viernes, 28 de octubre de 2011

Sucker Punch


Mientras nadaba, recordé que hacía mucho tiempo que no escribía respecto a alguna película. Si bien, no soy cineasta ni aspiro a ser profesional en esta temática, creo que el ojo "inocente" de cualquier espectador es muy útil para poder describir alguna película relativamente interesante. Y como hace harto tiempo que no me doy un momento para ver alguna película nueva -quizá sea esta la noche en que tenga una cita con Cuevana- recordé la película más reciente de la cual tenía expectativas: Sucker Punch.El nombre de esta película quedó dando vueltas en mi cabeza desde alrededor de abril, cuando viajé a Valdivia y la Lore me comentó lo bueno que era el soundtrack. Y, efectivamente, luego de esa visita, descubrí interesantes nuevas canciones -y covers- de música bastante miscelánea. Pasó algún tiempo desde aquella vez hasta que al fin pude coincidir con Machuca para ver la película, bebiendo una fría Kross para sobrevivir al calor santiaguino. Obviamente, no podemos olvidar la inigualable compañía de Masterpizza. 

Pero, en fin, volvamos a la película en sí misma. Un film que aspira a ser surrealista -con una pésima traducción de "Mundo surreal"- comienza con una escena oscura y sombría, en la cual se da cuenta de la muerte de la madre de la protagonista y la sonrisa de quién es su padrastro, asumiendo que la muerte de la progenitora fue causada por dicho individuo. Luego vemos al hombre arrojando todas las cosas del escritorio al ver que la herencia, en su totalidad, es para las dos hijas de la mujer y nada para él. Comienza una persecusión del hombre hacia las dos chicas, momentos en que la protagonista se esconde para luego ver a su hermana muerta. Al estar provista de un arma, la culpan a ella del asesinato de la hermana. La excusa: el shock de la muerte de su madre la llevó a la locura. Es así como es encaminada hacia un lugar extraño y decadente que luego veremos que se trata de un manicomio. Sweet dreams en la voz de Emiliana Torrini es un gran acierto para esta parte de la película. 

El resto de la película, con una trama bastante difusa y excesivamente aletargada, produce que 90 minutos resulten mucho más extensos. Sucesos que, en realidad, ocurren en menos de 3 días, tiempo que la protagonista tiene para escapar del lugar antes de que su padrastro regrese por ella. Llega a un salón lleno de artistas: bailarinas exóticas, donde se le exige bailar. Army of me de Björk no logra convencerla la primera vez, sin embargo, ante las instrucciones de la profesora, todo su mundo se desdibuja completamente e ingresamos a un mundo creado de la propia imaginación de esta joven que, a través del baile, logra escapar de esa realidad que no logra soportar. Durante este escape, nos damos cuenta de que se trata de la mejor bailarina de todas.

Una película que, debo reconocer, me produjo muchas expectativas que no lograron ser satisfechas. Recursos gráficos y de animación que si bien eran ad hoc, no lograban convencer en cuanto a la trama. Un soundtrack increíble -que pudo ser mucho mejor utilizado- para tapar los vacíos constantes de la acción casi nula, envuelto en un halo de metaficción que, en muchas ocasiones, facilita la confusión de los mundos. Todo es una ilusión: es muy fácil perder el seguimiento y equivocarse, no saber cuál es la 'realidad'. Una propuesta un poco extraño que tampoco podría calificar de mala, pero sí podría decir que es insuficiente: la idea es buena, pero creo que le faltó un poco más de desarrollo. 

Finalmente, para qué ser tan críticos. Hay que aprender disfrutar las cosas buenas: un elenco femenino que desvía la atención mucho más allá de la acción misma y un soundtrack que te dan ganas de escuchar una y otra vez. Una mezcla interesante entre la imagen visual y auditiva, la creación de mundos paralelos dentro de un mundo que ya es paralelo y así sucesivamente.