martes, 2 de febrero de 2010

Los primeros días


Estaría mintiendo si digo que no he tenido tiempo para nada. Porque claro, es difícil tener tiempo para 'nada' y si así fuese, sería tiempo perdido. Sí puedo decir que he tenido tiempo para pensar, para recorrer los alrededores del departamento en el cual estoy viviendo mi nueva vida acá en España. Son muchas las emociones que uno comienza a sentir desde la llegada, pero la más extraña de todas es que, aún estando acá, no he podido realmente asimilar el enorme paso que he dado. Sí, un paso de esos que cruzan fronteras, que tienen alas y que vuelan miles de kilómetros en busca de la concresión de los sueños. Un paso en el cual estaba pensando mientras esperaba la hora de mi bus de regreso a Albacete, mientras estuve en Madrid durante la noche del domingo. Varias veces soñé con que miraba otro cielo... pero me doy cuenta que es el mismo, solo desde un ángulo distinto.

Comenzar a cocinar por primera vez es algo complicado... el computador ha sido de gran utilidad y, ¡Dios salve a Skype! porque mucho que me ha ayudado. ¿A alguien se le habría ocurrido llamar a su casa para preguntar cómo cocinar arroz? I do! Y preguntar hasta el más mínimo detalle, de sal, de gas, de tiempo... uf, es un poco difícil vivir solo, pero es una desafío que estoy afrontando. Una de las cosas buenas de acá es que puedo caminar a todos lados y en poco tiempo, incluso caminar de madrugada... ¡no hay un alma! Es increíble sentir ese silencio europeo en que sólo son tus pisadas las que te acompañan, por calles por las cuales han ocurrido quién sabe cuántas cosas, por las cuales comienzas a dejar plasmada un poco de una nueva historia. Sí, creo que todo esto ya lo había soñado... y de a poco se está cumpliendo.

1 comentario:

Ev dijo...

como ya te dije... crecerás, y mucho. Ya cocinas, mírate!!! jajajaja
La foto parece algún lugar de Valparaíso... tan europea esta ciudad xD
Es bkn ver que las personas cumplen lo que han soñado, y me alegra ver que lo estás cumpliendo, Brisei... Cristian :P

Saludos desde el pequeño pueblo de Quilpué