jueves, 7 de enero de 2010

La Campana!

La odisea comienza con el encuentro en el metro. Me subo al primero que viene, pensando que era ese en que el que venían, pero aparece mágicamente Héctor. Debimos bajarnos en la estación El Sol y esperar a que Ellen y Thomas llamasen, entonces les dijimos que estábamos en la siguiente y ahí nos avisaron. Nos reímos durante todo el trayecto y gran parte del paseo fue risas... es que nos divertimos demasiado. Así es la historia de nuestro ascenso al Cerro La Campana y sus 1900 metros de altura, una odisea que vale la pena, pese al dolor muscular posterior.

Fue la segunda vez que hago este ascenso, pero la primera vez en que tenía la oportunidad de llegar a la cima, efectivamente. La primera vez que fui fue en invierno y, por razones de seguridad, estaba cerrado el paso desde La Mina, que de todos modos ya tiene buena altura. Ascendimos caminando
muy rápido, teniendo tiempo incluso para descansar de vez en cuando. El agua es la mejor compañía para un caminante... y un poco de comida tipo sandwich: me comí como 4 sandwiches de huevo y una hamburguesa hecha por mamá de Héctor. Agua, agua y más agua, bendita agua, compuesto vital que salvó durante el camino. En la medida que el ascenso continúa, las panorámicas del valle se hacen cada más impresionantes, pero uno nunca sabe que lo que sigue puede ser aún mejor. Incluso recordé cuando un compañero del colegio me dijo que había llegado hasta la mitad de La Campana... y nosotros íbamos por la cima. Nuestra parada de almuerzo fue en la Placa de Darwin, lugar en donde existe una inscripción con las palabras de Darwin al llegar a dicho lugar, en el año 1887 si mal no recuerdo. Se tiene una vista muy bella, aunque tuvimos la mala suerte de que la costa (a 50-60 kilómetros, aproximadamente, desde La Campana) estaba nubosa, por tanto no pudimos ver el horizonte. A las 2 de la tarde continuamos el ascenso hasta la cima, para alcanzar los 1900 metros de altura.

El ascenso a la cima fue difícil, puesto
que el sendero no estaba bien señalizado y nos perdimos: acabamos ascendiendo por una pendiente llena de rocas, casi escalando. De todos modos, la aventura de ver todo el paisaje a tus pies -y que cualquier caída te lanzaría a un precipicio- es algo que te motiva a llegar a la cima, para que el riesgo haya valido la pena. Ellen constantemente diciéndome "sí se puede", parafraseando el "Yes, we can" de Obama. Yo ya no podía más... Héctor y Thomas debieron quedarse abajo porque Héctor se contracturó, pero afortunadamente no pasó nada más: yo me enteré de dicha situación cuando llegábamos ya a la cima, porque pensábamos que ellos iban a llegar después, ya que venían a paso más lento. Cuando ya no podía más... llegamos a la cima y la Ellen me dice... "ve, es tuya" y llegué primero, apenas. Es extraño que, pese a lo cansado que puedas estar, el solo hecho de lograr el objetivo, ya te llena de energía nuevamente. Y sabía que iba a recordar ese momento por la voz alentadora de la gringa porteña que estaba motivada a llegar. Y lo logramos... yes, we could. La vista es hermosa: el Aconcagua, los valles y la nubosidad de la costa, que con mejor suerte hubiésemos visto el Océano Pacífico. La experiencia de estar tan alto es espectacular... mirar todo desde la altura es indescriptible y te llena de energía.

El descenso fue accidentado: me caí varias veces y aún estoy un poco herido por ello, pero solo son marcas de guerra. ¿Lo haría de nuevo? Sí, ya que ahora conocería mejor el camino. Lo pasé espectacular en compañía de Ellen, Thomas y Héctor. Desde La Campana al mundo... viva Chile, mierda!


Gracias, Héctor, por las fotos!

4 comentarios:

Berfar dijo...

De nada Cristian!
Me gustó tu relato. Nada que decir... lo dice todo de por si. Y lo que me corresponde comentar, lo haré en el mío (todavía no es la futura historia jajajaja)

Nos vemos, cuídate!

Saludos!

Berfar dijo...

PD: ¿Aparecí mágicamente? o... ¿no será que alguien no se dio cuenta que estaba ahí a pesar que estaba al frente suyo? jajajajajajaja!

Y gracias por los derechos de la hamburguesa a mi madre (jajajaja!)

ALEgría dijo...

esopero que tu viaje este lleno de novedades aventuras y aprendizaje...mis bendiciones.
te quiero* Cristina y estoi orgullosa de ti...
alexandra

Anónimo dijo...

Gracias intiresnuyu iformatsiyu