Son muchas las cosas que hay que hacer, buscar establecer una prioridad parece una tarea compleja e incluso imposible. ¿Cómo pueden pedirme que ponga una balanza entre lo que quiero y lo que debo? Si fuese así, es obvio que optaría por lo primero... pero no puedo, porque hay miles de cosas que penden de un mismo hilo: si abandonas una, su peso hará caer incluso a la cual has intentado rescatar y todo el edificio se viene abajo como una torre de cartas mal hecha. Un mal pase, dinero perdido; una mala jugada y un temporal destruyendo todo lo que querías. No sólo lo es el dinero, ni el tiempo, sino la estabilidad propia de tu cuerpo y de tu salud. Llega un momento en que ya no sabes qué mas puedes hacer.
Claro está que esto parece ser una exageración en este momento. Sí, son muchas las cosas que hay que hacer y el consejo de que se debe dormir mucho para poder funcionar parece ser una estupidez, un tiro que cae fuera del blanco o tal vez, una burla. Es que la vida es tan corta, el tiempo se pasa en un segundo y cuando nos damos cuenta, ese segundo ya quedó varios de kilómetros atrás. Son tantas y tantas las cosas que quiero hacer, pero aún así, siento que necesito hacer mucho más. ¿Es posible un esfuerzo más... por ese supuesto futuro que te tienen prometido, allá donde la traslación de la tierra se ve de una manera distinta? Ha de valer la pena. Necesito que valga la pena. Necesito que me caigan unas cuantas ayudas del cielo...
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