Daba vueltas en círculo, tal vez en cuadrado: ¿cómo definir la trayectoria de un círculo dentro de un cuadrado? Quizás circunscrito, adscrito o qué se yo. Lo único certero, son los casi 40º bajo ese sol veraniego de julio. El cielo tan profundo de Madrid me parecía tan sombrío, tan nostálgico. Recorría cada palmo con un suspiro y dejaba una lágrima en cada esquina, con la excusa de que el líquido en mi rostro era una manera de refrescarme. Pensaba en tantas cosas. Cuántas partidos y cuántos regresos se reúnen en Barajas a las 22.10 hrs cuando un avión despega hacia la distancia, cuando un pájaro volador aterriza, quizá, desde la vecina Francia.
Me detuve en torno a la Plaza de Toros, la bandera de España y algunas figuras bastante épicas como para ser olvidadas. Vi una sombra, me encontré contigo, porque ya sabía que tú también vendrías. De una u otra forma, ese poco de Madrid que me llevaba era el futuro, era un poco de ti. Quise llevarme ese silencio que luego te regalaría "Del lado de acá", ese silencio que te haría reconocer esas tierras. Ya sabía que ese espacio era tuyo, que te representaba, del cual eras parte... y es por eso que volver a ser parte de Madrid me hacía tan feliz al saber que era una parte más de ti. Por eso lloraba y sonreía a la vez, porque sabía que el reencuentro ya había sido hacía mucho tiempo.
Fotografía: Alrededores de la Plaza de Toros, Madrid, España.
1 comentario:
Me dejaste con nostalgia de Madrid, quiero volver, ¿vamos?
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