jueves, 22 de noviembre de 2007

1 año de un sueño...

Es increíble mirar hacia atrás y ver todas las cosas que se tejen en mi memoria, cosas que jamás se me van a olvidar. Pensé que tal vez habían algunos sueños que no se cumplirían, pero me equivoqué y me alegro de que así haya sido; algunas cosas se ven demasiado difíciles, pero se pueden lograr. Hace 1 año, exactamente, fui al Concierto de Shakira en Chile, en el Estadio Nacional en Santiago; una momento que esperé por tanto tiempo, desde que pude tener la entrada en mi mano y sonreír por ello y cada una de las reuniones con el club de fans en que se realizaban los últimos preparativos para el día del concierto: la entrega de la polera, el jockey, etc.

Ya ni recuerdo cuándo fue el bendito día en que llegó la entrada a mis manos, sólo recuerdo que fue gracias a mis amigos los gemelos que me compraron la entrada más barata, por sacarla con tarjeta. Algunas reuniones que pasaron y conociendo distinta gente, creo que recuerdo el día en que tuve el presentimiento de que debía ir a su reunión sí o sí: domingo 19 de noviembre. Llego a Santiago, bastante perdido porque tuve que llegar, si no me equivoco, a la Reina. Probando la nueva línea del metro –asustado porque era demasiado bulliciosa y parecía como si alguien se hubiese caído a las líneas y estuviese gritando- desciendo mirando a todos lados y a punto de seguir hacia la dirección equivocada, por suerte pregunté y pude seguir el camino correcto. Llego a la casa, piscina y mucho (demasiado) calor que a ratos me hizo pensar en tirarme al agua. Una reunión bastante amena y para algunos podría ser considerado como “mamona”, cantando canciones de Shakira para grabarlas en un DVD que le haríamos llegar a ella. Al día siguiente tenía una prueba de biología, y estaba poco preocupado; llegué a las 11.30 a mi casa con la polera y el jockey del fans club puestos, lo que me hizo ganar más de algún comentario de alguien que me viese en el camino, pero en ese momento la emoción hacía que la vergüenza siquiera se apareciera por estos lados.

Día siguiente, lunes 20: llego a mi casa agotado después del preuniversitario y me encuentro con el recado de que me llama Cony, mi mejor amiga. La llamo y entonces me pregunta si es que vi las noticias. Como yo no las había visto, me contó que Shakira, al llegar a Chile, había dado la orden de regalar 80 entradas FANS VIP para todos nosotros. Al principio no le creí, pero llamé a la presidenta del fans y me lo confirmó: ¡íbamos a estar en primera fila viéndola! Llamé de regreso a mi amiga para darle las gracias y entonces ella me avisa que me va a prestar su cámara, pues era inconcebible que estando tan cerca no pudiese tomar fotos (en este tiempo no tenía cámara yo). Recuerdo que me bajó la energía de no sé dónde, corría para todos lados, saltaba, gritaba y hasta se me espantó el sueño: estuve dando vueltas hasta pasada la medianoche –horario que en ese tiempo era impensable que yo iba a estar despierto. Mi mamá se rió y me dijo: “estás eufórico, tranquilo”.

Día siguiente, martes 21: salgo de clases y no me acuerdo por qué motivo… parece que era para dar unos ensayos en el preuniversitario. Me junto con mi amiga rápidamente y me pasa la cámara. Llego a mi casa y comienzo a probar el aparato digital. Puse la polera, la entrada y el jockey en mi cama para tomarle una foto al “equipo para el concierto”. Luego le tomé una foto a toda la colección de discos que tengo de ella. Me sentía tan nervioso en ese momento… era la primera vez en mi vida que iba a ir a un concierto tan importante como ése. Y más encima yendo a ver a Shakira; me dije que iba a vivirlo al máximo, que iba a quedar difónico y si me emocionaba la suficiente como para llorar con las canciones: lo iba a hacer.

Miércoles 22 de noviembre: el gran día. Me levanto como a las 9 de la mañana luego de ponerme de acuerdo con una amiga del fans –que también se llama Cony- y a eso de las 10 nos juntamos en una plaza de Quilpué para irnos en auto hasta Santiago. Llegamos como a las 12 del día, con un calor tremendo que superaba los 30º… y todos íbamos vestidos con la polera negra: no sé cómo no me deshidraté. Llegamos y nos quedamos frente a La Moneda, entramos a dar un mini tour y luego de tomarnos algunas fotos, esperamos hasta las 4 de la tarde en que llegó la camioneta en que Shakira venía hacia el lugar. Se reunió con la Presidenta de la República, en su calidad de Embajadora de la UNICEF, y estuvo charlando un rato con ella hasta que apareció por uno de los balcones: fue la primera vez que la vi en persona. Luego salió y pensamos que se iba a ir de inmediato, pero se subió un poco sobre la camioneta para poder saludarnos a todos.

Luego de eso, partimos hacia el Estadio Nacional para acomodarnos en nuestros puestos. Vendí la entrada que tenía de un principio y luego ingresé: definitivamente, eso es una de las experiencias como “freak” de la vida, ver un estadio lleno de gente hasta la cima, y uno caminando por la planta baja en dirección a la primera fila… sí, a la primera fila, al lado del escenario. Llamé a mis amigos para decirles en donde estaba, nunca los vi yo a ellos, pero luego me dijeron que me habían visto –yo estaba moviendo un globo de Movistar que nos habían regalado, al final nunca supe en dónde quedó-. Y ahí haciendo la hora, hasta ver que el cielo se oscurecía y daban las 21.30: hora en que comenzaba el concierto. Nadie es puntual… 10 minutos más tarde se escucha una música de fondo y la voz de Shakira. Pero lejos, lo más impresionante, fue el momento en que se apagaron las luces y se ve su silueta tras una cortina. Desde entonces, no paré de gritar en toda la hora y media que duró el concierto. Ya no recuerdo el orden de las canciones, pero me las grité todas: la frase típica de cada final de canción fue “Shakira, te amo”. Ahora me río, pero en el momento es algo tan impresionante que se te van todos los miedos. Llegó un momento en el que tuve que dejar de gritar porque casi me ahogué. Tomé muchas fotos, pero después me dediqué a vivir el concierto y a saltar como loco: estar en primera fila no es algo que pueda ser recurrente.

Finalizando el concierto, ya no tenía nada de voz. Llegué a mi casa como a las 3.30 de la mañana y me puse a intentar estudiar para el día siguiente porque tenía una prueba. Me acosté como a las 4.00 y luego me levanté a las 5.40. Y fui a clases… con una cara terrible y sin voz.

Se cumple 1 año de tan hermosos momentos, conocí a mucha gente genial… una experiencia que nunca olvidaré y que espero poder repetir algún día.



Saludos!!
kinkan ®

2 comentarios:

Anónimo dijo...

aburrete po oe
ni q fuera un matrimonio
xaw

Anónimo dijo...

algo mas variado digo yo
azi por zer