lunes, 1 de noviembre de 2010

Penicilina

En una clase escuché a un profesor decir "venga tosido a clases". Ok. He tosido como loco, con un dolor de cabeza que me tiene delirante. Una situación que podría transformarse en la perfecta excusa para ponerse divagar, pensar en la inmortalidad de las anacondas o en la eternidad de las hormigas que mueren aplastadas cuando las piso. Me duele la cabeza y, según dicen las malas lenguas, tengo fiebre. Lo único que sé es que siento un calor horrible. Afuera hay como 30º... no puedo moverme mucho porque me duele la cabeza. Cada vez que toso, siento una clavada en la frente que me marea, me hace caer sobre lo primero que encuentro para quedarme echado por lo menos unos 5 minutos. Parezco un anciano a los 21.

Penicilina, sí, penicilina. Diclofenaco, paracetamol, tapsín caliente noche y caliente día. Agua por millones, dolor de cabeza, tos, tos, tos. Nauseabundo. 9 de la mañana. Dormir. Por favor, dormir. Calor. 30º C o tal vez 32º o qué se yo. Y la madurez sintática gramatical se va a la mierda. Garganta mutante. Amigdalitis del demonio. Un lindo fin de semana largo en cama, con fiebre, sin poder hacer nada y un poco delirante. Se me escucha raro, no sé si voy a hablar. 1.200.000 UI de Penicilina. Penicilina.

Penicilina. Penicilina.Penicilina. Penicilina.Penicilina. Penicilina.Penicilina. Penicilina!!! Amigdalitis del demonio. 

3 comentarios:

Nobody dijo...

jajajaja, creo que cuando lo escribiste estabas muuuuy drogado... bieeeen!! jajaja

Cristian Briceño González dijo...

la verdad es que estaba con poco de fiebre, he ahí el motivo de un delirio tan fluido jaja

Berfar dijo...

Eso mismo pensé, la fiebre te hace delirar jajaja
Saludos!