Es impensable decir que conoces Valparaíso si no te ha subido, aunque sea una vez, a su joya máxima por excelencia: el trole. Y pese a no ser el transporte más veloz del universo, encierra en sí una aventura enorme que trae recuerdos de la historia que ha ido pasando, de esos años que se te van sumando a la vida y, de un momento a otro, te vienen a la mente al mirar por sus ventanas antiguas -las mismas a través de las cuales mirabas, a lo menos, 15 años atrás- y oír el clásico "respiro" que la máquina emite al abrir la puerta o al partir. Andar en trole es toda una aventura porteña que parece estar peligrando.
Era jueves 13 de agosto de 2009 cuando yo caminaba por las calles del Puerto. Luego de unos trámites y en vista de que tenía tiempo -hay que aclarar eso, para viajar en trole se requiere tener mucho tiempo, a veces demasiado- , decidí viajar en trole. Y es que subirse a un trole es toda una experiencia. Por ejemplo, es posible de que si lo ves pasar y quieras tomarlo, puedas correr tras él y lo alcances (es probable en un 98%). Pagar y luego ir a sentarse en uno de sus asientos es una acción que tampoco puede dejar de traer recuerdos de la infancia. Mirar a través de las ventanas las calles de Valparaíso es otra cosa que pude recordar, cómo ha cambiado el tiem
po, pero la historia parece seguir presente de la misma historia: ¿o acaso será que, como porteño, aún no le he perdido la magia a mi ciudad natal?
El viaje continúa: calle Prat, calle Esmeralda, Victoria, Buenos Aires, Colón, Avda Argentina. Ver como cambia el semáforo algunas veces y la gente que aún se sube es otra de las cosas que no deja de llamar la atención: un chofer que siempre te recibe con muy buena disposición -a diferencia de los de micros que, al parecer, la vida nunca los ha tratado bien- y una sonrisa, ellos no se aprobleman por nada. La gente que se sube, los estudiantes y las parejas que se sientan en los últimos asientos para continuar en su nido romántico. O bien, cuando tocan esos troles un poco más modernos, es típico ver a los niños quedarse en el sector central, donde un círculo que pe
rmite que las dos partes del trole doblen se constituye en el juego del equilibrio.
Cuando me bajé, llegando a la Garita de Avenida Argentina, sonreí. Me di cuenta de que hay muchas cosas que no han cambiado. Salí a las 13.00 de barrio puerto y llegué cerca de las 13.30 a Avda Argentina en un tramo que no demora más de 15 minutos, pero no importa: la aventura de viajar en trole es algo que vale la pena. Transporte seguro, cómodo y no contaminante (es eléctrico). Sería una pena que desaparecieran, puesto que moriría una gran parte de la historia -
y las historias- de Valparaiso.
2 comentarios:
Oye yo una vez fui a Valparaiso pero no conocí la ciudad. Porque no anduve en "Trole" :P
Quizás para mi gira de estudio pague la deuda xD
besos
Cuando vengas me tienes que avisar! Así te doy un mini tour... y el trole obvio po, no te lo puedes perder :P
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