sábado, 8 de septiembre de 2007

Amelie: ¿Te quieres casar conmigo?

Cony me decía hace un tiempo atrás de que las películas son un estricto reflejo de la realidad, pese a que me cueste creerlo en ciertos momentos. Siempre he dicho que las historias de amor que muestran son demasiado irreales, en que todo se ve tan perfecto, una mujer bella se enamora de un hombre apuesto y todo parece ser tan perfecto que te crea una ilusión y, a veces, una lágrima. Muchas veces, y todavía, me cuesta creer que sea tan real, tal vez será porque me falta vivir una experiencia así… ¿existirán?

Y hoy estaba viendo una película que más de alguna persona me había recomendado, principalmente Sebastián, un gran amigo de toda la vida, que me decía que me estaba perdiendo de una gran historia. Después de mucho tiempo, me puse a ver Amelie y me identifiqué rápidamente con su contenido, y, especialmente, con la historia de la protagonista. Una mujer de una belleza muy simple, pero encantadora. La historia de una mujer que siempre quiere arreglarle la vida a los demás. Y, en el momento en que encuentra al hombre de su vida y tiene que preocuparse de hacer su propia vida hermosa, le cuesta un poco, pero crea un juego muy especial y entretenido para acercarse de a poco a él. No quiero contar el final, para que se deleiten escuchando los diálogos franceses. Por otro lado, la música es muy agradable, lo que hace que la película, en su conjunto, sea muy buena.

Ahora, ¿por qué me gustó tanto? Como ya decía, me sentí demasiado identificado con Amelie. Primero, porque más de alguna vez he intentado alegrarme de las cosas simples y encontrarle el sentido, de tener en cuenta pequeños detalles que pocos podrían observar y, sobre todo, por la esperanza de que haciendo buenas cosas te llegará el día en que el sol sonreirá para ti y se encargará de dejarte un bolso en la mitad del camino y luego hacerte encontrar el número de quién lo busca para reunirte con una persona que ya buscabas desde hace mucho tiempo. Y como he estado en el constante divagar de aquella persona que quiero que me haga compañía y me seque las lágrimas, con quien compartir mis penas y alegrías, una escena en particular me gustó demasiado. Ocurre que ella es una persona distinta al resto y cuando era niño buscó a alguien con quien compartir su tiempo. Y, lo que ella no sabía, era que a sólo 9 kilómetros de distancia de su ventana, estaba un niño que también buscaba a alguien. Pequeñas coincidencias que la vida se encarga de hacer más frecuentes hasta dar con el objetivo.

Confieso que esta película me ha alegrado, me subió el ánimo en el momento preciso. De algún modo me creó una esperanza de que las cosas llegan en algún momento, aunque haya que esperarlas. Que es bueno correr algunos riesgos, porque el premio es lo suficientemente bueno como para recompensarte toda la ansiedad. Y descubrí perseverancia, me enamoré de aquella mujer que tal vez es sólo una fantasía, tal vez soy yo el hombre que busca compañía a 9 kilómetros de otra ventana en que un espejo brilla con la luz del sol para llamar la atención. Me casaría con Amelie, sí. Es por eso que hoy me quedo con una frase: “Amelie: ¿te quieres casar conmigo?”.

En definitiva, muchas cosas de la fantasía son más reales de lo que parecen. Muchas cosas reales pueden parecer una película, y de hecho, lo son… tal vez esté escrito el final, pero no se puede adelantar la cinta.
Saludos!
kinkan ®

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola wn... mil qe no pasaba por tu blog
puxia... mmm.. que decirte, aparte de que la pelicula es excelente...
ella es como tan censilla, pero al mismo tiempo es tan compleja... mmm... no se, por lo menos io lo veo así... me gusta eso de que trate de solucionarle la vida a los demas, i que no lo aia dejado de hacer despues de que encontro a la persona indicada... no se que mas decir... mmm...

kuidate muxio...
tengo q studiar!!! jajaja

aioz

benja!