martes, 21 de febrero de 2012

6.2 - 6.4

Me desperté de improviso sin entender lo que sucedía: mi cuerpo sudaba entre las sábanas con las cuales pretendía abrigarme de una noche estival sobre los 22º, seguramente. Creo haber visto la tele, haber escuchado la radio o quién sabe qué, pero todo se movía. Otra vez. Sí, otra vez se movía y los números diferían de un lugar a otro: entre V y VI, 6.2 o 6.4. Nadie entendía nada, lo único cierto era de que todos aún estábamos un poco asustados por aquella extraña forma de despertar. Todo se movía y estábamos atentos: una réplica podría venir dentro de muy pocos instantes.

1 comentario:

E dijo...

Stop your mambo with the temblores :p