miércoles, 10 de octubre de 2012

No estar "ni ahí"

¿Cuántas veces hemos lanzado al aire la típica expresión chilena de "no estar ni ahí"? Creo que la mayor parte del tiempo la decimos sin tomar realmente conciencia de lo que significa, quizás por el uso cotidiano o por tomarle un sentido más bien superficial, pero hace poco me ponía a divagar respecto al significado profundo: tal grado de desinterés, de poca importancia, de anulación absoluta del significado que ni siquiera permite una existencia, una permanencia en un determinado lugar siquiera como un vegetal. Simplemente, nada, no estar ni ahí con nada, no preocuparse de lo que suceda.

Todo surgió a raíz de una clase en que me di cuenta que la gran mayoría del curso no estaba interesado en escuchar mi clase, cosa que es bastante común ya que esta gente suele no estar ni ahí con nada. Lo que me deprime es que esta gente está teniendo la oportunidad de surgir, de cambiar su realidad a través de la educación, pero no es capaz de visualizarlo: o bien, no quieren salir de ese lugar o quizás no saben a lo que se están enfrentando. Gente que está repitiendo los cursos porque tiene muchas notas deficientes y parecen no tener ningún interés por mejorar su situación. Gente que, definitivamente, acaba por transmitirte ese mismo sentimiento de no querer hacer nada porque, a la larga, todo resulta ser una pérdida de tiempo. 

Es increíble que cuando los alumnos no están ni ahí, finalmente el docente acaba teniendo la misma sensación. Actualmente, lo único que me importa es llegar, hacer mi clase, poner notas y listo, sabiendo que es muy posible que las notas sean deficientes porque no ponen atención ni a las instrucciones. Acabo perdiendo el interés por gente que realmente parece no querer avanzar, llegando al simple hecho de ser una máquina: hacer mi pega y listo, porque por más que uno quiera enseñarles algo, no quieren. Incluso la gente que parece ser "de la más inteligente" del curso, resulta ser completamente mediocre. En varios momentos pensé en decirles que no iban a llegar a ninguna parte, que en realidad, su mediocridad era tan fuerte que no les permitiría surgir y que repetirían el mismo patrón lamentable de la falta de educación, que si acaso eso era lo que ellos también querían para sus hijos (que muchos de ellos ya tienen), pero al final, da igual porque no harán caso de tus palabras. Ya no estoy ni ahí.

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