Vaso de agua, de jugo, de anís.
Silencio perpetuo escondido en un cristal
y la mirada asesina que dibuja el camino hacia su víctima.
La esperanza de un objetivo impreciso,
de hechos consumados,
de la perfección milimétrica de una navaja entreabriendo la piel.
Donde bailan los nocturnos caminantes,
donde cantan los artistas bohemios de la calle,
donde duermen los vagabundos y errantes,
donde aparecen los niños perdidos que nacen a la clandestinidad de la ciudad.
La calle del silencio, de la ilegalidad,
la calle sin ley, ni orden, ni Dios, ni nada.
Donde una estrella -dicen- cayó hace tiempo
y quedó oculta bajo el pavimento.
La calle donde se sientan a divagar los que se dicen filósofos,
delirantes en sus vasos de agua, de jugo o de anís.
1 comentario:
Me gustó, sólo que no entendí el concepto de los vasos :S
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