Sentado mirando el cielo, de improviso,
sentado respirando el aire urbano de Valparaíso
y mirando las calles estrechas de los cerros,
sentí mi alma colgando de un hilo
como esa casa que, misteriosamente, sobrevive a caer al abismo.
Fui un ave luchando contra el viento,
fui una nube que se disipa de a poco
hasta convertirse en lluvia sobre mi cabeza;
cerré los ojos un instante.
Soñé y sentí que estabas conmigo
recorriendo el mar desde lo alto,
soñé que estabas a mi lado
y Valparaíso era todo nuestro, de silencio.
Tambaleaban los cables eléctricos
y detuve la ciudad por un instante.
Así, en silencio, sonriendo,
la Plaza Anibal Pinto fue completamente mía.
Fue nuestra, por un instante.
1 comentario:
Es mi sueño perfecto de todos los días, tú, yo, esa ciudad mágica que recorremos juntos aunque no lo estemos.
No respondiste a la invitación que te hice por mail... lo tomaré como un sí :P
te quiero!
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