lunes, 10 de octubre de 2011

Nostalgia de ser extranjero

Extraño la sensación de ser extranjero que descubre una nueva tierra y no se agota de tomar miles de fotografías de un lugar por el cual esperó mucho tiempo para poder conocer. Por el lugar con el cual soñó y que, pronto, se daría cuenta de que sus sueños llegaron a buen puerto. Extraño esa sensación de ansiedad a pocas horas de partir en el bus rumbo al aeropuerto de Madrid-Barajas, desde el cual comenzaría una aventura voladora que aterrizaría en distintos puntos del continente europeo. En gran medida, extraño Europa y sus paisajes ancestrales, la historia acaecida en sus paredes, las luces tenues del invierno frío y siniestro, la luz eterna e inagotable de los días de un verano con un extraño sabor a ausencia.

Pero, principalmente, tengo una nostalgia de Londres. Porque Londres representó uno de esos sueños que remonta la infancia, alrededor de los 12 años en alguna clase de inglés en la ciudad de Punta Arenas, perdido en el fin del mundo. Aún me resulta épico pensar en el tremendo salto, la distancia de kilómetros y kilómetros que separan ambos puntos que, sin querer, se unen en mi mente cuando recuerdo el momento en que mis pies recorrieron el Queen's Walk por primera vez, sintiendo la nostalgia de escuchar las campanadas del Big Ben. Recuerdo ese camino dubitativo hacia Abbey Road, ese viaje en metro, esa noche que acabó en fotografías del Picadilly Circus, con menos de 5º C de temperatura ambiente. Por un instante, vuelvo a recorrer esos lugares que fueron míos, que quedaron mis fotos, de los cuales me llevé un poco de su esencia y en los cuales me he quedado para siempre repartido en un poco de viento.

Quizá, repartido en algunas huellas, en la mirada de tantos transeúntes que miran al Thames.

 
Fotografía: Picadilly Cirus, London, England.

1 comentario:

E dijo...

Tu Londres es mi París, es imposible no sentir nostalgia de solo recordarlo.

Lo mejor es la sensación de aeropuerto.