martes, 19 de agosto de 2014

Distorsión

Correr en círculos moviendo los brazos, pensando en cualquier estupidez posible, dejando la mente fluir. Correr en círculos, escuchando canciones en francés, dejarte llevar por el sonido, por esa voz particular, por esa nostalgia. Has hablado tantos idiomas en un solo espacio, has fotografiado tantos momentos del futuro y del pasado en busca de un presente, esa línea inexistente que separa la realidad de la fantasía. Echar a correr otra vez, formando un cuadrado, queriendo alterar las dimensiones para convertirlo en una esfera. ¿Puedes correr formando una esfera? ¿Puedes correr formando un cubo? Respirar y huir del mundo, convertirse en una sombra, resbalar sobre la escarcha. Volver.

Volver a ser ese niño de diez años que descubre la nieve por primera vez. Volver a escalar esa enredadera congelada, volver a caer sobre la nieve, volver a golpearse la cara con el pavimento congelado. Volver a creer que todos tus recuerdos se confunden con tus historias, volver a engañar a tu cerebro. Volver a ver esos recuerdos como fragmentos descontinuados, inconexos. Confudirse es normal, los olores, los colores, la luz, la gente, la temperatura sobre la piel... volver. 

Acabar, sin motivo aparente, tirado sobre el pasto mirando las estrellas, a varios miles de kilómetros de distancia, 11 años después.

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