sábado, 28 de julio de 2012

¿Puedo reclamar un poquito?

No sé por qué, un día se me ocurrió entrar a estudiar la carrera que estudié y, de vez en cuando, se me ocurre la brillante y masoquista idea de reflexionar si he tomado el camino correcto. Y no me refiero a los cuestionamientos existenciales impuestos por la iglesia ni mucho menos: la formación en colegios católicos, básicamente, lo único que fomenta es la sensación de culpa ante el más mínimo instinto animal del cual no escapamos los seres humanos. Sabiendo que cada vez me siento menos católico que el día anterior -pero no por ello menos creyente-, recuerdo todas esas peregrinaciones en busca de lo superior, esa divinidad que está cada vez más lejos de esos edificios que cuidan tanto mientras hay gente que se muere de frío. En fin, la iglesia no es mi punto: allá cada quien con sus creencias que, mientras no sobrepasen el límite de mi libertad, estará bien. Allá los fanáticos religiosos que escriban miles de mensajes en facebook diciendo "Dios te ama" o quienes realizan la transcripción de algún pasaje bíblico, teniendo en cuenta que parece ser su intento de expiación por ser una mierda de persona que perjudica al otro sin ningún descaro, olvidándose de que Dios también lo está observando. Cosas múltiples de la vida y, como cuenta el dicho, "de todo hay en la viña del Señor" (es inevitable olvidarse de la formación).

Hoy fue uno de esos tantos días en que me cuestiono por qué llegué hasta este lugar. He buscado varias explicaciones, en donde el destino tiene una cabida importante, porque reafirmo mi postura de que cualquier coincidencia tiene una causa y su consecuencia. Incluso una mala decisión no es una coincidencia. Pero estudiar mi carrera no creo que haya sido un error, solo que en estos momentos -recién egresado, en vías de titulación-, luego de que ya ha pasado harta agua bajo el puente, creo que he aprendido a ver las cosas desde un punto de vista diferente al cual me situaba  en el año 2007: desde los 18 a los 23 años el mundo cambia muchísimo, la tierra se mueve a toda velocidad, hay miles de flashes, unos cuantos terremotos y hasta tsunamis. Lo que sí recuerdo es que me gustaba mucho escribir y tenía la convicción de que esa era mi camino: ahora lo dudo. ¿Es que acaso el camino hacia la adultez trae consigo la inevitable visión oscura, amargada, fría y realista de todo? ¿Dónde queda el espacio para esos sueños que siempre han sido gratuitos? Todo se traduce en dinero y la vida tiende a girar en torno a lo mismo. Me encuentro en un momento en que la búsqueda de trabajo me abruma, sobre todo por el hecho de que mi 'campo laboral primordial' no es exactamente lo que quiero: lamento decir que no me siento preparado para trabajar con adolescentes y que me carga tener que enseñar a gente que no tiene ni un interés en aprender (cualquier alusión al Colegio Numancia, es solo coincidencia). Sí, puede ser que me esté dejando llevar por una muy mala experiencia y que la realidad no sea tal, pero estudiar 5 años para acabar rogando que te escuchen es un insulto... además del sueldo. Sí, ya lo sé, por qué no tomé una mejor decisión en su momento... qué sé yo. Todos somos ilusos en su momento y a veces se nos ocurre soñar. ¿Estoy perdiendo esa capacidad? 

Solo sé que estoy confundido y que veo la necesidad de comenzar a hacer algo, pues esa fue la razón por la cual estudié. ¿Por qué es tan difícil encontrar algo que te guste y en lo que sepas que te van a valorar? ¿Por qué tengo tanto miedo a enfrentarme a eso que siempre supe que no quería y cuyo momento ya llegó? Más encima, busco ofertas y no aparece mi área: me siento tan poco valorado que me deprimo y pienso más tonteras de lo habitual. Quisiera hacer coincidir lo que me gusta con lo que puedo hacer e intentar controlar mi mente de todo lo fatalista que me puedo poner. 

Ahora ya me siento mejor, en algún momento todos necesitamos un instante para reclamar un poquito y, por consiguiente, desahogarnos. Seguro pronto veré las cosas de una mejor forma. 

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