jueves, 19 de junio de 2008

Me confundes...

Me confundes: me confundes cada día más y es algo que no sé por cuánto tiempo más pueda soportar. Me confundes y creo que he estado a punto de explotar, de decírtelo todo de una vez olvidándome por un minuto de tu posible reacción y de las consecuencias de esto, pensando en mí por un instante para quitarme este caos que tengo dentro de no saber qué es lo que está pasando. Creo que estoy a punto de explotar y cualquier cosa puede suceder en este momento, creo que si te lo dijera todo podría sentirme mucho más tranquilo… tengo tantas probabilidades de perder, pero al menos dejaría de sentirme como un mentiroso a tu lado: después de todo, aún no he dicho nada y cualquier cosa que puedas estar pensando sólo es obra de tu propia imaginación. ¿Acaso es algo más? Es lo que quisiera creer, pero a estas alturas ya no sé.

Me confundes demasiado y no sabes cuánto; creo que no sabes siquiera que tus actitudes, en vez de alejarme, me hacen enredarme más y querer buscarte para aclarar el asunto. Sí, si acaso querías hacerme sentir mal, es lo que estás logrando: créeme que he sentido enormes ganas de llorar después de todo esto, he regresado a mi casa con un nudo en la garganta y una pena que me oprime el pecho, he sentido ganas de olvidarme de todo para poder volver a comenzar de cero. ¿Es que no te das cuenta de que son tus actitudes las que me tienen así? ¿Por qué tienes ese miedo a lo que otro pueda estar sintiendo por ti? Créeme, si te estoy asustando sólo te puedo pedir perdón: sólo quería demostrarte que estoy a tu lado queriendo saber qué es lo que me está pasando contigo. Sí, es una maldita indecisión… quisiera saberlo todo, quisiera saber lo que tú piensas, pero siento que no me das el espacio: huyes antes de que pueda decirte algo.

Siento tanto frío a mí alrededor, la lluvia cae y creo que es menos fría que tu actitud. ¿lo haces con intención? ¿Lo haces para que me olvide de ti? Si no soy tu elección, lo respetaré: nada cambiará y todo seguirá siendo como antes. Ya casi no me siento capaz de mirarte y si me acerco a ti es con temor, pues creo que te has dado cuenta. ¿De qué sirve el misterio si tu sexto sentido de mujer ya te ha dicho todas las cosas con anticipación? Y yo sólo tengo mi carencia de instinto para darme cuenta de qué debo hacer. No quiero que escapes, quiero que sigas siendo como siempre has sido: ¿acaso piensas que soy un psicópata que te va a hacer algo malo? Jamás me atrevería a tocar siquiera tu aroma si tú así no lo quieres. No quiero que lo sepas todo y juegues conmigo: que me digas palabras hermosas y luego me ridiculices delante de todos. Sólo te pido que aclares tus actitudes: ayúdame a saber qué es lo que estoy sintiendo en realidad, ayúdame a saber cómo debo actuar.

1 comentario:

Pablo Flores Pineda dijo...

Los problemas destruyelos
A los desafíos buscale una solución