viernes, 18 de noviembre de 2011

L.N.Q.D.P.

...Bailaron a la luz del atardecer de una ciudad distante, pero a la vez cercana. Daba igual si el resto de la gente pensaba que se trataba de alguna locura: los locos eran los únicos que estaban realmente cuerdos. Ella sonreía con su mirada sutil que a él le producía una sensación extraña: ¿por qué le daba miedo darse cuenta de que esa mirada le gustaba? Verano e invierno vulnerable. Daban vueltas bajo los faroles iluminados que saludaban a las noches eternas, a esas historias que no eran vistas por los ojos humanos. Bailaban tomados de la mano, sonrientes y felices, adolescentes eternos, soñando futuros poco convencionales. 

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