Lo que para algunos es la manifestación de la ivilización humana, para otros, es solo una prohibición de las pasiones propias del ser humano. ¿Hasta qué punto la ordenación social, efectivamente, limita nuestros deseos? Interesante cuestionamiento respecto a cómo se llega a acuerdos (o desacuerdos) en cuanto a la regulación de la vida.
Fotografía: Baños del Campus PUCV Sausalito, Viña del Mar.
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