Se sumergía una y otra vez, salía a respirar de vez en cuando. Era un shock casi eléctrico que parecía vibrar y transmitirse a través de ondas magnéticas. Todo comenzaba a moverse e, inmóvil en su lugar, ya le parecía inútil sacar la cabeza para volver a respirar: el andén estaba muy alto y el tren ya ingresaba a toda velocidad sobre su cuerpo amarrado a los rieles.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario