Tantas veces he escrito tonterías que luego se vuelan por los aires. Tantas veces me he detenido frente a la playa y me he lanzado sobre la arena humeda, solo para marcar mis huellas en el camino y sonreír pensando en que un poco de mi historia ha quedado ahí. Aunque, en realidad, es mucha más la historia que me he llevado pegada a los pies, quizá dibujando nuevas líneas de mi destino. He escrito historias, he borrado otras, he arrancado páginas enfurecido y he lanzado otras cuantas a los aires para ver cuál es el destino que alcanzan con el viento. Y, finalmente, siempre acabo durmiendo, flotando en el mar a la deriva: siempre me espera un puerto sonriente.
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