lunes, 19 de octubre de 2009

Ensoñaciones confundidas

Anoche me desperté asustado. No sé qué era hora: probablemente, cerca de las 4 de la mañana. Todo estaba oscuro y yo me sentía confundido, un tanto nauseabundo. Creo que el resfrío me ha afectado un poco; eso de tener problemas para respirar se traduce en sensaciones un tanto anómalas que producen un malestar que se transforma en sueños extraños. Quería sueños bellos, sueños motivadores, sueños que me dieran ánimo a levantarme a eso de las 8 de la mañana a continuar la lectura de los miles de libros que debo leer para el miércoles. Mi cabeza pronto va a explotar y no me hago responsable de sus consecuencias.

Me desperté enredado entre las sábanas, mareado como ya había dicho. Una sensación extraña que me cuesta incluso describir (como si las palabras fuesen tan útiles para explicar las cosas del mundo...). Alguien me hablaba y yo veía dos esquemas en mi cabeza: eran letras sueltas, pero ordenadas según una línea que hasta ahora no entiendo. Yo estaba asustado porque se trataba de dos historias -de dos libros, hasta ahora desconocidos- que se me querían mezclar en la cabeza. Como la universidad a uno no lo deja descansar ni siquiera cuando sueña, yo tenía miedo de enredarme con estas dos lecturas y acabar pensando que un personaje era de una historia nada que ver. Fue tan extraño porque me daba miedo algo aparentemente insignificante, que incluso me despertó. No sabía si era real, pero mientras coordinaba los sentidos de la "realidad", vi que lo que había soñado no tenía sentido.

¿Por qué ese temor a la mezcla de dos esquemas de letras, ordenados? ¿Por qué ese temor a confundirme, que una historia fuese la otra y la otra fuese esa?¿Por qué ese temor, incluso en sueños, de unir dos historias que, aparentemente, tienen un hilo común?

2 comentarios:

Paula R.D dijo...

Eso de combinar dos historias a veces da resultado. Sólo debes dejarte llevar por lo que las palabras te pidan. ¡Sé la puta de las palabras! (qué horrorosa expresión :S)

Vitaflumen dijo...

¡Oh Dios!