domingo, 3 de junio de 2012

Solo eres tú.

Entre el silencio de encontrarnos una y otra vez cuando cruzamos las calles, un mar de gente pasa a nuestro lado como si nada. En las profundidades, los trenes se detienen en el andén y el cielo, allá arriba, se cubre de nubes que nos dificultan ver los cometas que vuelan hacia lo alto, allá donde varias veces nos hemos encontrado soñando abrazados. Y es que han sido tantas las noches en que nos hemos cruzado, tomados de la mano, por los mismo paisajes: te he visto bañarte desnuda en la laguna desde la cual emerge la niebla en la cual luego nos convertimos, te he visto cubrirte de misterio para caminar de regreso a la cabaña donde te espero con un té caliente y chocolate con manjar. 

Me levanto cuando sé que ya vas a llegar y sonrió, se me acelera el corazón, se agudiza mi vista y mi percepción. Y en medio de la gente me encuentro contigo otra vez: el resto del mundo desaparece. Solo eres tú.

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