jueves, 11 de enero de 2007

Caminar, caminar... hasta las estrellas alcanzar.

De vez en cuando aprovechamos de salir a conocer los lugares que se ven apartados de nuestra realidad, pero que, caminando unas cuantas horas, nos damos cuenta que eran mucho más accesibles de lo que pensábamos. No es la primera vez que hago un recorrido como el que hice ayer, y al cual se referirá este comentario, pero nunca está demás contar las cosas que uno piensa en el camino.

De 1 Norte (Viña del Mar) hasta Las Dunas (Con Con), en una travesía de casi dos horas de pura ida. Cuando por primera vez realicé una caminata de este tipo y lo llegué contando a mi casa, fue muy chistoso ver las caras de sorpresas de todos. Cuando ya has hecho el camino muchas veces, los lugares se te comienzan a hacer conocidos, por ende, el cansancio psicológico es un tanto menor, lo que importa bastante al momento del estado en el que te encontrarás al final. He ido con varias personas, con Machuca hemos ido como 2 o 3 veces, con Osorio y ayer fui con Héctor, quien, generosamente, ha sido el auspiciador de las fotos que se exhiben en este texto, así como las más recientes de mi fotolog.

Muchas veces nos hemos sentado en la comodidad de un microbús que acelera hasta 80 KM/H, aunque sea esto algo que las leyes no permitan, y nos olvidamos de apreciar el paisaje con detenimiento. Cada día que voy, me he fijado en muchas más cosas, he aprendido a redescubrir el paisaje natural que pasa inadvertido por un viajero que muchas veces se encuentra dormido por el largo trayecto. A veces quisiese poder caminar desde mi casa hasta Valparaíso para poder conocer mejor mi entorno, pero si hiciese eso, probablemente tendría que caminar desde las 5 de la mañana.

Y es cuando mi mente comienza a imaginarse los mundos antiguos, en que la gente sólo debía caminar y caminar para encontrar los lugares que requería, así como lo pudo haber hecho el hombre nómada que, según las teorías, habría cruzado a pie el Estrecho de Bering congelado por la glaciación y, de este modo, habría iniciado el doblamiento del continente americano. Y lo más sorprendente, es que para esa fecha, tal vez no existiese el calzado, por lo que caminar descalzo significaría un mayor desgaste para el cuerpo. Ahora poseemos calzado para poder realizar caminatas y apreciar mejor el mundo, pero, ¿por qué no lo hacemos? Claro, las distancias son mayores, pero a veces es bueno darse un tiempo para conocer el propio medio ambiente que nos rodea.

En conclusión, si alguien dice que está aburrido, es por una cosa propia, porque actividades siempre habrán. Y ya mencioné una que a mi me encanta, caminar. Tal vez no en cantidades tan “grandes” (de acuerdo a lo que pueda considerar la relatividad del pensamiento de las personas), pero con 20 minutos al día basta y sobra, ya que, según el Ministerio de Salud, indica que es bueno para la salud. Y en mundo que se hace cada vez más sedentario a las comodidades, es una buena opción hacer funcionar el organismo a óptimas condiciones, lo que asegura mayor salud y un mejor vivir.

Saludos!


Kinkan ®

2 comentarios:

Anónimo dijo...

sipo eso
las calles son desiertas =O
dame 700 lucas D:
xaw

Anónimo dijo...

me encantó el relato muy lindo y cierto jejeje!
weno niño ta muy wenu tu blog está muy genial y las fotos d este viaje muy bellas !!!!!!
espero poder algún día dar el viaje q hiciste tu con el Hector jeje....