viernes, 18 de noviembre de 2011

La niña que dibujaba París.

...Cerró los ojos y la ciudad se transformó en una mezcla de varios colores y luces alrededor. Lo único que se oía era su risa, la más sincera y apasionada en mucho tiempo. Se dejó llevar mientras los faroles se iban encendiendo hacia la altura: bailaba sin preocuparse de que, en cualquier momento, se apagarían las luces y la música para que todo volviese a la normalidad. La realidad concreta se iba desprendiendo cada vez más hasta niveles de abstracción que descontruían figuras, estructuras: hasta que todo lo conocido por la civilización humana se transformarse solo en un rumor.

1 comentario:

E dijo...

Me recuerda algo que escribí alguna vez inspirado por un sueño, muy lejos.