Olvidaré, escribiré, seguiré. Como si nada no, porque no es mi estilo. Como si nada no, porque así no me defino, porque en el fondo de mi mismo sé que nada dejaré para el olvido. Sé que hay cosas que suceden, cosas que se van, cosas que se escapan: nostros decidimos lo que se va o lo que sigue. Olvidaré, escribiré, seguiré, porque la vida sigue adelante y no me detendré. Seguiré siendo auténtico, seguiré estando intacto: mi esencia propia no se contextualiza.
Lloraré, quizás y no me da vergüenza decirlo. Me lamentaré muchas veces, no por lo pasado, sino por lo que pensé que sucedería: la única razón de la desilusión es la confianza, pero tampoco me arrepiento. No me creo una buena persona, no me creo excelente, no me creo un Dios: solo soy un ser común y corriente buscando un camino, buscando su mejor situación. A veces pierdo la calma, a veces recupero la fe, aunque en realidad, no lo sé.
No sé por qué lo escribo, no sé por qué lo pensé. Sí me importa, lo repito, aunque ya sea parte del silencio. Olvidaré, escribiré, seguiré. Seguiré escribiendo, pero no olvidaré.
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