Abrir los ojos una y otra vez, con la intención de que el sueño no acabe y de que pueda volver a renacer, quizás. Tener la dificultad de despegar los párpados y querer seguir durmiendo abrazado a un presente sonriente y a una mirada que te escudriña en la oscuridad.
lunes, 26 de septiembre de 2011
Lunes
Cuando un lunes no parece lunes, me doy cuenta que caminar por la Avenida Marina por enésima vez sigue teniendo algo de interesante. Simplemente, porque estabas tú.
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