miércoles, 12 de noviembre de 2008

Estable, resignado, aburrido.

Y claro que puedo decir demasiadas cosas; mantener una sonrisa relativamente decente, mirar a los ojos porque no tengo miedo de mostrar lo que realmente soy, sostener una conversación -que en momentos se puede convertir en algo asfixiante- o decir, efusivamente, que estoy demasiado feliz de todo lo que está sucediendo. Pero en realidad, es que ya no queda otra cosa que resignarse cuando el viento no sopla a tu favor y ya tienes los brazos agotados de tanto remar contra la corriente, cuando parece las olas se abalanzan sobre la cubierta y poco a poco comienzan a hundir el barco de manera aparente. Lo bueno del asunto es que, al menos, los brazos van adquiriendo un poco de fuerza para una próxima regata.

Pero son tantas los pensamientos y demasiado poco el tiempo. Son tantos los deseos y muy pocos los medios. Tanto el material y poco el dinero. Tantos personajes hablando las mismas estupideces y pocos que realmente saben algo, pocos que realmente son visionarios que dicen algo coherente. ¿Hablo cosas coherentes? Me lo cuestiono día a día, hora a hora, minuto a minuto y segundo a segundo... tal vez en una milésima no alcance.

Sí, digo que estoy contento, pero no sé si es verdad: la palabra sería estable, resignado, aburrido, agotado y con ganas de dormir, de avanzar por inercia hasta el consecuente final. Y ya no sé si sea mucho más tiempo el que pueda soportar así: pensando en el futuro que se ve tan bello, pero que las líneas de la mano no intentan siquiera decirme. A veces creo que no seré lo suficientemente fuerte y paciente como para esperarte por tanto tiempo. A veces creo que mi situación, en un determinado momento, simplemente, no dará para más y puede que la solución esté en ese Disparo que rompió la pared y sacó al prisionero de su jaula.

1 comentario:

Jaime Antonio dijo...

yo quiero más tiempo
más tiempo para dormir
para dedicarme al amor
a mi blog qué se yo
xD