lunes, 8 de agosto de 2011

Allá donde comienza el valle

Las calles ensoñadas estaban cubiertas de una espesa bruma que ocultaba aún más sus misterios. La noche parecía estrellada sobre esa niebla siniestra que todo lo nublaba, cuando sus pasos inciertos deambulaban en busca de la dirección precisa hacia la cual huir. Porque ya estaba al tanto de que sabían quién era, lo que poseía y lo que era capaz de hacer: corría un riesgo sin precedentes, algo que nunca antes pensó que podría suceder. Se acomodó la bufanda en el cuello, oyendo el eco de sus pisadas que parecían rebotar en las paredes de las luces de las casas, de las cuales salía el humo de la chimenea.

Era inevitable repetir, una y otra vez, que esto ya había sucedido antes, como en un sueño o quizá en una pesadilla. Prefería, de todas formas, el optimismo. Veía que, de a poco, los trozos de hielo que colgaban de los techos se convertían en ríos que avanzaban por los pasajes: la ciudad reclamaba por el cemento y quería volver a ser lo que era antes, recuperar su naturaleza cubierto de muros de concreto y miseria. Sus pisadas quedaban marcadas en la nieve que nunca antes había llegado hasta ese lugar, las almas jugaban en la otra esquina y, a veces, observaban su sombra que avanzaba hacia ellas. Avanzó por los callejones, en silencio, con su aspecto sombrío y su mirada de apariencia indolente. Su sombra era el único ruido de la noche.

Las luces que se reflejaban en las nubes eran más allá, incluso, de lo sobrenatural. Desde hacía varios días que las hipérboles exacerbaban sus exageraciones y ya todo podía darse vuelta en cualquier momento. No era difícil percibir la fuerte energía que modificaba todo, que entraba y salía desde la tierra. Pero los cerros eran algo que nunca antes había visto. Cerró los ojos y vio el mar, vio el cielo, vio la nieve que ascendía por sus tobillos y le cubría el cabello, que le nublaba la vista. No le temía al frío, solo quería ver la luz que se asomaba desde ya sobre los techos allá en la lejanía. Allá donde comienza el valle a los pies de las montañas.

1 comentario:

E dijo...

Cuando ves esa energía te das cuenta de que los cerros "eran algo que nunca antes habías visto"

(nunca antes visto en la televisión chilena :P)