miércoles, 22 de septiembre de 2010

No hay conexiones con la realidad.


No hay conexiones con la realidad. Todo lo que deambula entre las nubes es parte del concreto que se ha desprendido, un poco de tierra que ha volado con el viento, un poco de mar que se quedó condensado. No hay conexiones con esas tardes violáceas de antaño ni con ese violáceo moribundo que llega como un huracán impredecible y sin ser llamado. Busco entre los paradigmas coincidir en número, modo, tiempo y todo lo que sea necesario con tal de llegar al mismo lugar, descender del mismo tren. Al observar desde la altura, veremos que los rieles están chuecos y es probable que el avión pueda aterrizar sobre los edificios aledaños, en el helipuerto. Sí, como cada ave que explota cuando canta Fiona, como cada insecto que muere cada vez que haces un click. Como cada araña que quiero asesinar al verla avanzar por las paredes con esa mirada tan confusa: sus ojos te engañan, te dicen muchas cosas a la vez.

Allá en la Estación T4 me subí a un vagón cuya próxima detención sería Fiumcino. Prossima fermata: Firenze, sexta-feira et plus cuam perfecto. Si je veux, je peux, she told me. i entonces se me confunde cuál debe yr en cual lugar. Sigue avanzando el tren y se detiene de pronto, en un lugar de cuyo nombre no puedo acordarme. Las aves piden el billete, los rieles saludan haciendo formas, las nubes caen de golpe contra los transeúntes, se desarman las paredes, todo es un torbellino, da vueltas, da vueltas, eso, eso, eso que no avanza, que se enreda, que se pierde, pierde, pierde... (GAME OVER). No hay conexiones con la realidad.

Fotografía: Pub "La Locomotora", Valparaíso.

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