viernes, 21 de marzo de 2014

Nostalgia de Valparaíso

Siento nostalgia de Valparaíso. Durante 14 años soñé con ese momento en que podría despertar cada día con la inquietud de esta ciudad que cuidó de mi infancia y una vez que hubo llegado el momento, la vida me señaló que nos tenía otros rumbos. 

Fueron diez meses geniales en que disfrutamos de las voces que no duermen, de los locos, del ruido que nunca se sabía de dónde era, de la vibración de los barcos, de la gente con la cual chocaba al transitar por la estrecha calle Condell que tantas mañanas me encontró con sueños y con ganas de haber seguido durmiendo. Recuerdo la casa antigua y las interminables escaleras, las ventanas manchadas por la humedad y las puertas  que nunca cerrábamos completamente por temor a quedarnos encerrados. El vapor que empañaba las ventanas al momento de cocinar y las luces inciertas que aparecían y se escondían tras los cerros encendidos. Fuimos el refugio en medio del caos, algo así como una burbuja.

Hoy es inevitable volver a caminar por mi ciudad natal y sentir ese vacío de ver que esas calles que siempre han sido tuyas te observan con ausencia. Veo la ausencia en esas calles que recorrimos tantas veces, esa ausencia que se esconde en la mirada de indiferencia que no es otra cosa que una sensación de tristeza, de volver a encontrarnos como si estuviésemos en vidas diferentes. ¿Cómo fue que un año voló? ¿Cómo fue que ese futuro que soñábamos, cambió? 

Cruzar por Pudeto y pensar en todas las veces que paseábamos por ese lugar. ¿Qué es lo que queda y que es lo que ya no? No entiendo por qué es como si la historia hubiese continuado, pero cambiamos los personajes. No puedo olvidar esas veces en que me despertaba de madrugada y me acercaba a mirar por la ventana: Bellavista inquieto, iluminado como siempre, sin dormir. Era cierto, no era un sueño. Hoy, Valparaíso, todo es diferente. Es como si formaras parte de una realidad que desapareció, como si todo lo vivido fuese parte de una más de tantas ficciones que hemos creado, bastante verosímil por lo demás. Volví a ser ese turista incógnito que se sube al trole y observa la ciudad, las caras conocidas en algunas plazas. Ves la historia que pasa, pero ya sin ti.


Fotografía: Estación Bellavista, Valparaíso

1 comentario:

E dijo...

Me dio mucha nostalgia leerlo...
Debo aclarar que fueron nueve meses.
Y ya pronto a cumplirse un año, comenzamos a contar de nuevo jejeje

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos... la ciudad cambió y nuestro amor también, hemos crecido con los cambios. Pero lo más importante de todo es que lo primero que hacemos al despertar sigue siendo lo mismo, un beso de buenos días y una sonrisa que nos saca del mundo.