Sonámbulos que caminan descalzos por la carretera en busca de un sueño perdido que los mueve, aún con los ojos cerrados, aún sin tener conocimiento de lo que están haciendo. Divagan entre pedazos de naturaleza oculta bajo el cemento que se alza hasta las nubes, pedazos de miradas que se pierden en la carretera que se extiende a sus pies presentándoles la via de escape perfecta, echarse a correr hasta llegar al mar o quizá, internarse hasta tal punto que sean capaces de alcanzar lo más alto de una montaña nevada o de un volcán inactivo tapado por el tiempo. Sonámbulos, sonámbulos, sonámbulos. Sonámbulos que cantan la miseria de un universo corroido por baladas de antaño, por vocablos mal pronunciados por un adolescente malcriado. Caminantes dormidos que buscan una noche perfecta para hacer de su universo una odisea, para convertir a las estrellas en los fieles aliados de sus locuras más extremas.
Pisadas descalzas dibujadas en la acera, marcadas sobre los techos de los vehículos que se escarchan en primavera buscando esos rayos de sol olvidados por el invierno. Buscando las estrellas del verano caluroso, buscando esas nubes pintadas en los colores de enero que aspiran a un febrero que no quiere llegar, escapándose de marzo eterno y sorpresivo que acaba el aliento a su paso. Llamando a abril y su silencio extraño, pensando en mayo y su oscuridad precisa, soñando con junio y ese frío que te abraza en julio mitad invierno, mitad deseo. AGOSTO indomable y con mayúscula, aunque suene pesado, calurosos 27º extraños que me llevan a recorrer playas y marejadas de un septiembre un poco borracho, un octubre con sobrepeso y un noviembre controlado y esbelto: deportista y en movimiento que te lanzan a correr. Un noviembre que te hará sonreír tanto, un diciembre que te hará soñar más. Sonámbulos, sonámbulos, entes nocturnos que divagan a las 04.17 am y tienen cuerda para rato.
Sonámbulos, espíritus conectados entre sí, sonámbulos, miradas que se buscan entre los cristales, sonámbulos, diferencias que se hacen semejanzas, límites que se vuelven una conexión más. Sí, sonámbulos, caminando por las calles y creando nuevas historias. Sonámbulos que se despiertan soñando caminatas bajo el sereno de la luna, cantándole a las estrellas. Sonámbulos que se pierden de pronto y que despiertan entre la hierba, mirando el amanecer, con los pies sumergidos en el mar. Sonámbulos.
2 comentarios:
Ya son las 4.28 :P
TE QUIEROOOOOOOOOOOOO
este texto tiene algo de profético...
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