jueves, 23 de agosto de 2012

Tres minutos en estado semiconsciente (Corriente de la conciencia)

Una canción de sonidos extraños que perturba mi cabeza en un momento en que los latidos de mi alma se confunden con esos beats atmosféricos de la lengua que no existe, que se transforma, que se vuela, que se escribe por sí sola y que de pronto se convierte en sonidos inertes que se reúnen en una línea sintagmática paradigmática de paraguas que se rompen cuando avanza el destructivismo de un día agotador que te deja sin energía, sin mente, sin silencio, sin palabras, sin voz. Corren las peñas locas y las aguas debajo del estero, acarreando peces provenientes desde lo más alto de las montañas, cimas congeladas de hielo, de sol, de noche, de luna y de elementos diversos que provienen desde un universo lejano con mensajes del apocalípsis o del inicio de la muerte, del inicio de la vida... ¡gritan, sus nombres, gritan la locura delirante de sus rostros perdidos en medio de la nada! Bailan, cantan, chocan sus cuerpos contra las paredes de asfalto que se alzan hacia las alturas de aquellas estatuas de barro, eléctricas, etéreas, volátiles como las nubes en las cuales ya vuelan los ángeles provocados por la lluvia y el mar que enloquece y avanzaba hacia la ciudad que ya no duerme, porque está despierta, que ya no se despierta, porque se ha quedado dormida, que ya no duerme, porque está viva y se llena de vida, de vida, de baile, de canto, de silencio, de tres minutos en estado semiconciente cuando las palabras continúan su caudal y las caras de personas diversas provienen de tu mente como un fantasma que te agobia antes de dormir.

Y quizás tengas pesadillas al recordar, quizás no sepas bien dónde estás, quizás no sepas cuáles son los próximos pasos a seguir.


1 comentario:

E dijo...

weird... so weird...