viernes, 10 de septiembre de 2010

Verdadero o falso en un grito de postmodernidaaaaaad

Las situaciones de cada día me hacen cuestionar aún más el sentido de qué es la realidad, de qué es el sueño y de qué es lo que creo que es y lo que no es porque es lo que es. Sí, tal y como se lee lo que se lee y es lo que es, esa busqueda de un ser que acaba siendo. Como esta mañana en que la micro apenas se detiene para dejarme subir y parte casi cuando estoy saltando -realizando un micro salto mortal en el aire, en cámara lenta, para alcanzar a subirme- y entonces siento un tirón en la espalda... está bien que ahora se promueva la actividad física, pero esto me pareció brutal: ¡todavía me duele la espalda! Finalmente pago el pasaje y no me dan vuelto (esa actitud tan arraigada en los choferes de la línea y que hasta te da lata pedirselas porque puede que te muerdan, si suelen ser unos salvajes).

Llego a la universidad y por enésima vez me reencuentro con don Lyotard en la pizarra, hablándome de las mismas leseras: la postmodernidad, la modernidad, sí, claro, la defragmentación de los relatos... y me la vende con sus pensamientos ahumados, pero me niego a ceder. Ya, está bien, si le creo un poco, solo que no logro llegar a la misma nube, probablemente haya que utilizar algún tipo de alucinógeno, que me niego a utilizar, para siquiera obtener un pcoo del sentido de sus palabras. ¡Postmodernidad! Llego atrasado por segundo día consecutivo y no voy a culpar al chofer que se vino a la vuelta de la rueda, aunque reconozco que salí tarde de mi casa. En fin... entro a la sala y la avalancha comienza, el ataque, Lyotard, los gritos, los golpes, los conceptos, los ataques, ¡Postmodernidaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaad! y un (in)equívoco Verdadero o Falso de esferas superiores a mi captación mental.

Entregan la prueba de Literatura Hispanoamericana 4, y las notas fueron nefastas, aunque no tan terribles. Comienza la lucha cósmica, las paredes tiemblan, probablemente venga un tsunami, tiembla, tiembla... ¡ossssstia! Y sucede que entregan la notas y comienza la hecatombe, el fin del mundo; el profesor defiende su postura y la ¡postmodernidaaaaaaaaaaaaaaaaaad! mientras todos discutimos que no entendimos la ¡pruebaaaaaaaaa! que los verdadero y falso son muy modernos y estábamos hablando de la ¡postmodernidaaaaaaaaaaad! y entonces nadie se entiende con nadie. Pronto comenzarían los golpes, las sillas, los computadores... pero no. Todo volvió a la calma cerca de las 10.40 cuando el profesor dice que sigamos la clase. Después de todo, nada volvió a ser lo de antes. Ahora creo que tendré pesadillas con la postmodernidad y las pruebas de verdadero o falso. Seguramente, me perseguirá una "V" gigante mientras duerma...

(Y... no hace falta que recuerde que las técnicas de copia durante una prueba son útiles siempre y cuando el de al lado tenga el mismo formato de prueba, claro. Para la próxima... mmm... ¿me puedes decir si la 15 es Verdadera o Falsa, porfa?)

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