Sólo que hay que asumir que las semanas siguientes volveré a dormir poco, pero a causa de los cuadernos jajaja


Saludos!


kinkan ®

sábado, 8 de septiembre de 2007

Amelie: ¿Te quieres casar conmigo?

Cony me decía hace un tiempo atrás de que las películas son un estricto reflejo de la realidad, pese a que me cueste creerlo en ciertos momentos. Siempre he dicho que las historias de amor que muestran son demasiado irreales, en que todo se ve tan perfecto, una mujer bella se enamora de un hombre apuesto y todo parece ser tan perfecto que te crea una ilusión y, a veces, una lágrima. Muchas veces, y todavía, me cuesta creer que sea tan real, tal vez será porque me falta vivir una experiencia así… ¿existirán?

Y hoy estaba viendo una película que más de alguna persona me había recomendado, principalmente Sebastián, un gran amigo de toda la vida, que me decía que me estaba perdiendo de una gran historia. Después de mucho tiempo, me puse a ver Amelie y me identifiqué rápidamente con su contenido, y, especialmente, con la historia de la protagonista. Una mujer de una belleza muy simple, pero encantadora. La historia de una mujer que siempre quiere arreglarle la vida a los demás. Y, en el momento en que encuentra al hombre de su vida y tiene que preocuparse de hacer su propia vida hermosa, le cuesta un poco, pero crea un juego muy especial y entretenido para acercarse de a poco a él. No quiero contar el final, para que se deleiten escuchando los diálogos franceses. Por otro lado, la música es muy agradable, lo que hace que la película, en su conjunto, sea muy buena.

Ahora, ¿por qué me gustó tanto? Como ya decía, me sentí demasiado identificado con Amelie. Primero, porque más de alguna vez he intentado alegrarme de las cosas simples y encontrarle el sentido, de tener en cuenta pequeños detalles que pocos podrían observar y, sobre todo, por la esperanza de que haciendo buenas cosas te llegará el día en que el sol sonreirá para ti y se encargará de dejarte un bolso en la mitad del camino y luego hacerte encontrar el número de quién lo busca para reunirte con una persona que ya buscabas desde hace mucho tiempo. Y como he estado en el constante divagar de aquella persona que quiero que me haga compañía y me seque las lágrimas, con quien compartir mis penas y alegrías, una escena en particular me gustó demasiado. Ocurre que ella es una persona distinta al resto y cuando era niño buscó a alguien con quien compartir su tiempo. Y, lo que ella no sabía, era que a sólo 9 kilómetros de distancia de su ventana, estaba un niño que también buscaba a alguien. Pequeñas coincidencias que la vida se encarga de hacer más frecuentes hasta dar con el objetivo.

Confieso que esta película me ha alegrado, me subió el ánimo en el momento preciso. De algún modo me creó una esperanza de que las cosas llegan en algún momento, aunque haya que esperarlas. Que es bueno correr algunos riesgos, porque el premio es lo suficientemente bueno como para recompensarte toda la ansiedad. Y descubrí perseverancia, me enamoré de aquella mujer que tal vez es sólo una fantasía, tal vez soy yo el hombre que busca compañía a 9 kilómetros de otra ventana en que un espejo brilla con la luz del sol para llamar la atención. Me casaría con Amelie, sí. Es por eso que hoy me quedo con una frase: “Amelie: ¿te quieres casar conmigo?”.

En definitiva, muchas cosas de la fantasía son más reales de lo que parecen. Muchas cosas reales pueden parecer una película, y de hecho, lo son… tal vez esté escrito el final, pero no se puede adelantar la cinta.
Saludos!
kinkan ®

viernes, 7 de septiembre de 2007

Todo a su tiempo

Pues bien, estoy aquí siguiendo el consejo de un amigo. Le estaba comentando de que, como ya se ha hecho una costumbre de este último tiempo, ando extraño de ánimo. ¿A quién podemos culpar?: Al clima, el principal afectado creo yo, por culpa de estos días tan extraños en que ni llueve ni hace sol. Ese estado intermedio es el que me tiene como tan pensativo, pero que no me deja hacer nada. Siquiera estudiar, con suerte pensar, a veces ni ganas de dormir porque hasta insomnio suele aparecer.

Y, tal vez ya sea el tiempo de explicar de una buena vez el motivo exacto de que ande tan extraño. Y es ese concepto tan extraño, ambiguo y escaso que he buscado desde que me di cuenta de que no podía vivir solo para el resto de mi vida. Ese concepto de “amor”, la necesidad de tener alguien a mi lado que me dé cariño, una mirada y una caricia. Sí, aunque algunos digan que no se deben apurar las cosas… pero, ¿qué se puede hacer en el momento en que no estás en ninguno de los lados? Creo que por eso estoy así, porque me hace falta algo. Claro, y todos me van a venir con el puentecito archi repetido del “todo a su tiempo”… ya no sé si creerle.

¿Acaso sólo es una de todas las mentiras que nos dice la sociedad para hacernos callar un rato? Sí, “todo a su tiempo”, ¿cuándo es el mío? ¡El tiempo no existe! Todo es un presente eterno… entonces, ¿por qué no es mi tiempo?


Saludos!


Kinkan ®
http://fotolog.com/kinkan
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domingo, 2 de septiembre de 2007

"Hacía falta esto"

Resulta que cuando cambias de etapa y cada uno toma un rumbo relativamente distinto, surge un gran problema que es la coincidencia de los horarios y la menor disponibilidad que tenemos para ver a las personas con quienes compartimos gran parte de nuestro tiempo durante nuestra enseñanza escolar. En el último tiempo, he tenido esos fugaces recuerdos nostálgicos que suelen venirnos de vez en cuando. Empiezas a extrañar esas salidas y caminatas por cualquier lugar, hasta donde te llevaran los pies. Y si tenías una cámara digital para poder ir registrando lugares o vistas atractivas, mejor aún.

Hacía tiempo que no me podía juntar con tanta gente como ocurría el día de ayer. Por lo general, cuando me reúno con gente, es en grupos pequeños, y pocas veces logramos coincidir todos. Desgraciadamente, siempre falta alguien por algún motivo y quedamos en el “para la próxima será”. Ayer, con motivo del cumpleaños de Christian Osorio, pudimos reunirnos todos los de aquel consolidado grupo del colegio que nos juntábamos a reír y a pasar el tiempo durante los recreos. Me acuerdo que nos sentábamos todos en una banca, algunos quedaban de pie y otros sentados, y ahí contábamos lo que habíamos visto en clases, hablábamos de las pruebas y hasta estudiábamos un poco. Incluso me acuerdo de cuando me pedían que les ayudara a hacer trabajos de inglés, y ahí sentados traduciendo cosas. Era divertido, era muy grato pasar el tiempo de aquella forma.

Ahora que ya todos estamos en la carrera que escogimos, como ya decía antes, es más difícil toparnos. Ayer lo logramos, de a poco fuimos llegando a la casa de Osorio, sentándonos en torno al computador a ver videos ociosos para reírnos un rato. Y ahí todos nos dimos cuenta de la falta que nos hacía una reunión como esa, tal vez para hablar sólo estupideces y olvidarnos un poco de todo lo que es el mundo universitario y la carga que a da. Y surgió uno de esos anhelados ataques de risa luego de una seguidilla de chistes como las que ocurrían en casa de Danilo a la hora de tomar once. Y la gran frase: “Hacía falta esto”, de reírnos mucho de cualquier estupidez, de alegrarnos y subir el ánimo cada vez que nos volvemos a ver.

Y es bueno ver que, a pesar de que ya estamos cumpliendo años, todavía podamos seguir en contacto, todavía podamos seguir riéndonos de todo como si estuviésemos aún en el colegio. Una reunión con amigos de colegio siempre será buena, siempre te hará recordar los buenos momentos y también te hará crear nuevos buenos momentos que se prolongarán en el tiempo.


Saludos!


kinkan ®
http://fotolog.com/kinkan