viernes, 2 de marzo de 2007

Adiós vacaciones...

Ya parece el cuento del lobo, en que ocurren las cosas tantas veces que, al final, uno ya no lo cree. Tal vez, en este caso, no es una mentira ni nadie que nos haya estado presionando o llamando en momentos inoportunos, o eso espero, sino que, es el mismo tiempo el que nos comienza a jugar de una manera loca. Fugit irreparabile tempus es como sería definido en latín, y en español actual, lengua romance derivada de él, la irreparable fugacidad del tiempo.

Ayer me puse a observar fotos de todos los tiempos que tenía guardadas en un CD. Y uno se da cuenta como ha cambiado sin notarlo, incluso encontrarse con las fotos de amigos que también han crecido junto a uno, pero sólo la gente que no nos ve a diario podría darse cuenta de ello. ¿Acaso nos hacemos insensibles a los cambios? O tal vez, simplemente, los hacemos parte de nuestro esquema mental diario, aunque ahora puede que no veamos a diario a nuestras amistades de la época escolar, lo que no significa que vayamos a perder su confianza y cariño.

Me encontré con unas fotos del mes de julio, cuando por primera vez, y luego de molestar a mucho gente en el intento, tuve mi sesión “metro-gráfica”, con mi amiga Romina. Recordar ese día es como loco, porque pareciera que no hubiese pasado mucho tiempo. A eso de las 5 de la tarde me dice que salgamos, y nos juntamos como a las 6 para partir. Fue muy chistoso, pero lo pasamos genial, y nos quedó a ambos un muy buen recuerdo. El tiempo me ha enseñado a conocer a la gente, y a descubrir grandes amigos.


Otro hito importante en este tiempo fue la licenciatura, PSU, año nuevo, resultados, postulaciones y matrícula, todo tan rápido que apenas nos dejó descansar. Un paseo con amigos al camping “Los Torreones de Quillayes”, camino a Colliguay, la llegada de febrero y otro 14 de febrero acompañado de mi ángel del amor ideal, que me he dado cuenta que abarca muchas más cosas que el amor de pareja, lo que es bueno (siempre se aprende algo nuevo, esperando que sea bueno). La despedida de un amigo, caminatas, salidas improvisadas y algunas gotas de inspiración que vienen en momentos extraños, tal así, como en amanecidas en que uno pretende dormir, pero las letras no paran de juntarse en nuevas composiciones que son vistas como primicia por el reloj, que sigue girando, y marcando las 4.17 de la madrugada, mientras todos duermen. Yo no dormía, pero soñaba de todos modos.

Finalmente, la playa, las toallas tiradas en la arena y las huellas que quedan, que son borradas por el mar que pasa. ¿Es posible olvidar los malos ratos, el rencor, el dolor, las tristezas y todos los fantasmas del miedo, en sus distintas formas, que aparecen en nuestra vida? A veces quisiera ser así, olvidar muchas cosas, pero me he dado cuenta de un triste defecto que pretendo aprender a limpiar: el rencor. A veces puede ser por un poco de orgullo que es necesario, pero cuando se va al extremo, suele ser dañino, para uno mismo y para quienes te rodean. Caminar y sentir las olas, sentarte y respirar la fresca brisa marina, contagiándote de esa buena onda, del aire limpio que te invita a soñar y quedarte en ese pequeño paisaje terrenal, ves como la gente desaparece, ya no es la misma cantidad que había en enero, no, ya todos han regresado a sus casas, a sus trabajos, a la conquista de nuevas metas. Todos se van, para darle vida a otros motores, pues el trabajo también es vida, aunque cueste aceptarlo, el trabajo de cualquier forma, ya sea la profesión o el estudio, ambos con igual de importancia, unos más “productivos” que otros.

Pero lo que nunca dudaré es sobre los sueños, pues las vacaciones no son destinadas para ellos al parecer, y eso está bien. Cada día, aunque sea de estar bajo el sol bronceándose para exhibir alegre el verano en tu cuerpo, es una lucha más por tus sueños. Una oportunidad, pues, a la vuelta de la esquina, sin saberlo, puede estar la compuerta secreta que te lleve a lo que siempre quisiste lograr. A la vuelta de la esquina debe estar el ángel que te hará volar más allá de todo lo que siempre pensaste, sólo es cosa de salir y buscar, sin miedos, sin apuros, porque en el momento menos esperado, llegará.

Los sueños no se van de vacaciones, aunque el cuerpo si lo haga, aunque el cuerpo si lo necesite. Nunca impedí que mis sueños fluyeran tal y como venían, para luego ser plasmados en mi piel y mis cuadernos. Vendrá la lluvia y el frío, los días en que agradeceremos estar en casa durmiendo, los días en que degustaremos las comidas típicas de invierno, días en que no tendremos ánimo del mundo, pero aún así, hemos de seguir. Después de todo, todos los años nos hemos sentido así en algún momento, pero la vida siempre nos prepara algo mejor para la siguiente vez, ¿quién podría negarte que este puede ser uno de tus mejores años? Que desde hoy en adelante, todos tus días serán los mejores de tu vida…

Saludos!


Kinkan ®

1 comentario:

Anónimo dijo...

todo tiene un final
asi es esto
lo importante es aprovechar al maximo cada momento, no importa cual sea
de todo se aprende algo.

q te vaya bn en too.
xaw