domingo, 15 de noviembre de 2009

Pensamientos románticos

A veces me embargan pensamientos suicidas, con un dejo de resonancias electromagnéticas, en cuyas radiografías se impregna una cirrosis romántica, de esas que te carcomen festina lente el páncreas, el hígado y todos los órganos vitales del interior de tu cuerpo. Sí, una muerte lenta, sufrida y a veces muy deliciosa; con ese sabor a un mundo que no existe, una irrealidad a la cual sólo se accede a través del sueño, sólo a través de la propia muerte corporal-física, liberando eso que existe en el interior que algunos han denominado alma. Alma que, funcionando como anagrama, podría traducirse como mala. O bien, como ama. Ama de mi cuerpo, que lo obliga a hacer cosas, aunque el cuerpo no lo cuestione, pues no sabe si acaso existe una razón: los cinco sentidos sólo son un engaño y la realidad concreta –de esa que nos jactamos de que es tan objetiva, científica y certera- no es más que un invento, una subjetividad de esencia que no hace más que destruirse a sí misma como la modernidad que se ha caído a pedazos… y lentamente deja de existir. Por tanto, no me vengan a hablar de verdades absolutas ni de tiempos, ni de que hay que esperar porque todo llega cuando tiene que llegar. ¡Una vez más, grito y reclamo al cielo por esa estúpida frase que encierra un sinsabor de mediocridades! El opio del pueblo, el silencio de quien no puede tener lo que quiere, de que se esmera creyendo que los sueños van a caer del cielo. Pero tampoco sé cómo debo hacerlo, si acaso salir, corriendo, a buscar eso que anhelo.

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Me embriaga la pena que a veces se traduce en un sentimiento tan apasionado que me recuerda que existo, encerrado en este cuerpo físico que poco me representa, del que tantas veces he querido huir sino se puede cambiar. ¿Acaso la genética, la biológica y todas las ciencias que se jactan de ser exactas –encerradas en pilares tan endebles como la arena- han consultado a alguna célula inicial respecto de las verdades, respecto del propio ser humano? ¿Acaso los protones, electrones, neutrones y tontones no han hecho otra cosa que configurarse de una manera tan irreal, contagiando al mundo de sus propias falsedades? Y luego me dicen, con bombos y platillos, que somos lo que demostramos, como nos vemos. No soy lo que demuestro, no soy cómo me veo. Soy distinto, aunque poco pueda hacer al respecto. Y reclamo al cielo, aunque no obtenga respuestas, porque sé que se repite nuevamente lo mismo, algo que existió en el pasado y quedó plasmado en un grito que pensaba que olvidaría, pero que el tiempo me lo presentaría una vez más: algo así como un patrón a seguir. Y vuelvo a hacerlo, tan estúpida como incoherentemente, tan alegre como sin sentido, tan sonriente como dolido. ¿Por qué?

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¿Por qué vuelvo a hacer lo mismo? Siempre lo mismo, con un dejo de condescendencia falsa y fútil, en el silencio secreto que no existe, con un deseo de bondad humanitaria que no me colma, que no me satisface. Quisiera ser como ese personaje que se esmera en ver feliz a la humanidad, contagiando su alma de esa felicidad que no le corresponde. Quisiera sonreír, pero me cuesta. Claro, puedo hacerlo, pero cuánto puede durar si nunca puede ser algo eterno, algo mío propio. Sonrío o lloro por una historia de la cual no formo parte y que, con mucha suerte, tal vez puedo contribuir a formar con unas cuantas líneas. Vivo en un mundo inventado, a veces por mí mismo, como evasión de esas paredes pintadas de colores, pintadas de sueños que se hacen tan lejanos… que grito y que nadie escucha. Pues esos gritos se han quedado pegados varias veces, aunque hayan pasado los años y vuelva a repetirse lo mismo.

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¿Cómo romper el ciclo? Si las acciones que se pueden potencialmente hacer van en contra de mi postura, en contra de una sonrisa efectiva, ¿actuar sólo por egoísmo? Vuelve lo que creía que ya se había ido. Hasta cuando será ese silencio que no entiendo, hasta cuando esas ilusiones que se desarman. Pensamientos de romántico inconformista, de silencio, de sangre y oscuridad, de vestimentas oscuras de sueños enrarecidos, pensamientos a veces suicidas como forma de acceder a esa realidad suprema que en este mundo –y en esta vida- no existen. Y nadie me puede dar una respuesta… sólo esperar con esa mediocridad del dicho, con esa mediocridad del que quiere que todo lo que caiga del cielo sin trabajar un segundo por ello.

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Pero a veces también quisiese saberme parte de alguna historia, vivir una mía propia sin tener que soñar con eso que no existe. Hay un patrón de conducta que se repite que, aunque ahora lo conozco, parece que no puedo evitar. Pasan y pasan los años y yo sin respuestas… nada queda claro.

2 comentarios:

Jaime Antonio dijo...

a mi tb me pasa sr kinkan
pero paciencia

lo que escribiste me recordó a gloomy sunday!
es un buen tema, hasta hay una pelicula basado en el tema :o

se llama la "caja kovak"

si la puedes bajar, hazlo!

Mxk dijo...

todas las situaciones son historias, de frustracion, de exito, de fracaso y de esperanza.
todas las situaciones te dan algo, pero ese algo no llega de inmediato sino q con el tiempo.

todo es parte de un proceso de aprendizaje continuo.

de ninguna manera vibras con cosas inventadas o creadas, sino q son un reflejo de como actuarias en diversas situaciones a traves de las experiencias q te han ocurrido.

cada situacion "inventada" lleva una parte de ti, alguna proyeccion o algo, por lo tanto no son tan ajenas a tu ser como crees.

un dia te ilusionas, al otro te sientes el peor hombre del mundo, y al siguiente olvidas, la cuestion es asi.

xau