La culpa, la culpa...

Se acabó la semana así como si nada. O sea, no se acabó del todo: aún queda un fin de semana por delante, y el weekend viene con alargue de 1 día. La verdad, no me afecta mucho, porque de todos modos el lunes no tenía nada. Son las 00.09 de la noche y estoy mirando la pantalla del computador, mientras sonaba Remind me de Royksopp y ahora suena Let it will be de Madonna: si mi música me representara, diría que soy bipolar: desde una canción depresiva al máximo de Blur hasta una canción alegre de September. Y claro está, que everybody's looking for love y creo que sé dónde está, pero eso es harina de otro costal en estos momentos.

La Eve tenía razón: "esta semana sería relajada", aunque alguien venga a golpearme por sólo pensarlo. Y es que resulta extraño que cuando se viene una prueba tremenda, de esas de fin de semestre, te pongas a jugar sims y te pases horas y horas sin hacer nada más que poner a los monos a hacer "ñiqui ñiqui" y cagarte de la risa de cualquier estupidez, mientras tomas más de 2 litros de agua al día sin darte cuenta. Mucho más, supuestamente para el resfrío o para no engordar: yo creo que es de pura ansiedad.

Hay que echarle la culpa al frío de que uno quiera comer todo el día y de que se te acabe toda la plata con la que sales de casa a diario. No sé quién tiene la culpa, tal vez Wall Street, tal vez Arturo Frei Bolivar ("uno como usted", como decía su cancioncita de finales de los 90). Esta noche se ve acompañada de una canción de Rosario Bléfari que, después de todo, es una buena compañía.

Definitivamente, hay que echarle la culpa a la matriz de la Avenida España que se rompió, que me hizo gastar más dinero del debido, que me hizo tomar metro y venirme de pie todo el camino quitándome mi derecho a siesta durante el trayecto en micro. La culpa, la culpa... ¿la culpa es de la gripe porcina?