martes, 7 de diciembre de 2010

Musa

Cada noche divago entre pensamientos que van y vienen, que vienen y van. Busco paisajes verdes, coloridos, donde las luces de una ciudad extraña se aparecen ante mi mente. Solo soy un espectador, solo puedo ver lo que sucede, pero no puedo participar de esta escena tan magistral. Todo es verde, todo tranquilo. Es un lugar donde aparece todo lo que quiero, un lugar al cual vuelvo cada noche y del cual huyo durante el día. ¿Cuál es el lugar en el que existo de verdad?

¿Existo en las afueras del Museo Lord Cochrane o en las afueras de una paisaje que no sé si es de Chiloé o del norte de Marruecos? ¿Existo entre esa mirada verde-café o en la palabras que derramé sobre un papel cuadriculado? Pensar y luego existir... pero cuándo quieres dejar de pensar, ¿acaso dejas de existir? El hecho de vivir, simplemente de vivir y disfrutar cada segundo como una sorpresa, ¿acaso no es existir? Sí, es eso existir: es sentir.

Y da igual si es en el Ascensor Polanco o en una ciudad indeterminada. Sí, existo, como un espíritu errante en Lisboa, como la idea que alguien creó, como el sueño de alguien tal vez. Porque en la búsqueda me encontré con una mirada hermosa, porque en mi propio camino me encontré con unas manos increíbles. Porque en mi búsqueda encontré una musa. Una musa que ha estado mucho tiempo, una musa que canta, que baila. Una musa que es actriz y que, por tanto, es todo en un mismo segundo. Es todo y puede ser mucho más aún. 

Sí, esa es mi musa: la que puede ser todo lo que quiere. La que va a ser todo lo que quiere.

1 comentario:

E dijo...

Me gusta eso de ser todo en un mismo segundo... y me gustan los lugares inventados, esos que existen fuera del tiempo, que hacen pasar las horas como si fueran un abrir y cerrar de ojos.

Vivir y disfrutar cada segundo... es lo que nos queda.

:)