martes, 17 de junio de 2014

¿Qué pasó?

Puedo decir que esta semana empecé desmotivado, pese a que ya estamos a martes y el tiempo se me está pasando considerablemente rápido. Realmente, preferiría que el tiempo fuese un poco más lento y no estar viviendo en función del próximo fin de semana o de las vacaciones, sino más bien en un estado de tranquilidad permanente. Esta situación anhelada, claramente, no existe en estos momentos y si en algo se acerca, esta ilusión dura poco. Es claro: no quiero estar aquí. Me da miedo a veces pensar que puedo pasar toda la vida pensando lo mismo sin saber cómo huir, pero es claro que no hay caso. No me gusta, no sirvo, no quiero. No tengo la suficiente paciencia para responder veinte veces la misma pregunta estúpida, no tengo la fortaleza para aguantar hacer el ridículo, no tengo el tiempo para perderlo en "plantar una supuesta semilla" que no sé si quiero esperar a que dé fruto. ¿Será un problema de impaciencia, de querer ver todo ahora ya? ¿Será un problema de valoración? Será un problema de que realmente mi horizonte es otro y que el medio me hace sentir alejado. 

Se debe a que cada vez con más claridad la necesidad de huir, lo más rápido posible y cuánto más lejos, mejor. El tema es que no sé cómo, qué hacer. Asumo que me estoy acostumbrando a la mediocridad de un estado que parece bastante -valga la redundancia- estable, sin grandes riesgos y con un imaginario colectivo relacionado a una serie de falsos beneficios. Beneficios que no superan los daños, claro está. ¿Para qué nacemos con dones si estos no sirven en este mundo? Si no son valorados como corresponde. ¿Para qué soñé con ser alguien que no estoy siendo? Siento que es el momento en que más quiero desaparecer, alienarme... convertir esa frustración en un mundo nuevo. ¿Qué pasó en el camino, qué fue lo que hicimos mal? Todo perfecto, "buenos" contactos, buena carrera, proyecciones miles... ¿y todo eso para qué? ¡Para nada! Para acabar encerrado entre cuatro paredes, muchas veces mal pintadas, luchando porque alguien meta en su cabeza algo que ni siquiera sé si es funcional. Que lamentable es ver cómo he perdido la fe en tan poco tiempo. No sé si pueda recuperarla, no sé si quiero. ¿Por qué algunos sí, por qué yo no?

Vuelvo a sentir la confusión adolescente que me motiva a escapar y perderme. Si la vida es difícil será por algo: algo que aprender, algo que descubrir. Cuando lo acabe de descubrir... ¿podré dar el paso hacia un estado mejor?

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