...Cerró los ojos y la ciudad se transformó en una mezcla de varios colores y luces alrededor. Lo único que se oía era su risa, la más sincera y apasionada en mucho tiempo. Se dejó llevar mientras los faroles se iban encendiendo hacia la altura: bailaba sin preocuparse de que, en cualquier momento, se apagarían las luces y la música para que todo volviese a la normalidad. La realidad concreta se iba desprendiendo cada vez más hasta niveles de abstracción que descontruían figuras, estructuras: hasta que todo lo conocido por la civilización humana se transformarse solo en un rumor.
1 comentario:
Me recuerda algo que escribí alguna vez inspirado por un sueño, muy lejos.
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