viernes, 22 de noviembre de 2013

Misión "secreta"

Luego de todas las cosas que sucedieron el día de ayer, la decisión era definitiva: mis zapatillas tendrían que pisar el pavimento ardiente de algunas avenidas capitalinas. Era el inevitable paso siguiente y, como ya he dicho más de alguna vez, la Región Metropolitana comienza a atraerme cada vez más. No sé si me gustaría vivir en Santiago, pero ir de turista de vez en cuando me entretiene. Eran las 10 de la mañana cuando me subía al Turbus que me llevaría rumbo a la conurbación más populosa de Chile.

No dormí nada durante todo el viaje, me dediqué a escuchar música y mirar ese paisaje que a veces empiezo a aprenderme de memoria. En un abrir y cerrar de ojos me encontré con la oficina de Registro de Propiedad Intelectual donde pude, al fin, hacer mi primer registro de propiedad intelectual por la módica suma del 10% de una UTM. Fue una experiencia curiosa, sobre todo por un personaje particular que encargó de gritarle a todo el mundo que era poetisa y que, poco menos, había que darle un trato especial. Sin embargo, no sabía que tenía que llenar un formulario y lanzó improperios al aire, de que era "poetisa" y no "vidente", no obstante, me causa un poco de ruido que en su super conocimiento de las artes, aquella mujer no supiese que el poeta también es vate y, por ende, debe predecir cosas. En fin, gente odiosa y de mal vivir hay en todas partes. 

Fue una permanencia de 2 horas en la capital e inlcuso pude pasar a buscar una entrada de One Direction. ¿Habrán creído que también soy un Directioner? Así que puedo concluir que hoy me convertí en un nuevo propietario intelectual de literatura, un directioner momentáneo, un metroadicto y un muerto-de-calor en la temperatura santiaguina.

jueves, 21 de noviembre de 2013

El camino a los sueños

Recuerdo que en el primer blog que tuve, antes de salir del colegio, solía escribir reflexiones filosóficas sobre los típicos temas que uno se cuestiona cuando tienes diecisiete años, considerando que esa una etapa tan importante en que tienes que tomar decisiones fundamentales para el resto de tu vida. Recuerdo, también, que por un error, acabé borrándolo y perdiendo varios de esos pensamientos que, en definitiva, pueden ser entendidos como el cambio de una etapa. Ahora recuerdo ese momento ya que siento que, por un instante, puedo volver a establecer meditaciones muy similares a la de aquellos años...

Siempre hemos escuchado que alguien nos dice que debemos luchar por nuestros sueños, que son lo único que nos va a motivar a no perder la esperanza cuando el mundo se nos pone cuesta arriba. Sueños... ¿acaso eso que tenemos al dormir? Sueños... ¿acaso es cuando bostezo cada vez que me aburro de escuchar a ciertas personas que se creen dueñas de toda la verdad y están en la completa ignorancia? Sueños, esa proyección del futuro que aspiramos lograr, eso que visualizamos y que, claramente, nos haría vernos en un estado mejor al actual, un estado placentero, casi perfecto. Para mí, la mayoría de mis sueños se constituyen como imágenes en las cuales me veo, siempre, con una sonrisa, satisfecho. ¿Qué es la satisfacción? No entraré a definir cada uno de los conceptos porque no acabaría nunca, pero sí puedo decir que es una de las sensaciones más agradables que se puede tener: ver que todo eso que querías empieza a tomar forma, que las cosas se logran pese a las dificultades.

Hay sueños que aparecen en un segundo y se nos olvidan como la patente de la micro que se nos fue, otros que nacen casi al momento en que viste la luz de este mundo por primera vez. ¿Habrá, acaso, sueños que trasciendan más de una vida? No lo sé, pero es la explicación que tengo muchas veces ante ciertos intereses que no sé de dónde vienen. Sueños he tenido miles y nunca quiero dejar de soñar, nunca quiero dejar de tener esperanzas: hoy estoy en uno de esos momentos en que creo que es preciso seguir soñando, seguir deseando cumplirlos, seguir luchando por ello. Seguir viviendo: no puedo concebir la vida si no es soñando. 

Hace algunas semanas que comienzo a vivir uno de mis mayores sueños, de a poco, paso a paso. Es un proceso extraño que me tiene ansioso y que ha sido de gran utilidad como cable a tierra para olvidarme de algunas cosas no tan gratas de la vida laboral: después de todo, el trabajo solo es una parte, lo más importante es todo lo que sucede fuera de aquellas murallas limitadas. Comienzo a ver que eso que creí -y a lo que en algún momento pensé desertar por considerar tan poco realizable- puede ser mucho más real de lo que imaginé, que puede tomar forma y que, efectivamente, se cumple. Vuelvo a creer que la energía que siento no es en vano, que es el camino correcto y que la vida misma se encarga de llevarte por aquella vía.

Siento que el camino a mis sueños está cada vez más próximo. Sé que quiero continuar.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Olvidos

Las luces se confunden en una mezcla extraña, como si se tratara de un baile. Olvidé cuántas cervezas ya he bebido: quizás cinco, quizás más. No recuerdo el sabor del último vaso, no recuerdo la sensación de la vida. A veces me detengo a observar el reloj detenido sobre la pared, cuando la vena se atasca en mis venas con la sensación inminente de querer fluir hacia la luz: le aterra la oscuridad, le aterra el silencio. Y en eso, mi cuerpo tambalea en el descontrol de no saber la huida, de no saber cuál será el amanecer. He olvidado, de pronto, la sensación de mis pies sobre el suelo y ya no sé en qué momento comencé a creer que tenía alas. ¿Hacia dónde volar? ¿Hacia dónde salir corriendo? ¿Hacia donde apuntar la mirada para comenzar a viajar hacia la infinidad? 

Recuerdo esa pampa árida, amarilla, sombría... recuerdo la luz de la primavera que no se ocultaba en el cerro, recuerdo esas tardes eternas que acababan a las 10.30 de la noche, recuerdo una tarde pedaleando por General Medina, recuerdo el frío abrasador. A veces creo, que vuelvo al pasado, que mi cuerpo recupera la imagen de antaño, que puedo perderme en ese horizonte extrañamente magnético. Dejo la mente que fluya, que las palabras se agolpen, que la vista se nuble, que todo se confunda, que pierda el sentido, sentido, sentido... ¿qué es el sentido? ¿qué es el significado? ¿Qué es lo que sucede? 

Ya olvidé cuántas cervezas compré en el supermercado. Ya olvidé cómo llegué hasta aquí.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Luces de sábado por la noche

Las huellas en la arena se perdían en el horizonte: ese camino incierto, confundiéndose con la oscuridad de la penumbra, con las luces de las estrellas que se esparcían por el cielo. El paso del tiempo solía ser como un segundo o como una hora, daba igual. La espuma llegaba a sus pies mientras observaba las luces que iban y venían por las calles: todo el mundo acelerado y su interior tan quieto, tan sereno. Muchas veces, tan ajeno.

Y, en el fondo, las luces se encendían hasta la infinidad.